Tomado de : Revista del Domingo de NOTITARDE
www.bitacoramedica.com
No puedo olvidar las respuestas de mis profesores, tanto de Harvard University (Massachusetts General Hospital de Boston), como de New York University (Skin & Cancer, University Hospital de la ciudad de Nueva York), al comienzo de la década de los años 50, cuando les preguntaba que debía responder ante la natural curiosidad de los pacientes por conocer la causa de sus enfermedades, tales como la psoriasis, el pénfigo o el acné vulgar, que eran muy sencillas, ya que unos me aconsejaban: “díles que es un microbio “ (en inglés coloquial, “germ”), o bien: “díles que es una alergia”. A lo que añadían, que quedarían perfectamente satisfechos con esa respuesta (lo que en efecto casi siempre ocurría), y que tratara de no complicarme la vida con mayores explicaciones.
!Cuanto ha cambiado el ejercicio de la medicina en esas seis décadas transcurridas!
Y, es que hoy en día, hemos dado un favorable vuelco de 180 grados de una relación médico/paciente “paternalista” a otra de tipo “fraternal”, en la cual el médico es un socio del paciente en el manejo y tratamiento de su enfermedad y las decisiones son tomadas por el paciente, con la información y consejos del médico tratante. Ello significa un paciente debidamente informado, lo que se ha logrado en buena parte gracias a Internet y los numerosos portales y blogs de salud. Se trata de un fenómeno universal e irreversible, que es ya casi una regla en los países desarrollados y avanza ostensiblemente en América Latina.
El problema no es ya el de falta de información, a ojos vista hoy sufrimos de una plétora de información, en esa jungla que es Internet, y lo que verdaderamente necesitamos es información veraz, digerida y sintetizada, en un lenguaje inteligible a toda persona adulta interesada en los problemas de la salud (valga decir, a la casi totalidad de la población, pues son excepciones quienes no tienen tal interés y preocupación por estos asuntos).
Por ello es muy plausible la iniciativa de la Academia Nacional de Medicina, como organismo rector de la ciencia médica venezolana, de haberse atribuido con verdadero ahínco y dedicación ejemplares a difundir por la vía electrónica un BOLETÍN mensual donde los distinguidos Académicos, doctores Juan José Puigbó (Director), Luis Ceballos García y Myriam Marcano Torres (Co-Editores) y José Miguel Avilán Rovira, Antonio Clemente H., José Enrique López, Ítalo Marsiglia, Rafael Muci-Mendoza, Jesús E. González Alfonzo y Felipe Martín Piñate, con la colaboración de los demás Académicos, se dan a la ingente tarea de escoger aquellos artículos de mayor relevancia y significación, publicados en las más acreditadas revistas médicas del mundo, para hacer una síntesis digerida de su contenido y publicarla en dicho BOLETÍN, disponible en la página Web de la Academia Nacional de Medicina (www.anm.org.ve) y en Bitácora Médica (www.bitacoramedica.com).
Este notable esfuerzo por parte de la Academia se inició hace un año (en enero de 2009) y representa una muy responsable toma de conciencia de la honorable y respetada institución para adaptarse a los cambios que exige nuestra moderna sociedad.
Es además un ejemplo de cómo una ya centenaria institución mantiene la sabiduría de sus creadores y responde con dinamismo y entusiasmo a los requerimientos de un mundo siempre cambiante, en el cual el cuido y preservación de la salud ocupa una prioridad manifiesta.