Por Martha Miniño
Para Prof Omar Lupi
Marcha, sigue adelante,
sabe que hoy es su día,
el mañana no puede esperar,
juntos mirando un horizonte rojo,
sabe que en pocos días u horas morirá,
pero furioso se adelanta a la batalla,
y con él los hijos bastardos casi le toman la delantera,
entran a dominar, a tomar control.
Y mientras miles de miles mueren,
el enemigo trata de avanzar,
no importan las saetas,
en duelo y suicidio acuden al lugar,
el mensajero llega y reconoce el campo de acción,
rápido llegan las terribles noticias,
muchos más morirán, muchos más entrarán.
Y mientras la doncella virginal se prepara,
el sabio mensajero, como raudo halcón,
la noticia en forma de presente llega,
ella su cabellera enredará,
prestando su escudo y su lanza,
también podrá entrar a la batalla,
pero cientos de años podrán pasar,
solo sus herederos podrán confiar,
las armaduras, los sables,
todos listos, pues pronto la noticia ha llegado,
el señor de las batallas de oriente ha llegado,
de oscuras cuevas dormidos los han levantado,
cientos de guerreros, miles de armas,
sin piedad ni compasión,
pronto el campo dominan,
y así como han ganado marchan,
solo dejan atrás las hijas, las herederas,
quienes escriben la historia para poder contar,
para no volver a mirar atrás,
a la espera de ese guerrero de la nada,
los hombres apenas miran atrás,
recogen sus armas, marchan hacia otro destino,
otro horizonte rojo que tiñe su destino.
PIEL-L Latinoamericana Publicacion periodica en dermatologia | Fundada en 1998