Qué secretos revelan nuestros microbios

La Nación Domingo 19 de agosto de 2007

Nuevos métodos de análisis genético permiten estudiar la evolución del hombre a partir del estudio de sus microorganismos

LONDRES.- El ser humano promedio es más microbio que mamífero, un verdadero superorganismo que comprende 10 veces más células microbianas que humanas. Se piensa que el número total de genes microbianos en nuestro cuerpo excede el de genes humanos en una proporción de 1000 a 1. Con tantos parásitos uno puede afrontar el desparramar unos cuantos, pero estaría en problemas si no tuviera ninguno. De hecho, uno no sería humano, una paradoja que los científicos tratan de dilucidar.

 El único momento en que estamos libres de ellos es durante los 9 meses que pasamos dentro del vientre materno. Luego, somos lanzados al mundo de los gérmenes.

Pero una vez que los más fuertes han reclamado su lugar, las condiciones favorables que propician abren la puerta a sucesivas oleadas de migrantes, provenientes de otras personas, de los animales, de la casa; en realidad, de todo lo que el bebe toca y no es estéril.

Dentro de los primeros años de vida, los niños adquieren una colonia microbiana estable en todas las partes del cuerpo, excepto en el cerebro, los riñones, la sangre y los pulmones. Luego, microbios y anfitrión coexisten por el resto de sus vidas.

Sin embargo, nuestras colonias estables no son meros pasajeros. Dependemos de ellas para sobrevivir. Los microbios normales -que incluyen virus, hongos, protozoos y bacterias- nos brindan un escudo contra gérmenes más desagradables, que están en el ambiente. Y, más aún, sin nuestros microbios normales no podríamos realizar muchas funciones corporales.

Sin embargo, si se perturba la armonía natural, nuestros microbios aparentemente benignos pueden enfermarnos. Por eso los científicos quieren saber exactamente qué hay allí y cómo nuestros huéspedes microbianos interactúan entre ellos y con nosotros.

Hasta hace poco, nuestro conocimiento era limitado, en parte porque sólo era posible identificar los microbios que podían ser cultivados en laboratorio, un mero 1 o 2 por ciento del total.

Sin embargo, en años recientes se ha visto una explosión de conocimiento acerca de los habitantes microbianos de algunas partes de nuestro cuerpo, posible gracias a las nuevas herramientas de la biología molecular. Los microbiólogos pueden analizar hoy los genomas de comunidades microbianas enteras al cortar sus ADN en pequeñas partículas y realizar secuencias de esos fragmentos, para luego conectar las piezas como si reordenaran un rompecabezas.

Hoy, esta área, conocida como metagenómica, está lista para despegar. Los Institutos Nacionales de Salud, de los Estados Unidos, aprobaron un plan de cinco años para investigar el microbioma humano, que es el contenido total microbiano del cuerpo humano.

Estos microbios han evolucionado dentro de nosotros a través de milenios. En los bordes, sin embargo, hay un flujo que cambia constantemente en respuesta a las condiciones ambientales. Como resultado de ello, los científicos están arribando a la idea de que hay una continuidad entre nuestros microbios internos y los que habitan en el mundo exterior.

Con este cambio de visión se llega a la conclusión de que podría ser posible manipular el microbioma humano para mejorar nuestra salud. El yogur probiótico que contiene bacterias vivas es sólo el comienzo; hay proyectos que incluyen a las bacterias que producen caries y microbios que ayudan a perder peso.

Otra idea es que la huella microbiana de cada persona provee un registro histórico que puede ser utilizado para señalar el origen de nuestros antiguos ancestros. Y cómo la composición total del microbioma humano rastrea nuestra evolución conjunta con sus microbios refleja también los cambios que hemos tenido en nuestra manera de vivir.

Desde el comienzo del siglo XX, y más notablemente desde la introducción de los antibióticos, nuestro microbioma ha estado cambiando más rápido que nunca. Si esto finalmente es bueno o malo para la salud humana, lo dirá sólo una mejor comprensión del microbioma humano.

