La diversidad sexual en los humanos depende principalmente de eventos biológicos en la fase embrionaria

La mayoría de los seres humanos son heterosexuales, es decir son atraídos sexualmente hacia miembros del sexo opuesto. Sin embargo, una minoría (3-10 %) posee orientaciones sexuales distintas que a través del tiempo han sido agrupadas en varias denominaciones. La escala de Kinsey de 1948 planteó ocho categorías que iban de heterosexual hasta asexual. En los 70s se empezó a hablar de gays y lesbianas, y en los 90s el término LGBT incluía a lesbianas, gays, bisexuales y transexuales. En la actualidad se trata de imponer la sigla LGBTI que incluye a los intersexuales que nacen con características biológicas de ambos géneros, antes denominados erróneamente como hermafroditas. La historia no finaliza allí y grupos de bisexuales, pansexuales (orientación sexual independiente del género), intersexuales y otros, siguen luchando por la búsqueda de denominaciones que mejor los represente.

Las teorías sobre las causas de la orientación sexual son varias y van desde el psicoanálisis freudaniano hasta el constructivismo social con tendencias a establecer que la orientación sexual de los humanos es el resultado de experiencias sociales durante la infancia. Estas teorías ignoran el grueso de evidencias científicas en animales, incluyendo los humanos, que demuestran cómo el ambiente hormonal prenatal ejerce profundos e irreversibles cambios en las características morfológicas, fisiológicas y conductuales del individuo, así como la aparición de ciertas enfermedades.

Varios grupos de investigadores han analizado el papel de las hormonas esteroides (testosterona, estradiol, progesterona) en la orientación sexual de los humanos. Los resultados demuestran que la orientación sexual no es afectada por los esteroides en edad adulta. Por ejemplo, la eliminación de los genitales o el tratamiento con andrógenos o estrógenos no influyen sobre la orientación sexual. De la misma forma, se ha demostrado que individuos gays o lesbianas tienen concentraciones normales de estas hormonas en sangre.

La teoría hormonal de la diversidad sexual en humanos propuesta por el investigador belga Jacques Balthazart señala que la orientación sexual, como otras características conductuales, se desarrollan durante la fase embrionaria del feto. La exposición a altas concentraciones de testosteronas durante el período embrionario lleva al desarrollo de la orientación sexual masculina (atracción a mujeres) mientras que a bajas concentraciones de esteroides, principalmente de testosterona, se induce a la orientación femenina (atracción a hombres). Las concentraciones de testosterona son críticas. Así, individuos masculinos en el extremo bajo de la concentración de testosterona adquieren una orientación femenina (pudiendo ser gays), mientras que las femeninas en el extremo alto de la concentración de testosterona obtienen una atracción a su mismo sexo (pudiendo ser lesbianas).

En 2016, Balthazart amplía su teoría estableciendo que los estudios clínicos, epidemiológicos y de biología comparativa proveen evidencias que sugieren, que los mecanismos endocrinos, genéticos y epigenéticos que actúan durante la vida prenatal o perinatal controlan la orientación sexual humana.

Varios investigadores dudan de esta teoría hormonal, argumentando que si la misma es verdad los hombres homosexuales tendrían gónadas feminizadas y las lesbianas tendrían genitales masculinizados como se observan en niñas con hiperplasia adrenal congénita.

Todo parece señalar que el ambiente hormonal prenatal juega un papel fundamental en la orientación sexual de los humanos, pero un grupo importante de conductas sexuales permanecen por ser dilucidas. No se pueden obviar, factores genéticos que afectan la conducta en forma directa o al cambiar la secreción o función hormonal durante el período embrionario. De la misma forma, se desconoce como estos factores biológicos prenatales interactúan con factores sociales postnatales.

La propuesta biológica de Balthazart es clara, precisa y ha generado discusiones que se traducen en más investigación sobre tan importante tópico. Seguro que en los humanos la diversidad sexual no necesariamente está gobernada totalmente por eventos que ocurren en la etapa embrionaria. La genética y la epigenética aportarán nuevos conocimientos, que justificarán nuestra presencia en la diversidad del planeta Tierra.

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Felix J. Tapia

Nota sobre el autor: Felix J. Tapia se define como biólogo, inmunólogo, parasitólogo, rockero, farandulero, ucevista y venezolano. Biólogo de Concordia University, Montreal, Canadá e inmunólogo de la Universidad de Londres, Reino Unido. Profesor Asociado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Jefe del Laboratorio de Biología Molecular, Instituto de Biomedicina, UCV. Ha publicado más de 100 artículos en revistas científicas y capítulos en libros. Premio Fundación Empresas Polar “Lorenzo Mendoza Fleury” 2005. Fue miembro de comités editoriales de las revistas Histology and Histopathology, Acta Microscopica, Dermatología Venezolana, Vitae, Immunobiology; y actualmente de Our Dermatology, Journal of Microbiology & Experimentation e International Journal of Clinical Dermatology & Research. Activo en el ciberespacio con publicaciones en Blog Felix J. Tapia, Piel Latinoamericana, Código Venezuela, RunRunes, DermPathPro y Medium.

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