Epístola a Borges

Querido y admirado Borges, he leído y releído tus obras completas. ??Me ha sido muy difícil tu metafísica y tu grandilocuencia.?Más amenos y accesibles, tus relatos de ese andar tuyo por los barrios de Buenos Aires.?Palermo, La Boca, San Telmo, la ciudad de la Plata, Puerto Madero.?He visitado Sol Natal, donde naciste, y la Recoleta donde tu polvo descansa.?Museo Cultural Borges a 400 metros de mi hotel, que regalo!?El conocerte me invitó a recorrer tu hermosa ciudad como tú lo hiciste.?Paso a paso, calmadamente, observando, sin nombrar, sin pensar, solo contemplando.?Viví  lo que tú viviste.
Queridísimo Borges, mil gracias por tus letras y por tu preciosa compañía en mi paso por tu hermosa ciudad.
Jorge Luis Borges te habla de las calles de Buenos Aires:??»Las calles de Buenos Aires?ya son mi entraña.?No las ávidas calles,?Incómodas de turba y de ajetreo,?sino las calles desganadas del barrio,?casi invisibles de habituales,?enternecidas de penumbra y de ocaso?y aquellas más afuera?ajenas de árboles piadosos?donde austeras casitas apenas se aventuran,?abrumadas por inmortales distancias,?a perderse en la honda visión?de cielo y de llanura.?Son para el solitario una promesa?porque millares de almas singulares las pueblan,?únicas ante Dios y en el tiempo?y sin duda preciosas.?Hacia el Oeste, el Norte y el Sur?se han desplegado-y son también la patria-las calles;?ojalá en los versos que trazó?estén esas banderas.

He caminado las calles de Borges.
Precioso regalo de Dios.