El zoológico cutáneo

Uno de los objetos de estudio es la piel, que comprende seis o siete hábitats diferentes, desde los espacios húmedos entre los dedos del pie hasta la parte externa de la oreja. "No hay que asombrarse de que sea un verdadero zoológico", asegura Martin Blaser, de la Universidad de Nueva York. En febrero, Blaser publicó el informe más completo sobre la piel que jamás se haya realizado.

Aun así, sólo observó una pequeña superficie del antebrazo, donde encontró 240 especies en seis voluntarios sanos mediante una técnica que identifica diferentes microbios sobre la base de comparaciones genéticas. Al incrementar su muestra a 12 personas, Blaser contabilizó 360 especies.

También descubrieron que no hay dos individuos con el mismo componente microbiano y que éste hasta cambia con el paso del tiempo en cada persona, pero todos comparten un núcleo o andamio bacteriano. Dado que la piel es el límite entre uno y el mundo exterior, es poco sorprendente que su comunidad microbiana sea tan variable. El equilibrio es extremadamente sensible a fluctuaciones ambientales y cambia cada vez que uno toma una ducha o hasta cuando se usa una nueva marca de jabón.

A pesar de que una gran variedad de microbios puede vivir en la piel sin causar ningún daño, no siempre son benignos. Estas bacterias pueden producir infecciones si penetran en la sangre, dice Mike Wilson, microbiólogo del University College de Londres.

Pero ninguno es tan frecuente como el Propionibacterium acnes, una bacteria anaeróbica que se alberga en las glándulas y poros pobres en oxígeno y que causa el acné. Este microbio también ofrece una saludable lección a cualquiera que desee manipular la colonia microbiana de la piel.
Durante más de tres décadas, el acné ha sido tratado con antibióticos. En 2002, investigadores de la Universidad de Leeds encontraron que en la década pasada hubo casi el doble de pacientes cuyas cepas eran resistentes a los antibióticos usados para tratarlo. Peor aún, dice Wilson, otros microbios cutáneos están adquiriendo resistencia.

"Estudios recientes han demostrado que las gargantas de los individuos con acné tratados con tetraciclinas se colonizaron con bacterias resistentes que son responsables de enfermedades que pueden ser mortales."

Por Laura Spinney
De New Scientist

Traducción: María Elena Rey La Nación

Acerca de Felix J. Tapia

Profesor investigador de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Jefe del Laboratorio de Biología Molecular, Instituto de Biomedicina, UCV. Ha publicado más de 100 artículos en revistas científicas y capítulos en libros. Premio Fundación Empresas Polar “Lorenzo Mendoza Fleury” 2005. Miembro de varios comités editoriales de revistas. Activo en el ciberespacio con publicaciones en Blog Felix J. Tapia, Piel Latinoamericana, Mirador Salud, Código Venezuela, RunRunes y DermPathPro.

2 comentarios

  1. EStimado Dr Tapia, gracias por hacernos llegar tan interesante artículo. Alguna vez leí en un libro de Savater, que el primer golpe a nuestra vanidad noslo había dado Darwin aseverando que descendíamos del mono (cosa que al ver la tv en cadenas perpetuas, estoy por creer).luego vino Freud, y nos dijo que nuestra sexualidad no era nuestra, sino que estaba determinada por nuestros traumas. Ahora vienen y nos dice este eminente científico que somos conglomerados de microbios que caminamos. Bueno!!!!! muy bien siempre y cuando esto nos sirva para tener conciencia de lo que podemos o no permitirnos.
    Gracias Felix, porque tienes tantas cosas que tu curiosidad incansable puede hacernos llegar.
    Dra. Raquel M Ramos M

  2. Interesntísima publicación la del Dr Tapia.
    Imagino que todos conocen los resultados de encuestas hechas sobre las creencias en diferentes culturas, con relación a evolucionismo y creacionismo… son más los que le jalan al creacionismo, que quienes creemos en el evolucionismo…. para mi, tengo que el mejor ejemplo de evolución, son las mutaciones de los virus y de parásitos como el plasmodium, porque son evidentes dia a dia… hasta hoy por el descubrimiento científico de «sopas de fósiles microbianos», es por lo que se calcula que la vida apareció hace unos 3.500 millones de años.

    Un saludo,
    Jairo Mesa Cock

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