Tal es la denominación escogida para uno de los movimientos que ha alcanzado justificada aceptación y creciente popularidad en la medicina científica y académica, es decir, la que se practica en los más reputados hospitales universitarios de los países más avanzados.
Se define como la toma de decisiones conscientes, explícitas y juiciosas sobre el cuidado individual de los pacientes, utilizando la mejor evidencia disponible actualmente. Se reconoce que muchos aspectos del cuidado médico dependen de factores tales como la calidad y el valor de la vida. Su fundamento está en estudios clínicos aleatorios, donde se compara un nuevo tratamiento con el tratamiento estándar o con placebos.
Nació este proyecto en Canadá, en la Universidad McMaster el año 1992, en el grupo de investigación liderado por los doctores David Sackett y Gordon Guyatt.
Tal como afirman los doctores Richard A. Deyo y Donald L. Patrick en su libro, «Esperanza o Hiper, La Obsesión con los Avances Médicos y el Alto Costo de Falsas Promesas» (Amacom, New York, 2005), la idea central de esta tendencia argumenta que no es suficiente que tal o cual tratamiento debe funcionar; o que tiene sentido, o que así nos lo enseñaron en la escuela de medicina, o que un determinado experto lo respalda; o que funciona bien en los ratones de laboratorio. Nos dice que todo ello es favorable y conveniente, pero que no es suficiente.
El nuevo movimiento se pregunta, más bien, ¿cuál es la evidencia real de que un nuevo tratamiento extiende la vida o mejora la calidad de la misma y cuáles son sus riesgos?
Los médicos que la practican están imbuidos en el concepto de que la mejor evidencia disponible para estar seguros acerca de la efectividad de un determinado tratamiento se puede establecer con múltiples pruebas clínicas de control al azar. Cuando tales pruebas no están disponibles, no nos queda otro camino que tomar decisiones sin ese fundamento, pero tendríamos que estar conscientes de que al estar basadas en información menos rigurosa es susceptible a mayores errores.
En los últimos años se ha convertido en una nueva «moda» de la medicina, no sólo entre los médicos, sino también entre las empresas aseguradoras, los planificadores de salud y aún en el público en general.
Pero como todo en esta vida, también tiene sus detractores y muchos son los médicos que piensan que ellos siempre han ejercido su profesión de acuerdo con las reglas de la medicina basada en la evidencia, por cuanto la medicina por mucho tiempo ha estado basada en la ciencia existente. Pero la «ciencia», como todos sabemos, muchas veces es simple inferencia de conocimientos fisiológicos o de la historia natural de la enfermedad, o bien de estudios en animales de laboratorio, o la opinión de «expertos».
En cualquier forma encontrar la «evidencia» no es tarea fácil, aunque muchas revistas médicas entendiendo las actuales necesidades de los médicos se esfuerzan por presentarla en forma resumida y fácil de asimilar y es necesario, para aprovecharla debidamente, que la mente del médico esté debidamente entrenada a pensar en base a las estadísticas y a la epidemiología.
Un buen recurso disponible es la base de datos llamada la «Colaboración Cochrane», en honor de los esfuerzos realizados por el médico e investigador británico Archie Cochrane (fallecido en 1988), un importante programa para revisar la literatura médica, para evaluar la calidad de los estudios publicados, resumir los resultados y agrupar la información de las mejores pruebas al azar.
El apoyo que todas estas iniciativas reciben de parte de los computadores es fácil de imaginar, y la «informática médica», es decir las tecnologías disponibles para la difusión de la información, que hacen posible los computadores, han permitido ya no sólo las historias médicas electrónicas, sino también programas de apoyo a las decisiones clínicas.
Muchos médicos reconocen lo difícil que es mantenerse al día leyendo la abundante literatura médica existente y dan gustosamente la bienvenida a toda información basada en evidencia que venga de fuentes confiables con autoridad. El computador lo hace posible.
Hay que reconocer que los esfuerzos de quienes han apoyado este movimiento de la medicina basada en evidencia han dado un fundamento científico adicional al ejercicio de la profesión y ha tenido efectos positivos dondequiera que logra implementarse
Publicado en Notitarde.com
Barquisimeto 03 agosto (Sta Lidia y Mara) 2008
EXCELENTE.
Antonio José Gonzalez Mata
Pediatra Infectologo
Tel 0414 – 523 00 20
No hay que olvidar que en medicina la evidencia cambia cuando surgen nuevos conocimientos por lo que es deseable desarrollar habilidad par interpretar y aplicar en nuestra práctica lo que cada día se publica. Para los interesados en EBM (Medicina Basada en Evidencias) buscar la serie de artículos en JAMA de How to use the Medical Literature.
También sería recomendable que los programas de formación de dermatólogos en LA incluyen EBM como yo la aprendí durante mi maestría en Mc Master.