En memoria de Umberto Eco

Recopilación publicada en
La raíz invertida, www.laraizinvertida.com

eco

1. ¿Qué es la filosofía? Lo siento por mi conservadurismo trivial, pero no puedo encontrar una mejor respuesta que la definición que da Aristóteles de la Metafísica: una respuesta a un acto de asombro.

2. La retórica es el arte de decir bien lo que uno no está seguro de que sea verdad, y los poetas tienen el deber de inventar hermosas mentiras.

3. Nada hay que ocupe y ate más el corazón que el amor. Por eso, cuando no dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más honda de las ruinas.

4. Sabiduría no es destruir ídolos, sino no crearlos nunca.

5. El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu, la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda.

6. El libro es una criatura frágil. Sufre el paso del tiempo, el acoso de los roedores y las manos torpes, así que el bibliotecario protege los libros no sólo contra el género humano sino también contra la naturaleza, dedicando su vida a esta guerra contra las fuerzas del olvido.

7. Los libros son esa clase de instrumentos que, una vez inventados, no pudieron ser mejorados, simplemente porque son buenos. Como el martillo, el cuchillo, la cuchara o la tijera.

8. Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración.

9. He llegado a creer que el mundo es un enigma, pero un inocente enigma hecho terrible por nuestro loco intento de interpretar todo como si existiese una verdad subyacente.

10. Leer manuscritos que jamás serán publicados puede llegar a ser un oficio.

11. Traducir significa quedarse en casa, con frío o con calor, y trabajar en zapatillas, aprendiendo de nuevo a escribir.

12. Huye, Adso, de los profetas y de los que están dispuestos a morir por la verdad, porque suelen provocar también la muerte de muchos otros, a menudo antes que la propia, y a veces en lugar de la propia.

UMBERTO ECO (Italia, 1932 – 2016). Escritor y filósofo. Autor de las importantes novelas El nombre de la rosa(1980); El péndulo de Foucault (1988); El Cementerio de Praga (2010), entre otras. Autor de innumerables ensayos sobre semiótica, estética, literatura y filosofía.

Fuente:
La raíz invertida | Noticias
Artículo: http://goo.gl/cZpjVr

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Un comentario

  1. Guillermo Planas Girón

    Sobre este tema, le decía a mi hermana que reside en Río de Janeiro, lo que seguidamente transcribo, salvo los contenidos familiares y anecdóticos, que naturalmente obvié:

    Hola Lula: Qué casualidad, por una parte me estaba enterando del deceso del famoso semiólogo y enciclopedista, crítico de arte y muchas cosas más -Umberto Eco-, y por otra recibo casi simultáneamente tu correo sobre el mismo tema. «El nombre de la Rosa», una de sus novelas de mayor difusión (1980), la he considerado siempre una novela monumental, muy densa, que solo pudo ser elaborada por un pensador de la amplísima cultura y de los quilates intelectuales propios de Eco. Quizás como se desarrolla en un ambiente monacal propio del medioevo, la narrativa se encuentra salpicada de muchas frases y amplios párrafos en latín, que lamentablemente aproveché parcialmente. Todo un betseller. Hay cierta relación inspirativa con una obra previamente escrita de Brown…El código de Da Vinci, sobre el cual se plantearon muchas divergencias.

    Un amigo fraterno quedó de obsequiarme «El Péndulo de Foucault» (1980), pero es obvio que con los avatares de su viaje a Canadá, se olvidó de lo prometido. Tengo el «Cementerio de Praga», de gran contenido histórico que se desarrolla en Europa. En esa obra Eco hace gala de una causticidad impresionante al referirse a diversas razas, credos y religiones. Su excelente recopilación de artículos publicados en la prensa europea, titulado: «A paso de cangrejo», son reflejo de su multifacética cultura. Su más reciente y último relato, Número Zero (2015), debe ser también muy interesante sobre el mundo periodístico.. Pienso adquirirlo pronto.

    No sabía que sufría de un cáncer desde hacía algún tiempo. Lamento su muerte porque siempre lo he considerado, un intelectual excepcional, un brillante enciclopedista, dotado de una amplia cultura, que mutatis mutandi, -en nuestro medio-, era del tipo de Arturo Uslar Pietri, no rehuía ningún tema fuese político, filosófico, de arte, sociológico, y lo analizaba con preclara inteligencia. Eco exhibe una personalidad un tanto incisiva y mordaz, según el tema a tratar. En sus escritos no se salvan italianos, franceses, alemanes, judíos, jesuitas, masones ni clásicos célebres como Beethoven, Bach, Wagner y Chopin. Hay que ser muy cauteloso con la lectura de su obras, para protegerse de sus opiniones, en ocasiones un tanto extremistas y polémicas. Estoy seguro que leyó al menos el 95% de sus 38.000 volúmenes que conformaba su colosal biblioteca de Milán.

    Un saludo cordial,
    Guillermo Planas G
    CCs. Venezuela, 2016

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