Título: La Criolla Principal. María Antonia Bolívar, la hermana del Libertador
Autora: Inés Quintero
Género: Ensayo
Editorial: Santillana, 2008
Impresión: Total Print 3000, Caracas
Portada: Myrian Luque
Páginas: 229
Sobre la autora: Inés Quintero Montiel es historiadora (UCV,1981) y Magíster en Historia (UCV, 2002), investigadora del Instituto de Estudios Hispanoamericanos y docente en la Escuela de Historia en la misma Universidad. Otros libros publicados:El Ocaso de una estirpe,1989. Antonio Guzmán Blanco y su época,1994. La conjura de los mantuanos,2002. El ultimo marqués, 2005.
Sobre el libro:
Versa sobre la biografía de la hermana mayor del Libertador, María Antonia Bolívar y Palacios ,nacida en Caracas el 1 de noviembre de 1777; hija de los reputados mantuanos Don Juan Vicente Bolívar y Doña Concepción Palacios y Blanco. Entre sus ancestros habían por lo menos 14 conquistadores de Venezuela. Quedo huérfana de padre a los 8 años y de madre a los 14.Tres meses después del fallecimiento de su madre contrajo matrimonio con su primo tercero Pablo Clemente y Palacios con quien procreó 4 hijos.
En 1814 y ante el asedio a la ciudad por las tropas de Boves, sale obligada por su hermano Simón, primero a Curazao y luego a La Habana, donde vivían con una pensión de 1.000 pesos anuales otorgada por el Rey de España. Después del triunfo patriota y siendo Bolívar el hombre más poderoso de Venezuela y quizás de Latinoamérica, regresa ya viuda a Caracas (1822),movida por el deseo de recuperar los bienes familiares hasta ese momento en manos de su hijo Anacleto, reconocido jugador e irresponsable.
El libro aporta luces sobre lo que significó esa guerra civil llamada guerra de Independencia. Deja ver como esa sangrienta contienda cargada de odio y resentimiento, trastocó las vidas de todos irreversiblemente; deja ver la desolación, la miseria, el abandono , la impotencia de haber visto maridos, hijos, hermanos y amigos sacrificados por las armas de uno y otro bando; los bienes perdidos, desorden, caos y un nuevo orden social que nadie entendía y que entre otras “perlas”, obligaba a las doncellas criollas a contraer nupcias con oficiales del ejército libertador de origen social muy bajo pero convertidos por obra de la guerra en altos dirigentes de la naciente república y con quienes tenían que procrear hijos que los sucederían en su prominente lugar; es el caso de Felicia Bolívar (hija expósita de Josefa Tinoco y Juan Vicente Bolívar , hermano mayor del Libertador, fallecido en un naufragio en 1811) y el mulato convertido en General José Leoncio Silva; matrimonio planificado y ejecutado por su tío . p.105 (La boda de Felicia).
Se revela pues la otra historia del Libertador, más intimista, más cercana, más real, a través de un abundante material epistolar. Los capítulos son sustentados por una bibliografía extensa y comprobable al final de ellos.
La criolla principal fue una mujer de convicciones monárquicas y nunca lo ocultó; testaruda, pragmática y para quien siempre fue un asunto de primera importancia los bienes materiales y familiares; actualmente hubiese sido una empresaria exitosa, sin embargo, su destino fue vivir en el centro de la escena política de una época bien complicada. En una entrevista, la autora resume su visión sobre esta mantuana de la siguiente manera:
«María Antonia fue borrada de la historia de la Independencia. Primero, porque las mujeres no eran importantes para ese relato; luego, la mujer heroína fue la que tomó importancia, como una Policarpa Salavarrieta, pero ella no lo era; al contrario, era monarquista. Y tercero, era inadmisible que una hermana de Bolívar no lo apoyara en su causa», explicó la académica.
Los invito a leer este estupendo libro histórico y a conocer la parte humana de los héroes.
Dra .Amalia Panzarelli Herrera
Caracas,23 de Abril de 2011
Otra perla:
La herencia de Simón Bolívar.
«Mucho se ha dicho que Bolívar murió en condiciones de extrema pobreza, que no tenía ni siquiera una camisa decente con qué cubrirse a la hora de su muerte como resultado de su desprendida entrega a la causa libertadora. La información no es del todo cierta. Si bien es verdad que al morir, su patrimonio no era ni sombra de lo que había sido la inmensa fortuna familiar, no se encontraba en la inopia. Todavía eran suyas las minas de Aroa, representando un patrimonio cercano a las 40.000 libras esterlinas, cantidad que, de no haber muerto, le hubiese reportado una renta suficiente para mantenerse decentemente en cualquier parte de Europa». pág.148
Amalia P.-