La genialidad de Bethoven. Lecciones de un ilustre para la vida

Dr. Antonio David Pérez-Elizondo
Médico Dermatooncólogo
Instituto Materno-Infantil del Estado de México
Profesor Emérito de la Facultad de Medicina del Universidad Autónoma del Estado de México
Colegio Ibero-Latinoamericano de Dermatología

 

…”Durante estos últimos días he apreciado que mi energía física ha mejorado más que nunca y ha reforzado también mi energía mental; estrangularé al destino por la garganta que no me aplastará ni me doblegará por completo”, escribía el genio de Bonn a su querido amigo el Dr. Frank Wegeler en 1801 en alusión a la inexorable pérdida progresiva de la audición. Casi siempre deprimido, melancólico y taciturno con alusivas ideaciones suicidas; en su ilustre carta el “Testamento de Heilligenstadt” expresa a Karl y Johann, dos de sus 6 hermanos “No voy a quitarme la vida porque mi apreciada misión en esta azarosa vida es otorgar al mundo la obra del que soy capaz de fantasear como compositor”. Además de aquejar dolorosos malestares digestivos que lo postraban en cama por semanas enteras, su personalidad antisocial, introvertida y misantrópica lo inspiró a crear excelsos quehaceres musicales de esplendor inigualable, una manifestación artística muy singular para la época e incluso disfrutados y reconocidos como magistrales hasta nuestros días. Siempre autónomo, auténtico e independiente Ludwig van Beethoven estuvo muy por encima de su tiempo; la Heroica, su tercera sinfonía en mi bemol mayor quizás el nacimiento del romanticismo musical dedicada inicialmente a Napoleón Bonaparte, rompió las primera página y la dedicación personal con coraje desmesurado al enterarse de su nombramiento como emperador para el ilustrado un acontecimiento no esperado.

Sin duda, su entusiasmo inquebrantable, grandiosidad y originalidad se sustentan en su carácter tan fuerte como su legado. Un innovador innato en su arte que probablemente gracias a su abrumadora sordera es un vivo ejemplo de superación que nos invita a comprender que su limitación física no marca una deficiencia sino una verdadera diferencia.

Es ahora que el mundo asfixiado y sofocante por su egoísmo abyecto e impertinente grita de manera ensordecedora la imperiosa necesidad de reabrir las ventanas para respirar aire fresco y renovado, aquel ya olvidado pero impulsado por aquellos héroes indomables.

¿QUE SE APRENDE DE UN GENIO?

El pequeño Ludwig huidizo hacia los bosques fríos, lúgubres y obscuros alejándose de su padre alcohólico intolerante y represivo, de hecho su primer profesor de música; un muchacho inquieto y perseverante, tuvo la increíble peculiaridad del entusiasmo por el aprendizaje intenso y voraz que lo llevó al instalarse en Viena, la capital de la innovación del momento ya como tecladista consagrado pese su corta edad, lugar histórico donde conoció a su primer mentor, el gran Joseph Haydn. Solía tocar en los lujosos salones de la nobleza austríaca como pianista virtuoso, ya con la implacable sordera acompañada por un molesto y perturbador zumbido, comenzó a ganar fama y reconocimiento como compositor al publicar sus dos primeras sinfonías.

Una primera enseñanza digna de mencionarse es la disciplina entusiasta e inagotable que invita al placer de ejecutar un oficio enriquecedor y productivo, pese a las pesadas vicisitudes vividas que de manera incuestionable implica horas de enjundiosa labor, practicando, corrigiendo, eliminando y añadiendo hasta obtener la anhelada perfección, y aún así nunca se logra conseguir. Es destacable la humildad y prudencia para emprender la búsqueda de alguna ayuda tutelar de alguien con mayor experiencia y sabiduría que contribuya a. un conocimiento más detallado y profundo sin reposar en los laureles del éxito y popularidad ya alcanzados. Hablamos de la beneficiosa e incesante instrucción que jamás culmina; bien podríamos considerar que alcanzamos bonanza y certidumbre del buen conocimiento de lo que hacemos pero siempre existe un resquicio por perfeccionar, algún detalle siempre incitador a trabajar aún más para fortificar habilidades o modificar el rumbo en una dirección muy distinta. La tenacidad sin alguna duda inquebrantable de Ludwig van Beethoven queda citada diciendo “No estoy satisfecho con el esfuerzo que he realizado hasta ahora, en adelante, tengo la firme convicción de dirigir un nuevo camino para la eternidad”, casi a la mitad de su desempeño artístico; sin embargo estaba plenamente convencido de su capacidad de hacerlo aún mejor.

