Reproducción de artículo publicado en la revista del domingo de notitarde el dia 2 de Noviembre del 2008
http://www.notitarde.com/revista/medica.html
Tal sería el neologismo para traducir al castellano un nuevo síndrome ("hubris syndrome" en inglés), que igualmente podría ser traducido como síndrome de orgullo desmedido. Esa palabra, hibris, viene del griego antiguo y se usaba para calificar la arrogancia y el sentido de superioridad excesivos, connotando una figura inflada con excesivo orgullo, confianza en sí misma, que trataba a los otros con insolencia y desprecio, y ha sido propuesta por el neurólogo-psiquiatra y político británico David Owen (ennoblecido con el título de Lord Owen), para explicar el cambio de conducta que se opera en muchos políticos, y que constituye una frecuente enfermedad ocupacional que afecta a quienes llegan a la cima del poder, es decir, a la posición de Jefe de Estado.
Sin duda el doctor Owen tiene excelentes credenciales como académico y como hombre público para abordar un tema de inmenso interés para quienes tienen la responsabilidad ciudadana de escoger a los hombres y mujeres que nos han de liderar en un sistema democrático de gobierno.
Lamentablemente, como se demuestra bien en el libro, "In Sickness and in Power" (Praeger, Westport, Connecticut, 2008) recientemente publicado, donde Owen examina en detalle los casos bien demostrados de la influencia negativa de diversas enfermedades físicas y mentales de Jefes de Estado, y las decisiones equivocadas tomadas en virtud de esa situación anómala, son mucho más frecuentes de lo que podríamos sospechar a primera vista.
Entre los personajes que sufrieron esta enfermedad en las últimas décadas están Anthony Eden, John F. Kennedy, el Shah de Irán, Francois Mitterrand, George W. Bush y Tony Blair.
Esta enfermedad significa una peligrosa situación para los pueblos que gobiernan y muchas veces aún más allá de las fronteras de un determinado país.
El sociólogo venezolano, Dr. Luis Enrique Alcalá, en su página Web, "Doctor Político", hace una excelente crítica del libro de Owen, destacando:
"…también los políticos tienen la vida de la gente en sus manos… Los políticos, especialmente los jefes de gobierno, toman muchas decisiones que tienen efectos de gran alcance sobre la vida de las gentes que gobiernan y pueden incluso, en los casos más extremos, determinar si viven o no… Para los políticos como para los médicos, son atributos esenciales la competencia y la capacidad de hacer juicios realistas acerca de lo que puede o no lograrse. Cualquier cosa que afecte ese juicio puede hacer considerable daño… La interrelación entre políticos y doctores, entre la política y la medicina, me ha fascinado durante toda mi vida adulta. Sin duda mi propia trayectoria como médico y político ha alimentado mi interés e influido mi punto de vista. Me he interesado en particular en el efecto de la enfermedad en los jefes de gobierno sobre el curso de la historia".
El llamado "trastorno bipolar" (antes llamado psicosis maníaco-depresiva) es el desorden severo, en cuya fase maníaca los signos y síntomas son: 1) aumento de la energía, actividad e inquietud, 2) excesiva emotividad, humor eufórico, 3) extrema irritabilidad, 4) pensamientos en carrera y habla muy rápida, saltando de una idea a otra, 5) distraimiento, incapacidad de concentrase bien, 6) necesidad de poco sueño, 7) creencias poco realistas en sus propias habilidades y poderes, 8) pobre capacidad de juicio, 9) prolongado período de comportamiento diferente de lo usual, 10) aumento del apetito sexual, 11) abuso de drogas, particularmente cocaína, alcohol y medicaciones para dormir, 12) comportamiento provocativo, indiscreto o agresivo, 13) negación de que algo marcha mal, 14) compras compulsivas.
Es fácil imaginar que en un futuro no lejano los electores serán más cuidadosos al examinar la personalidad y conducta de sus candidatos a gobernarlos, y para evitar mayores problemas tratarán de no mantenerlos en el poder por más de seis años (que parece ser el tiempo promedio para que se instale la enfermedad descrita).
Que articulo tan bueno !! Felicitaciones
Lamentablemente Latinoamérica está plagada de gobernantes que ni de broma pasan un examen psiquiatrico de normalidad , salvo 2 ó 3 honrosas excepciones.
Debería existir un calificativo ó quizás otro neologismo para esas sociedades adormecidas y casi en estado de servilismo acomodaticio que observan las conductas de estos enfermos mentales sin hacer nada para impedirlas. Desgraciadamente son los ignorantes los que deciden y aceptan los fraudes electorales disfrazados de legalidad que prolongan estas agonias.
