Muchos de los antiguos fumadores lo saben de sobra: han ganado peso poco después de despedirse de los cigarrillos. Par otros eso supone una magnifica excusa para no acabar su adicción a la nicotina. Desgraciadamente, es cierto que la renuncia al consumo de cigarrillos va asociado con una ganancia de peso. Pero no es un destino inevitable.
Como primer motivo para conseguir que los cinturones de grasa vayan en aumento podemos citar nuestro hábitos de vida. Cuando más tiempo se haya fumado, más arraigado tenemos la costumbre de tener algo en la mano y ponerlo en la boca. Algunas personas comen caramelos o mastica cicles para eliminar este vicio. La satisfacción del "deseo oral " es la primera trampa en la que caen los ex fumadores. Los otros factores que favorecen el incremento del peso se basan en los efectos que tiene la nicotina sobre el organismo, pues esta sustancia reduce el nivel de insulina. Si se renuncia al tabaco la insulina sube automáticamente, lo que hace que descienda el nivel de azúcar en sangre. La consecuencia inmediata es el hambre de productos dulces. Además, la nicotina pone en marcha el metabolismo, lo que significa que se queme más energía. Sin nicotina, la energía se convierte en grasa y se acumula en los tejidos.