PIEL-L Latinoamericana Publicacion periodica en dermatologia | Fundada en 1998
Dr. Hector Rincones.
HUMOR DERMATOLOGICO
En esta Segunda entrega, me voy a referir a otras situaciones algo jocosas que me ocurrieron en el Postgrado en el HUC y con ello cerramos este ciclo a manera de introducción, ya que de ahora en adelante, nos referiremos a temas dermatológicos más “serios”, desde otro punto de vista, que ya están en la olla para próximas entregas, lo cual do deja de ser un honor y un placer para mí, dada mi condición provinciana, la cual para muchos, significa atraso y desactualización. Nada más alejado de la realidad. También es un gran honor su publicación en la Revista Piel –L dedicada al órgano (en realidad. debería ser un Aparato. pues la componen gran cantidad de órganos) y por ello, no en balde, nuestro Colega y amigo, el Dr. Jesús Contreras acuñó la denominación de nuestro campo de acción.
Como “La Piel y su Contenido”. Por su extensión física. No deja de ser una quimera el poder abarcar toda la Patología Dermatológica, siempre habrá algo nuevo o algo que se nos escape y otro Dermatólogo más avezado o con más experiencia lo diagnostique. Por ello en Dermatología, el Diagnóstico topográfico es difícil, y una lesión en la cara puede ser muy similar a otra en el abdomen y significar otra cosa. En mi ya larga y alargándose experiencia como Dermatólogo he pasado por múltiples situaciones como el caso que va de seguidas, donde el Dr. J.R: Sardi B., de todos conocido tiene participación protagónica.
En mi último año de Postgrado en el HUC acudió a mi Consulta un Paciente con una lesión papular hiperqueratósica en la cara lateral de antebrazo izquierdo, de 5 mm de diámetro, redondeada, de 6 meses de evolución, con prurito ocasional no muy intenso. Llamé al Dr. Sardi, quien la examinó breves minutos y me sugirió tomara una biopsia dándome el nombre de su sospecha dado que la lesión penetraba en profundidad unos 4 a 5 mm. Aproximadamente. Le tomé la biopsia con un punch de 5 mm y en profundidad casi hasta dermis media. Le suturé y curé adecuadamente y el mismo Dr. Sardi se llevó el envase con la muestra para ser procesada en el Laboratorio de Histopatología. Cuando el Paciente volvió luego de ocho días, aproveché para preguntarle al Dr. Sardi, quien en ese momento pasaba frente al consultorio, por el resultado del estudio histológico. Su respuesta, la cual emitió en presencia del Paciente, quien la esperaba ansioso, “Tal como te dije, es una queratosis folicularis et parafolicularis en cutem penetrans”. El paciente abrió exageradamente los ojos y me espetó interrogativamente al oírlo “Y cuantos días me quedan, Doctor?”. Pasé casi media hora explicándole el asunto.
Otro pasaje que quiero recordar, me ocurrió con el simpático y eficiente Señor de la limpieza del Servicio, cuyo nombre no recuerdo o nunca lo supe, pero todos lo llamábamos “el Paisa” por su acento andino muy pronunciado. Fui enviado a buscar una lámina y el resultado de una biopsia al laboratorio de Histopatología en las terrazas del 7mo. Piso y me fui raudo y veloz(¿??) a hacer la diligencia, a la velocidad que me permitía mi voluminosa humanidad y peso. Cuando venía de regreso y cruzando el pasillo de hospitalización hacia la consulta, y en plena curva me di de frente y de manos a boca con “el Paisa” resultando el encuentro un revoltijo de agua, tobo, cepillo y “paisa” tirado en el suelo tratando de ponerse de pie sin conseguirlo por el agua jabonosa que le rodeaba y ante la mirada expectante del Dr. Juan DiPrisco!!!! Cuyos ojos se movían de uno a otro de nosotros y me dijo de pronto, viéndome por encima de sus anteojos “Mire Dr. Rincones, si a Ud. Le pasa eso conmigo por andar con sus carreras, se va de este Servicio, Sabe?”, y “el Paisa” patinando para levantarse, le dijo, “ No Doctor, si a Usted lo atropella ese Camiononnnn, “ con su pronunciación y acento característicos, “ el que se va del Servicio es busté y quiennn sabe si vivo”, causando gran hilaridad entre los que nos rodeaban, incluyendo el Dr. DiPrisco.