Dr. Antonio David Pérez-Elizondo
Médico Internista-Dermatooncólogo
Instituto Materno Infantil del Estado de México
Universidad Autónoma del Estado de México
Universidad de la Salud del Estado de México
La catastrófica y mal recordada gripe española a principios del siglo pasado causó la muerte de más de 50 millones de personas en todo el mundo, la cual, según el estudio de McCall del Instituto de Investigación Médica de Enfermedades Infecciosas del Ejército estadounidense, ocasiono la conocida encefalitis letárgica, como secuela de evidentes brotes psicóticos, rasgos esquizoides, trastornos del espectro del parkinsonismo y excesiva somnolencia
En estas últimas dos décadas, sacudidas por epidemias de coronavirus; SARS-CoV-1 causante del síndrome respiratorio grave, MERS-CoV, responsable de un cuadro semejante oriundo del Oriente Medio, y la arremetida desastrosa del H1-N1 en el 2009, también se acompañaron de diferentes secuelas neurológicas como epilepsia, encefalopatías multifactoriales, síndrome de Guillain-Barré, y diferentes problemas neuromusculares, entre otras numerosas manifestaciones clínicas
¿Qué hemos aprendido de esas experiencias anteriores ?
Quizás muy poco; los datos arrojados se quedan en el olvido. Por lo pronto sabemos que los sobrevivientes del SARS-CoV-1 ocurrido en el año 2003, presentaron en un 50% de los pacientes que la sufrieron, trastorno de estrés postraumático dentro del complejo contexto de la ansiedad; el 40% depresión mayor, y cerca del 15% de obsesiones y conductas compulsivas evidentes 2 años después del escenario trágico, comparado con el irrisorio 3% de las afecciones psicopatológicas antes de la epidemia.
Obviamente una mayor incidencia de angustia, episodios delirantes, estados depresivos con marcada y registrada tendencia suicida, insomnio, y trastornos de la personalidad se documentan en las pasadas pandemias virales respiratorias como parte del cortejo sintomático y perpetuado por meses o años en sujetos sanos y aquellos recuperados tras la infección 1, 2.
El grupo de Troyer de la Universidad de San Diego publico en la revista “Brain, Behavior and Immunity” la existencia de ansiedad y miedos extremos, hallazgos por naturaleza irracionales por la abrupta e inesperada aparición de la apocalíptica pandemia de COVID-19 con sintomatología debutante y desconocida hasta el momento por el personal sanitario, destacándose entre otras, anosmia, disgeusia, meningoencefalitis, cuadros gripales atípicos acompañados de graves y potencialmente mortales alteraciones respiratorias restrictivas, asi como fenómenos tromboembólicos y alteraciones mucocutáneas muy diversas e inespecíficas; y seguramente otras más que se iran anexando y que indudablemente dificultan el protocolo integral y óptimo del propuesto manejo médico multidisciplinario. De hecho, los autores postulan el desarrollo exponencial y respuesta inmunoinflamatoria con la consecuente apoptosis tisular, en especial del sistema nervioso central y por supuesto de otros órganos de la economía corporal, aún cuando la carga viral había desaparecido con activa intervención de la autoinmunidad en individuos susceptibles. Por otra parte, en ciertas condiciones de supuesta inmunodepresión da lugar a latencia por invasión e integración al genoma neuronal con reactivación y potenciación infecciosa correlacionada con el funesto riesgo mortal, que hasta ahora se calcula entre el 6 y 15% de la población infectada.
En la actualidad es incuestionable la repercusión estresante ocasionada por la embestida del COVID-19 sin distinguir clase social. Tal como lo señala Suzi Hong del Servicio de Psiquiatría, Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad de California; la vivencia constante de incertidumbre y zozobra del día siguiente y del tiempo por venir, se correlaciona con el temor incontrolable al contagio fortuito y su cuestionamiento de la muerte 3,4,5.
