Para uno de los más duros e implacables críticos de la medicina contemporánea, el controversial filósofo y sociólogo de origen vienés, Iván Illich (1926-2002), "con la transformación del médico, de un artesano que ejerce una habilidad en individuos a quienes conoce personalmente, en un técnico que aplica normas científicas a toda clase de pacientes, el mal ejercicio profesional adquirió un rango anónimo, casi respetable".
La mezcla es pues compleja pues tiene ingredientes de artesanía y tecnología innegables y deseables, que los médicos preferimos calificar de arte y ciencia, aunque en verdad son tres pilares reales, que se complementan mutuamente y que sirven de fundamento a la medicina.