Mis respetos,
Amalia Panzarelli
Caracas
El Síndrome Hibrístico
Sección: Paradojas. Coordinado por:
KERDEL VEGAS Francisco
Es posible que el enfoque de estas breves reflexiones, no encajen en forma precisa en la tesis que expone el Dr. David Owen, pero mi opinión es que se tratan de la misma patología que expone el ilustre profesor Inglés, exacerbada por las delicias, lasmagias y las corruptelas del poder.
Creo que el sindrome referido, es una forma un tanto sofisticada y benevolente para designar aquellas personalidades psico y/o sociopáticas que han regido y aún gobiernan a multitudes de personas en diferentes países del globo terráqueo, que lo único que anhelan es vivir y desarrollarse en plena libertad, y en sana paz y convivencia con sus semejantes, gozando de todos las prerrogativas y cumpliendo con todas las obligaciones enmarcadas en los sistemas democráticos. Estos son los únicos que garantizan constitucionalmente su superación personal y familiar, el respeto por los derechos humanos y el goce de lo que legítimamente les pertenece, adquirido con tesón y lucha permanente. En mi opinión, éste último aspecto debe ser unos de derechos sagrados e inalienables estampados en toda constitución que se precie democrática.
Este tema, aunque de vieja data y de constante preocupación por los ciudadanos democráticos del mundo, no deja de tener su destacada relevancia, sobre todo analizado por un médico (neurólogo y psiquiatra), con el prestigio del Dr. David Owen, quien además ejerció la política en Inglaterra y seguramente es un profundo conocedor de la materia.
Ya Freud en su oportunidad, pudo hacer enfoques interesantes sobre éste tipo de personalidades, que en mi opinión, no adquieren la psicopatología durante el ejercicio de su función, a manera de una “enfermedad ocupacional” como lo sugiere Owen. El poder lo que hace es corromper y agudizar su sustrato psicopatológico. Pero en realidad son personas que vienen arrastrando su problemática conductual desde la infancia, en ocasiones en estado de latencia, con aberraciones de su personalidad transmitidas por el ambiente familiar donde crecieron y se desarrollaron (promiscuidad, maltrato familiar, hogares distorsionados, prostitución, drogas como alcohol y estupefacientes, incestos, pobreza etc) y que han permeado la mente del futuro gobernante, y lo han dotado de una carga sociopática de resentimiento y animadversión hacia la gente de progreso o en todo caso, tal vez vienen al mundo con un marcaje genético de aberraciones conductuales.
Un ejemplo que viene a mi memoria, relacionado con la nobleza Británica es el caso de Enrique VIII (1491-1547) Si bien es cierto que han sido gobernantes no elegidos democráticamente, lo importante no solo son los sistemas de elección, sino lo vital es el desempeño en el ejercicio del poder. Famoso por haberse casado seis veces y más de tres concubinas, hecho irrelevante ante su despotismo, ejerció el poder más absoluto y omnímodo de todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluye su ruptura con la Iglesia Católica Romana y su establecimiento como cabeza de la Iglesia Inglesa (Iglesia Anglicana), la disolución de monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales. Una víctima representativa de su despotismo ilimitado fue Tomás Moro, famoso político y escritor formado en Oxford autor de la “Utopia”, quien después de ser nombrado canciller por el propio Rey, al no acceder a sus manipulaciones inmorales en las intimidades de la corte, entre otras causas, lo encarceló en la torre de Londres en 1535 y luego ordenó decapitarlo, no obstante los brillantes aportes y las importantes funciones que desempeñó en esa época en la Inglaterra del siglo XV y XVI . Es la suerte que corren grandes personalidades ante la conducta aberrante de los déspotas y de ciertos líderes psicopáticos.
Cuando no se destacan por su crueldad, lo hacen por su ambición desmedida de poder y su concentración absolutista como el caso del “Rey Sol”, Luis XIV, quien gobernó durante 73 años y a quien se le atribuye la famosa frase “El Estado soy Yo”, prototipo de la monarquía absoluta en Europa.
En muchos casos son los eternos aduladores y personalidades serviles los que contribuyen a terminar de desquiciar las mentes de estos gobernantes, como sucedió con el monarca Luis XIV, a quien el obispo Godeau, llegó al extremo de la adulación al calificarlo de “vicedios”.