Ese terror a lo desconocido, la disminución e incluso falta de recursos alimentarios y sanitarios así como las cifras diarias de víctimas presentadas por los medios de comunicación, aunados al confinamiento sin fecha fija de caducidad agudiza el miedo, la desesperanza y tristeza. Todo ello nos lleva a una sensación de inseguridad, soledad y desprendimiento del contacto físico humano empático y cercano que sin cuestionamiento alguno nos hundirá inexorablemente en una depresión crónica perturbadora, agujero obscuro y profundo sin avizorar una luz esperanzadora a la distancia; (Juan Castilla, psicólogo clínico y experto en inteligencia emocional.) 6,7
Al parecer es tal el impacto global del fenómeno que resulta muy complicado realizar alguna predicción de la transformación que experimentaremos en nuestras vidas en todos los aspectos en cuestión de días o meses; sin embargo, la ciencia del comportamiento y lo poco aprendido con anterioridad sugiere que los cambios serán drásticos y radicales a largo plazo. Algunos estudiosos del tema advierten modificaciones inmediatas de la conducta, tales como el empleo compulsivo de desinfectantes y el frecuente lavado de manos de tinte vigoroso y casi litúrgico; un poco más de la mitad de las personas obedece la instrucción del distanciamiento social. En opinión de Martínez-Kaigi, psicóloga de salud de la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale, estos cambios obedecen al miedo ante la muy probable contagiosidad y/o pérdida del empleo, posiblemente el frenético atesoramiento y aislamiento podrán disminuir con el tiempo sin desaparecer en su totalidad, según comenta.
¿Nuestra élite gubernamental discernirá que nuestro verdadero enemigo es la enfermedad, o estamos en medio de un campo de batalla sin defensa o protección?;
¿Se podría considerar esta hecatombe un plan estratégico de la política internacional en el reordenamiento socioeconómico mundial ? 8,9.
Son muchísimas las interrogantes que surgen a diario entre la desinformación, ignorancia, indefensión, miedo justificable y el naufragio sin saber nadar; no conforme con esto, se agudiza la agresión y violencia totalmente inaceptable al personal de la salud y ni comentar la creciente perogrullada del maltrato doméstico.
En un intento de presagiar la pesadumbre de esta abrumadora pesadilla, cito “Hay décadas en las que no pasa nada, y semanas en las que pasan décadas”, una frase célebre de Lenin en 1917. ¿Algo analógico de lo que actualmente vivimos?.
Hace un trimestre el mundo era tan distinto, nuestros proyectos personales y perspectivas sociales han sido catapultadas con desmedida furia tan sólo en unos días por la pandemia. En mi humilde y particular punto de vista y por lo mencionado con anterioridad esto no es un paréntesis que pronto concluya con los corchetes de cierre; a los que sobrevivamos al abrir las puertas del encierro, nuestro mundo será completamente ajeno y divergente, la normalidad conocida no se encontrará. Es obligado resistir y adaptarse al giro de la nueva ingeniería organizacional que no nos espera con gratitud y bienaventuranza, nadie es ni será indispensable.
La ejecutiva del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgiva, arremete que la crisis en la que estamos sumergidos no se compara en nada a la Gran depresión de los 30´s con desplomes del producto interno bruto hasta del 20%; sus recomendaciones teóricas de ejercer medidas elementales de apoyo a los sistemas de salud; prestaciones y prórrogas fiscales y financieras al ciudadano común y empresas, así como reducir el pánico estresante del los mercados bursátiles… sólo se estacionará en una loable intención.
Para finalizar esta reflexión interpretativa, tendré que pensar que no habrá héroes en esta angustiosa espera que nos va poco a poco ahogando, dia a dia en esa espera de que se encuentren soluciones curativas. Soñamos con el antídoto globalmente codiciado, pero pese al esfuerzo inestimable y monumental de científicos e investigadores aún con o sin la valiosa ayuda de los recursos contemporáneos como la sofisticada maquinaria robotizada, los super microchips, o el complejo del “big data”; hoy nadie posee la verdad absoluta. Únicamente creemos en la incoercible y vigorosa voluntad humana que sin lugar a dudas. conflagrará las virtudes ocultas de la preservación de la especie. AMEN 10, 11
“A veces aprender cuesta siglos, y por desgracia muchas veces no se aprende”.
REFERENCIAS
1. Venegas-Francke P. Encefalitis letárgica. La epidemia en los albores de la neurología. Rev Neurol 2019; 68 (2): 82-88
2. McCall S, Vilensky JA, Gilman S. The relationship between encephalitis lethargica and influenza: a critical analysis. J Neurovirol 2008; 14: 17785.
