Durante la guerra de Napoleón en Egipto en 1.798, sus médicos notaron que las úlceras traumáticas de los soldados curaban más rápido luego de la exposición al sol, iniciando así el uso del sol con fines terapéuticos de manera dosificada, lo que se conoce como Helioterapia, la cual tiene potentes efectos inmunomoduladores, pero con una dosimetría empírica y dependiente de factores ambientales e individuales.
Niels Finsen a finales del siglo XIX, fue el primero que cambio el uso de helioterapia con luz natural, por fototerapia con lámparas artificiales haciéndolo más práctico. Finsen fabrica la primera lámpara de fototerapia de radiación UV para tratar el lupus vulgaris, que es una infección cutánea causada por M. tuberculosis, ya que para esa época no existían antibióticos. Este descubrimiento le hace acreedor del Premio Nobel en 1.903, por lo que Finsen es el primer y único dermatólogo en ganar el Premio Nobel de Medicina. Posteriormente se han diseñado diferentes tipos de dispositivos y técnicas para administrar la radiación UV, siendo la más usada las lámparas fluorescentes, que tienen diversos tamaños de acuerdo al área a tratar.
Las primeras lámparas que se utilizaron estaban contaminadas con radiación UVC, y debieron eliminarse ya que no se conoce con claridad el efecto biológico de esta radiación en la salud humana porque esa longitud de onda es absorbida por la capa de ozono y no llega a la tierra.
Comparación de las longitudes de onda emitidas por la radiación solar con las primeras lámparas de fototerapia utilizadas.
Luego se desarrollaron lámparas de radiación UVA, que al combinarla con un fotosensibilizante oral o tópico como el psoraleno, aumentaba la efectividad en el tratamiento de vitiligo y psoriasis, que es lo se conoce como fotoquimioterapia.
Las lámparas de UVB se fabrican posteriormente, como una alternativa pero no eran tan efectivas como la fotoquimioterapia, por lo que no ganaron popularidad. Todo cambio en 1.988 cuando se demostró que la longitud de onda de 311 nm era la más efectiva por lo que se fabricaron lámparas solo de esta banda estrecha de UVB, siendo mejor que la de banda ancha y sin los efectos adversos adicionales del psoraleno.
También dividieron la radiación UVA en UVA-1 y UVA-2, siendo más utilizada la UVA-1 ya que al no estar tan cerca de la radiación UVB no produce tanto eritema, y así poder usarla a altas dosis para dermatitis atópica y morfea.
Longitudes de onda emitidas por las lámparas de fototerapia actuales.
Ingrid Rivera
Zulay Rivera
Referencias
- Lui H, Anderson R. Radiation sources and interaction with skin. En Lim H, Hönigsmann H, Hawk J. Photodermatology. Primera edición. New York. Informa Healthcare USA. Inc. 2007. pp 29-40.
- Roelandts R. A new light on Niels Finsen, a century after his Nobel Prize. Photodermatol Photoimmunol Photomed. 2005;21:115-7.