El que lea el libro “Mi Lucha” de Adolfo Hitler (en alemán Mein Kampf), podrá rastear los conflictos familiares que vivió en Viena y sus dudosos orígenes que lo señalaban como portador de sangre judía, lo cual le engendró un odio enfermizo contra esa raza y contra todo aquel que no portara sangre aria en sus venas. Recuérdese que en esa época había un sentimiento antisemita muy arraigado en la población. En poco tiempo, logró afianzarse en el poder, detentando los cargos de canciller y Presidente de la República a la muerte de Hindenburg (02 de Agosto de 1934), nombrándose a sí mismo Reichsführer (Líder del Imperio). Estableció el nacional-socialismo como único partido legal. Eliminó a los oponentes de su propio partido y a colaboradores de dudosa fidelidad durante la “noche de los cuchillos largos”, iniciando el proceso de exterminio de diversos grupos raciales, políticos, sociales y religiosos que consideraba «enemigos de Alemania» y «razas impuras», lo que más tarde le llevó a crear los campos de concentración para la liquidación sistemática de comunistas, judíos, Testigos de Jehová, gitanos, enfermos mentales, homosexuales y prisioneros rusos. Toda una psicopatología paranoide, o lo que en la época de Freud se conocía como psicosis maníaco-depresiva y actualmente trastorno bipolar, con todo el espectro de los 14 síntomas y signos, señalados en el interesante escrito del Dr. Kerdel.
En nuestro medio, históricamente son famosas las contribuciones de Diego Carbonell, médico e historiador venezolano quien con su famosa y polémica obra “Psicopatología de Bolívar”, trabajo de investigación realizado entre 1920 y 1940, produjo como era de esperarse, una encendida polémica con los ilustres galenos de la época: Luis Razetti, Lisandro Alvarado y Eloy G. González, al señalar el cuadro sintomático del mal comicial en Bolívar, asociado a auras, delirios, vértigos, crisis de sueño, actos impulsivos, actos violentos, cóleras y actos delictuosos (La Guerra a Muerte, 1813). Por ello pienso que estos grandes hombres deben estudiárseles desde diversos ángulos y por autores e historiadores reconocidos. Quiero recomendar a los lectores las siguientes obras que son básicas para una interpretación más equilibrada y cercana a la verdadera figura del Libertador que nos permita tomar distancia entre el sentido apologético del héroe y las posturas extremas de sus irreductibles detractores: 1) “El Culto a Bolívar”, de Germán Carrera Damas, obra seminal, como diría mi fraternal amigo Aldo González, (Editorial Alfa, 2003); 2) “Bolívar” de Indelacio Liévano Aguirre, ilustre escritor colombiano (Ed. Grijalbo, 2007); “El Divino Bolívar” de Elías Pino Iturrieta (Aldafil ediciones, 2006); “El diario de Bucaramanga” de Luis Perú de Lacroix, 1828 (Madrid, Ed. América, 1924) y la interesante novela histórica de García Márquez. “El General en su Laberinto” (Ed. Oveja Negra, 1989). Sería injusto dejar al margen las famosas “Memorias del General Daniel Florencio O´Leary” que en la edición de 1981, comprende 34 tomos, editado por Grafema-España, recopilación del ilustre general Irlandés, sobre la vida y obra del Libertador.
Y por último no quiero dejar de recordar al estudioso de la historia americana y analista psiquiátrico de las circunstancias históricas acontecidas en nuestro continente latinoamericano, desde la época de la conquista, Dr. Francisco Herrera Luque con su famosa obra “Las personalidades psicopáticas” (Ed. Monte Avila, 1973), quién en palabras de su prologista, el reconocido Dr. J.J López Ibor, ofrece “la profunda experiencia adquirida en la Clínica Neuropsiquiátrica del Hospital General de Madrid, en el tema de las enfermedades psicopáticas cuyas fronteras están constituidas, según el autor, por las neurosis, las psicosis y los trastornos de la inteligencia”.
Herrera Luque con sus libros: “Los Viajeros de Indias”, (1960); “La huella perenne” (1969); La biografía novelada de “Boves, el Urogallo” (1972) y “Las Personalidades Psicopáticas” (1973), nos permite comprender con mayor claridad, junto a las otras obras mencionadas, el grado de alteraciones mentales y conductuales de las personalidades psicopáticas que nos han gobernado.
Entonces, parecería razonable preguntarse porqué la ONU, en toda su existencia no haya podido imponer una resolución de carácter mundial que obligue a un exámen psiquiátrico profundo de los candidatos a gobernar las diferentes naciones del orbe, del mismo modo que al iniciar una gestión de gobierno se le exige su declaración jurada de bienes, antes y después de salir de su gestión administrativa. Nos hubiésemos evitado tantas tragedias que han azotado a la humanidad en manos de tantos mandatarios con evidente insania mental.
Dr. Guillermo Planas Girón
Caracas-Venezuela
Noviembre de 2008