Juramento-oración de Maimonides
Moses ben-Maimon, también llamado Maimonide, acrónimo hebreo para Rabbi Moshe ben Maimon¨fue un prominente filósofo y rabino judío, quien renovó la Mishné Torá, pero también fue un eminente médico. Nació en Córdoba en 1135 y murió en Egipto en el 1204.
Se le considera uno de los filósofos judíos más importantes y de mayor número de obras. Su volumen Mishné Torá es de suma importancia y se emplea como codificación del Talmud y se le reconoce en el medio Yeshiva como ¨El gran águila¨ por su gran entendimiento de la Torá oral.
En sus 13 principios de la fe 5 se dedican exclusivamente a Dios. Se opuso al misticismo de los cabalistas, pero lo que más sorprendió a los filósofos judíos fue la adaptación del pensamiento aristoteliano a los principios de la Biblia sin tergiversarla y que tuvo un impacto histórico notable.
El Juramento Médico de Maimónides es el sustituto del Juramento Hipocrático de los médicos y que no debe de confundirse con la Oración de Maimónides, que es mucho más larga y que detallamos a continuación y que se atribuye su autoría de Marcus Herz, alumno de Enmanuel Kant.
«Tu eterna providencia me ha escogido para vigilar por la vida y la salud de tus criaturas.
Que el amor por mi arte me guíe en todo tiempo.
Que ni la avaricia, ni la mezquindad, ni la sed de gloria ni de alta reputación, halaguen mi mente… porque los enemigos de la verdad y la misericordia podrían fácilmente engañarme y hacerme olvidar mis elevadas miras de hacer bien por tus hijos.
Que jamás vea yo en el paciente otra cosa que un compañero en el dolor.
Concédeme siempre fuerza, tiempo y ocasión para corregir lo adquirido… para hacerlo siempre mejor porque la sabiduría es infinita y el espíritu del hombre puede siempre acrecentarla infinitamente con nuevos esfuerzos.
Hoy puede descubrir sus errores y mañana obtener una nueva luz sobre aquello mismo de que hoy se cree seguro.
Oh, Dios!… Tú me has escogido para vigilar por la vida y la salud de tus criaturas: heme aquí dispuesto a seguir mi vocación!».
Este juramento es el principio de algunos gremios, como el Sindicato de Médicos de Paraguay.
Sin embargo, es en la Oración de Maimónides, de mucho mayor texto, más amplia y explícita, donde se puede apreciar su amor por Dios y todas las criaturas, el conocimiento de lo inconmensurable y de las limitaciones de nuestros cuerpos y almas, cuerpo éste envoltura del alma inmortal, que mantiene una homeostasia que sólo es rota por la fragilidad de la materia o cuando atacan las pasiones, demostrando así sus amplios conocimientos de la relación cuerpo y alma, adelantándose en muchos siglos a filósofos, pensadores y estudiosos de la psique humana, como Kant y Jung.
Maimónides en su oración siempre mantiene la tesitura de la humildad, la modestia, no permite engrandecerse ni crecer, solo será juzgado ante los ojos de Dios y no de los hombres, algo que solemos olvidar constantemente.
Si lleváramos en la práctica estos principios la medicina sufriría una revolución, muchos de nuestros pacientes experimentarían ¨curas milagrosas¨ , sin darnos cuenta manejaríamos a nuestro antojo interleuquinas, INF y FNT para beneficio de nuestros pacientes, muchos de nosotros tendríamos una Paz interior que guiaría siempre nuestras vidas.
En el día del médico queremos traer esta reflexión de cómo la medicina ha cambiado nuestras vidas y de cómo nuestras vidas han cambiado la medicina y cómo y qué podemos hacer para cambiarla para un mañana mejor, un ejercicio médico que se acerque al paciente, vele por él, sufra con él y nos acerque cada día más a Dios.
Oración del Médico
Moisés Ben-Maimónides, el español
Dios Todopoderoso, Tú has creado el cuerpo humano con infinita sabiduría. Tú has combinado en él diez mil veces, diez mil órganos, que actúan sin cesar y armoniosamente para preservar el todo en su belleza: el cuerpo que es envoltura del alma inmortal. Trabajan continuamente en perfecto orden, acuerdo y dependencia.
Sin embargo, cuando la fragilidad de la materia o las pasiones del alma trastornan ese orden o interrumpen esa armonía, entonces una fuerzas chocan con otras y el cuerpo se desintegra en el polvo original del cual se hizo. Tú envías al hombre la enfermedad como benéfico mensajero que anuncia el peligro que se acerca y le urges a que lo evite. Tú has bendecido la tierra, las montañas y las aguas con sustancias curativas, que permiten a tus criaturas aliviar sus sufrimientos y curar sus enfermedades. Tú has dotado al hombre de sabiduría para aliviar el dolor de su hermano, para diagnosticar sus enfermedades, para extraer las sustancias curativas, para descubrir sus efectos y para prepararlas y aplicarlas como mejor convenga en cada enfermedad.
