Heinzerling LM, Tomsitz D, Anliker MD Is drug allergy less prevalent than previously assumed? A 5-year analysis. British Journal of Dermatology. 2012; 166(1): 107-14.
En la práctica clínica, las erupciones constituyen un problema tan frecuente como difícil de desentrañar. En efecto, tanto pueden deberse a una enfermedad en curso como ser reactivas o haber sido provocadas por medicamentos. En este último caso se hace imperioso identificar el fármaco responsable, tanto por el hecho de que volver a administrarlo al mismo paciente puede poner en peligro su vida como porque la abstención de usar una medicación en realidad «inocente» constituye una limitación innecesaria del arsenal terapéutico a disposición.
En el lapso 2006-2010 fueron incorporados 612 individuos con reacciones cutáneas presuntamente inducidas por fármacos. Tras la evaluación del alergista, a las 6 semanas del episodio inicial se procedía a intentar la identificación del fármaco presuntamente causante de la erupción.
Los participantes fueron sometidos a pruebas de alergia y, en caso necesario, a pruebas de provocación con fármacos. Se tuvieron en cuenta también los antecedentes clínicos y farmacológicos, la evaluación histológica si existía y el parecer del especialista en alergia. Como pruebas diagnósticas específicas se contó con biopsias en sacabocados, pruebas cutáneas (“prick test”, o punción), y prueba intradérmica de reacciones inmediatas. Para la identificación de reacciones tardías se empleó también la prueba de parche, y pruebas adicionales en ciertos casos especiales. La sangre extraída a los participantes era almacenada en tubos con heparina para aislar las células mononucleares periféricas, y se cultivaban esas células con drogas a diferentes concentraciones.
Se evaluaron 141 casos de reacción presuntamente atribuible a un fármaco. Las edades de los pacientes iban desde los 6 a los 86 años, y el 75% eran mujeres. Se indican las principales observaciones.
— El 76% de los episodios (107 casos) se debió a la acción de algún medicamento. El resto (24%, 34 pacientes) eran erupciones reactivas, o debidas a otras causas.
— Las reacciones cutáneas más frecuentes fueron
a) sarpullidos maculopapulares, y
b) urticaria o angioedema.
Con menor frecuencia se observaron también casos de pustulosis exantemática generalizada aguda, de reacción a fármacos con eosinofilia y síntomas sistémicos, de exantemas intertriginosos y de flexión por reacción medicamentosa sistémica, de necrólisis epidérmica tóxica y de eritema fijo provocado por drogas.
— El 39,8% de los episodios fue causado por antibióticos, el 21,2% por antiinflamatorios, el 7,6% por medios de contraste y el 31,4% por otros fármacos (entre los que se cuentan antidiabéticos orales, antimicóticos, antipsicóticos y antiepilépticos).
De acuerdo con los resultados de este estudio suizo, puede decirse que la mera evaluación clínica tiende a sobreestimar el papel de las alergias medicamentosas en la aparición de reacciones cutáneas. Conviene que en tales situaciones el médico tratante lleve a cabo un análisis profundo del caso, recurriendo si es necesario a exámenes dermatológicos y alergológicos, pruebas cutáneas y tests de transformación linfocitaria.