3. Emily A. Troyer, Jordan N. Kohn and Suzi Hong. Are we facing a crashing wave of neuropsychiatric sequelae of COVID-19?. Brain, Behavior, and Immunity, in press; https://doi.org/10.1016/j.bbi.2020.04.027
4. Marc Desforges 1, Alain Le Coupanec 1, Philippe Dubeau 1 , Andréanne Bourgouin 1, Louise Lajoie 2, Mathieu Dubé 1,3 and Pierre J. Talbot . Human Coronaviruses and Other Respiratory Viruses: Underestimated Opportunistic Pathogens of the Central Nervous System?. Viruses 2020, 12(1), 14
5. Zandifar A, Badrfam R. COVID-19: Considering the prevalence of schizophrenia in the coming decades. Psychiatry Res. 2020; 288
6. Kruger J and Dunning D. Unskilled and Unaware of It: How Difficulties in Recognizing One’s Own Incompetence Lead to Inflated Self-Assessments. Journal of Personality and Social Psychology1999, Vol. 77, No. 6, l 121-1134.
7. Ames, Daniel R.; Kammrath, Lara K.«Mind-Reading and Metacognition: Narcissism, not Actual Competence, Predicts Self-Estimated Ability». Journal of Nonverbal Behavior 2004; 28 (3) pág. 187-209.
8. Mettler Suzanne and Joe Soss. “The Consequences of Public Policy for Democratic Citizenship: Bridging Policy Studies and Mass Politics.” Perspectives on Politics 2004; 2(1): 55–73.
9. Mettler S. The Policyscape and the Challenges of Contemporary Politics to Policy Maintenance. Perspectives on Politics June 2016 Vol. 14/No. 2
10. Kenneth Clark, The Drawings of Leonardo da Vinci in the Royal Library at Windsor Castle, 2nd ed., The Art Bulletin, 53:4, 528-532.
11. Vallejo Clavijo A.C. Una consideración sobre el espacio en Leonardo da Vinci, desde la ciencia, el arte y la filosofía. Análisis no. 81, 2012, 24-39.
Sr. Profesor Pérez Elizondo termino de leer casi todo este número que es excelente¡¡¡, su reflexión interpretativa vale realmente espléndida con mayúsculas¡ no habrá alguien que nos espere al abrir la puerta de este doloroso infierno¡
Lo felicito por su erudición me quedé sin palabra alguna
Un abrazo fuerte
Jorge Luis Aragonés
Mi muy Querido Amigo Antonio David qué acabo de leer, una prosa analítica y profunda sublime. Es usted un escritor extraordinario; espero continúe así. Mil felicitaciones mi estimado Dr.
Un saludo Cordial
Anabel Guzmán
Estimado Dr. Pèrez Elizondo una firma de esta prestigiosa Revista muy reflexiva, ni que decir. Si las pandemias ocurren casi cada siglo y durán 2-3 años y no hemos aprendido nada
Esto es una catástrofe como lo vivieron los antecesores, o muerte por virus o de hambre, no es así?
A Vos una felicitación sincera
Georgina Sandín
Gracias Antonio David por tan acuciosa revisión de las alteraciones neuro-psico-socio-económica de lo que nos esta dejando esta pandemiala cual no se vislumbra un final sino pausas
Un abrazo
Jaime Piquero Martin
Hola Buenos Dias a todos tengo la oportunidad de leer esta firma de la Revista Piel Latinoamericana, desconozco si el comentario se le haga llegar al autor; es probable que E. Hemingway con su frase célebre tenga razón “ sólo se requieren dos años para aprender hablar y sesenta para callar” la cambiaría a “ sólo se necesitan dos años para estar callado y sesenta para hablar y escribir” .
La reflexión de un médico como Antonio D. Perez Elizondo trasciende y golpea la atención de la vista más allá del encierro. Muchas Gracias Sr. por compartir y escribir hablando…
Bárbaro ¡¡¡
Un saludo
José Miguel Sosa
Buenas Tardes aprecio en mucho sus comentarios. Tal como lo menciona la Dra. Sandín y el Sr. Profesor Jaime Piquero Martín como ser humano, ciudadano común y corriente y médico es mi humilde punto de vista; al día de hoy van alrededor de 5 millones de casos y casi 500,000 muertes por esta catastrófica pandemia en tan sólo 3 meses… nuestros gobiernos están sobrepasados al máximo y más aún previamente endeudados y empobrecidos jamás serán capaces de adquirir los insumos y recursos necesarios para su justa y oportuna atencion. El personal de salud que enfrenta con ahínco, tenacidad y valentía con lo mínimo indispensable son soldados sin fusil y así son víctimas de constantes y numerosas agresiones. El pueblo por su parte en el encierro claustrofóbico desea ya la luz verde para tomar aire y salir a trabajar, espero me equivoque pero sólo habrá pausas y la luz vislumbrante al final del túnel no se avisora en la esperada inmediatez. Esto según los eruditos del tema simulará la gran depresión de los 30´s …
Muchas gracias
Antonio