En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión. Apóyame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres, pues sin Tu ayuda nada de lo que haga tendrá éxito. Inspírame un gran amor a mi arte y a Tus criaturas. No permitas que la sed de ganancias o que la ambición de renombre y admiración echen a perder mi trabajo, pues son enemigas de la verdad y del amor a la humanidad y pueden desviarme del noble deber de atender al bienestar de Tus criaturas.
Da vigor a mi cuerpo y a mi espíritu, a fin de que esté siempre dispuestos a ayudar con buen ánimo al pobre y al rico, al malo y al bueno, al enemigo igual que al amigo. Haz que en el que sufre yo no vea más que al hombre. Ilumina mi mente para que reconozca lo que se presenta a mis ojos y para que sepa discernir lo que está ausente y escondido. Que no deje de ver lo que es visible, pero no permitas que me arrogue el poder de inventar lo que no existe; pues los límites del arte de preservar la vida y la salud de Tus criaturas son tenues e indefinidos. No permitas que me distraiga: que ningún pensamiento extraño desvíe mi atención de la cabecera del enfermo o perturbe mi mente en su silenciosa deliberación, pues son grandes y complicadas las reflexiones que se necesitan para no dañar a Tus criaturas.
Dios Todopoderoso! Concédeme que mis pacientes tengan confianza en mí y en mi arte y sigan mis prescripciones y mi consejo. Aleja de su lado a los charlatanes y a la multitud de los parientes oficiosos y sabelotodos, gente cruel que con arrogancia echa a perder los mejores propósitos de nuestro arte y a menudo lleva a la muerte a Tus criaturas. Que los que son más sabios quieran ayudarme y me instruyan. Haz que de corazón les agradezca su guía, porque es muy extenso nuestro arte.
Que sean los insensatos y locos quienes me censuren. Que el amor de la profesión me fortalezca frente a ellos. Que yo permanezca firme y que no me importe ni su edad, su reputación, o su honor, porque si me rindiera a sus críticas podría dañar a tus criaturas. Llena mi alma de delicadeza y serenidad si algún colega de más años, orgulloso de su mayor experiencia, quiere desplazarme, me desprecia o se niega a enseñarme. Que eso no me haga un resentido, porque saben cosas que yo ignoro. Que no me apene su arrogancia. Porque aunque son ancianos, la edad avanzada no es dueña de las pasiones.
Yo espero alcanzar la vejez en esta tierra y estar en Tu presencia, Señor Todopoderoso. Haz que sea modesto en todo excepto en el deseo de conocer el arte de mi profesión. No permitas que me ataque el pensamiento de que ya sé bastante. Por el contrario, concédeme la fuerza, la alegría y la ambición de saber más cada día. Pues el arte es inacabable, y la mente del hombre siempre puede crecer. En Tu eterna Providencia, Tú me has elegido para velar sobre la vida y la salud de Tus criaturas. Estoy ahora preparado para dedicarme a los deberes de mi profesión. Apóyame, Dios Todopoderoso, en este gran trabajo para que haga bien a los hombres, pues sin Tu ayuda nada de lo que haga tendrá éxito.
MARAVILLOSO. MUCHAS GRACIAS.
BIBIANA
Me parece exelente no lo conocia es importante trabajar con esa disposicion de amor al paciente y se veran muchos frutos tambien cientificos
Que Hermoso¡¡ todos los medicos deberian tener esto enmarcado y colgado en sus sitios de trabajo…Para que nos recuerde dia a dia la escencia de nuestra labor..
COMPARTO ESTA EMOCION DE NUESTRA ORACION Y COMPROMETERNOS A APEGARNOS A ELLA SERA NUESTRA MAXIMA EN TODAS SUS ACEPCIONES.ESTA MUY BELLA. MUCHAS GRACIAS, Y ESTOY CON USTEDES.
¡Preciosa oración!
La oración es siempre terapéutica. Aun en medio de esta maraña ultramodernista y superhedonista que nos agobia, el médico que ora disciplinadamente, ha trascendido toda limitación, y se reconoce afortunadamente como no-Dios, como un verdadero ser humano.
¿Hacemos oración por nuestros pacientes? Ellos no son apenas «casos clínicos». Ellos son también nosotros. La oración es parte fundamental de todo intento de restaurar la salud en su verdadera magnitud.
Gracias Martha por tan importante recuerdo de nuestra mision
Jaime Piquero Martin
hermosa oracion,es un ideal que todos los profesionales de la salud debemos de tener como meta;para bien de nuestro ejercicio de la medicina,de nuestros pacientes y del encuentro futuro con Dios;al final de una vida digna y honesta
Hermosa reflexion, contundente e inspiradora, gracias por compartirla.