«Dicen que enmudeció el turpial
aunque no la luz de su trino.
¡Qué rumbo no es misterioso¡
!Qué altivo ya es tu destino¡
En los campos de Clarines,
en tu afanoso soñar,
creaste, como aquel poeta,
«caminos sobre el andar».
Adiós poeta, querido amigo
Que broma, te nos adelantaste.
RHP