Tomado de www.bitacoramedica.com
El nuevo paradigma de la relación entre médico y paciente supone un cambio radical de una vinculación hasta hace poco tiempo francamente paternalista a otra de tipo fraternal, o mejor aun contractual, en la cual el paciente toma decisiones en relación con su propia salud y cuando enferma, con el asesoramiento del facultativo. Ello presupone un paciente informado y ese cambio está ocurriendo en forma gradual pero mantenida en los países del mundo desarrollado. Internet ha sido y seguirá siendo el instrumento idóneo para tal transformación. El paciente se informa, indaga y se familiariza con su presunta enfermedad y con los últimos conocimientos al respecto a través de Internet y así se convierte en socio “activo”, “participativo” y “decisorio” en el binomio médico/paciente.
Si buscamos en Google el número de páginas con la palabra “salud” encontramos que asciende a 119 millones de entradas. Si utilizamos la traducción al inglés, el vocablo “health” aumenta hasta 1.070 millones de páginas Web (para el 22/08/09). Hoy en día no existe proceso patológico alguno sobre el cuál no podamos obtener valiosa información si sabemos consultar las páginas de la Web. Ya no se trata de carencia de información, sino de exceso de la misma. A lo que el gran público aspira es a obtener “información con autoridad”, pues en esa jungla que es Internet hay desde luego mucha “basura electrónica”.
La importancia de adelantarnos al morbo, es decir, a la enfermedad establecida, cuando existen medios y maneras de prevenirla, es otro paradigma bien establecido y universalmente aceptado en el campo de las ciencias médicas. Nadie discute que es más conveniente, desde todo punto de vista, incluyendo sufrimientos y costos, dejar el cigarrillo que tratar más tarde un cáncer del pulmón.
Los ahorros económicos que supone la medicina preventiva (muchas veces simples cambios de estilo de vida, o administración contínua de ciertos fármacos), frente a los elevados costos de la medicina curativa actual (con la disponibilidad de tecnologías complejas y gravosas), son hechos bien establecidos y aceptados por la sociedad contemporánea y por los gobiernos de los países, preocupados siempre por la escalada de los altos gastos en el sector de la salud.
Por ello es bastante obvio que uno de los mecanismos para contener ese ascenso anual en el gasto en salud es mantener a la población debidamente informada en materia de prevención, un sector de la medicina que merece la máxima atención y apoyo institucional. La adopción de las técnicas de la información y las comunicaciones (TIC) en los países de América Latina, incluyendo a Venezuela, aún dejan bastante que desear y es evidente que la llamada “brecha digital” no ha dejado de aumentar entre los países desarrollados y aquellos “en vías de desarrollo”.
Sin embargo, la aparición reciente del “fenómeno Twitter”, mediante el cual breves mensajes de menos de 140 caracteres se pueden leer tanto en la computadora como en el teléfono celular, puede aliviar esa situación desventajosa y sin duda puede llegar a tener un profundo y permanente impacto en el campo de la salud, sobre todo de la medicina preventiva, si sabemos aprovechar inteligentemente esta nueva y poderosa herramienta tecnológica.
¿Por qué Twitter tiene ese potencial? Simple y sencillamente por la gran penetración de la telefonía celular en nuestro medio, que en el caso de Venezuela llega a la casi totalidad de la población.
La idea no es original; si buscamos -como es casi obligatorio- en Google la combinación de “health + Twitter” encontramos 266 millones de entradas.
La difusión de cortos mensajes sobre prevención de enfermedades, elaborados por médicos con formación y experiencia utilizando “Twitter” y enviados a los teléfonos móviles, es una forma efectiva y económica de informar a la totalidad de la población y aprovechar al máximo los modernos conocimientos de la medicina científica. Los resúmenes de menos de 140 caracteres de los escritos que mensualmente se publican en el “Boletín de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela” (www.bitacoramedica.com) pueden ser el comienzo para nutrir debidamente este programa que aquí propongo.
Francisco Kerdel-Vegas