Otra lección por emular es trabajar con ahínco muchas veces perturbado pero esquivando los obstáculos que entorpecen los tortuosos senderos sin impedimento de nuestro ansioso caminar hacia el final del túnel donde se vislumbra la iluminación. De seguro habrá agotamiento, desesperanza y frustración y quizás el intento de desistir o renunciar en definitiva el debido cumplimiento de la tarea encomendada por esta vida otorgada. Beethoven compuso muchas de sus obras completamente sordo, incluidas la bagatela Para Elisa, una corta y dulce pieza del romanticismo dedicada a su amiga, la soprano alemana Elizabeth Röckel, así como la sonata Claro de Luna para la núbil condesa Giuletta Guiciardi con la gustosa pero infructuosa pretensión de contraer nupcias. Del todo inimaginable y sorprendente es la capacidad de alguien con evidentes limitaciones físicas y psicológicas que sin excusas culposas haya encontrado las diferentes maneras de superar cualquier desafío. Es de interés comentar que el estudioso audaz y obstinando no requería de todos los sonidos para conducir e idear sus creaciones, era tal su talento que bien dominaba cualquier entresijo del piano utilizando una varilla apretujada entre sus dientes cuando la apoyaba sobre la caja resonante del instrumento cuyas ondas sonoras le transmitían la vibraciones de la tonalidad musical informándole cada nota por más sutil que fuera, algo muy alejado de lo común, simplemente un privilegio de aquel portentoso.

Bien debemos conocer que el camino hacia el reconocimiento y prosperidad tiene un entretejido una serie de altibajos muy complejos y fluctuantes, en lugar de postergar una demora innecesaria o rendirse, es importante esperar y replantear el objetivo siempre tratando de enderezar los defectos o tropiezos inusitados. Sus conflictos personales y familiares, entre su progresiva discapacidad, la crianza de un sobrino a la deriva y la guerra dificultaban llegar holgadamente hacia el final de mes. No hubo espacio alguno para la derrota o desilusión, así que con escrupulosa cautela y esmerada atención, Beethoven evolucionó su reconocido estilo y conocida trayectoria musical en una divergencia inusitada ayudado por sus mentores y protectores que lo financiaban en su proyecto profesional.

En el caso del precursor del romanticismo clásico educó a muchos alumnos particularmente a los hijos de la nobleza para complementar sus ingresos económicos, además de otorgarle una gratificación rejuvenecedora les permitió mejorar sus empíricas interpretaciones en el piano y violín. Uno de sus discípulos más destacados, Carl Czerny, estrenó casi una década después el quinto concierto de su memorable profesor, rememorándolo con creces amortizadas su valioso aprendizaje.

Beethoven capitalizó sus éxitos; tomó decisiones que no rindieron los frutos esperados de inmediato, como es de considerar aparecerán detractores para aquel que hace algo inusual, pero para ser extraordinario y único implica hacer algo que por supuesto otros no lo realizarían. A pesar de ser un simple plebeyo y por obviedad rechazado por carecer la nobleza de sangre, Beethoven exigió el respeto, si percibía una audiencia distraída y desinteresada solo dejaba de tocar porque el era el motivo central de atención, al fin una celebridad, siempre elevándose a las circunstancias probablemente desconocidas como adversas por su genialidad.

Un privilegiado que alcanza la universalidad sabe el justo momento de transitar al pleno desarrollo y madurez personal innovando su cómoda perspectiva y proyecto de vida. El compositor inmensurable sabía que el público que lo admiraba respondía a las emociones que pretendía enaltecer y casi siempre lo lograba, estas constantemente cambian, los hechos concretos constituyen una banal mercancía.

La mejor forma de lograr el éxito es generar muchos resultados; todos enfrentamos obstáculos en muchos instantes de nuestro existir, en lugar de cerrar el camino por andar habrá que reconocer y superar los benditos desafíos. El consagrado Ludwig van Beethoven inicia su Sinfonía no. 5 con una introducción atronadora y simbrante que despertó a su público invitando a ser escuchado y sembrando el interés de lo que se pretende comunicar.

Finalmente entre los años 1814 y 1824 compuso su obra monumental, la Novena Sinfonía en re menor opus 125 ante la estremecedora ovación de una espectadora y motivada ovación de la audiencia en el Teatro Kärtnertor, dando la espalda al respetable, hoy ignorándose si la contralto Caroline Unger o el solista Jacob Hochbrucker, le hicieron voltear para recibir el merecido homenaje de alcance mundial regocijado hasta hoy, escuchado la perfección personificada en el ayer y para siempre.

En esta pesadumbre que vivimos en la actualidad, tenemos mucha tarea por aprender…

Acerca de Antonio David Pérez-Elizondo

Jefe de Consulta Externa del Hospital para el niño. Instituto Materno Infantil. Estado de México. Profesor de Pre y Postgrado, Universidad Autonoma del Estado de México

4 comentarios

  1. Buenos Días Saludos a todos, sin palabras¡, hay mucho que aprender…
    Muchas Gracias por compartir
    Un abrazo desde el Perú

  2. José Buenrostro

    Buen Día a los Sres. Editores y Audiencia Lectora

    Muchas Felicidades por esta reflexión tan certera en este tiempo que aquejamos y el genio musical de aquella época que quizás sufrío el triple y aún lo disfrutamos hoy día; toda la razón Profesor P. Elizondo, como siempre de exccepción.
    Leí recientemente el efecto halo y la política populista en tiempos de pandemia, Usted Querido Amigo bien sabe escribir lo que piensa y siente.
    Me atrevo a felicitarlo con el corazón en el pecho
    Desde España
    Dr. José Budenrostro

  3. Alexandro Bonifaz

    Un excelente escrito. Felicitaciones al Dr. Pérez Elizondo.

    Para quienes estén interesados el Dr. Adolfo Martínez-Palomo extraordinario investigador mexicano, miembro del Colegio de México, tiene una gran cantidad de escritos sobre las enfermedades y la producción de los diversos músicos. Para muestra les deja esta liga por si les interesa escucharlo

    https://www.unamenlinea.unam.mx/recurso/82155-la-creacion-en-el-silencio-ludwing-van-beethoven

  4. Buenas Noches desde México siempre es una delicia leer al Profesor Antonio Pérez Elizondo, fué nuestro Maestro Universitario desde hace más de 20 años, sus alumnos siempre orgullosos de el sabemos interpretar su alocución; nuestro Beethoven amando la enseñanza durante casi tres decenios tuvo la valentía de negarse a participar en continuar con el nuevo esquema impuesto por el Estado retrógrado e ignorante con programas educativos absurdos y poco innovadores viendo hacia el futuro, negados a la ciencia. Y aún así lo buscan para aclarar sus dudas y desaciertos, increíble. Tal como nos inculcó el liberalismo es el justo respeto de nuestra vida y la del prójimo con sus vertientes el derecho de vivir con libertad sin herir, el progreso individual y colectivo y la lucha con el arduo trabajo para la propiedad privada reflejo de nuestro sudoroso esfuerzo. Mil felicitaciones al Dr. Jaime Piquero y al ilustre en el obscuro futuro que nos espera.
    Un abrazo muy sincero para alguien auténtico y ético

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