Publicado en Bitacoramedica.com (8-Feb-2009)
Mi dilecto y admirado amigo Dr. Pedro Mendoza Goiticoa ha puesto el dedo en la llaga cuando en varios artículos de su autoría se ha ocupado del tema de la subestimación como mal crónico de la Venezuela contemporánea.
La carencia de autoestima lleva a los individuos y a las sociedades a estados depresivos de inanición y desidia con resultados profundamente negativos que paralizan todo posible desarrollo y progreso.
Por eso es importante analizar y combatir el fenómeno e impedir que siga tomando cuerpo. Y es que efectivamente la crisis que sufrimos, y que con toda probabilidad aumentará próximamente, nos encuentra desnudos de valores y de logros en qué fundamentar futuras esperanzas. Como bien anota el doctor Mendoza, en el pasado reciente podíamos invocar los grandes logros alcanzados en pocos años por el pequeño grupo de médicos seleccionados con gran tino por el Dr. Enrique Tejera, cuando fue designado como primer Ministro de Sanidad y Asistencia Social por el general Eleazar López Contreras a raíz de la muerte de Juan Vicente Gómez en 1936. En poco tiempo, y con muy limitados recursos, ese equipo integrado por Tejera, entre los cuales destacaban Arnoldo Gabaldón, José Ignacio Baldó, Pastor Oropeza y Martín Vegas, cambió radicalmente el panorama sanitario del país y se echaron las bases de una sociedad esperanzada con una población más saludable y por lo tanto con renovada capacidad de enfrentar los grandes retos de la modernidad y la competitividad que conlleva.
Mendoza -con sobrada razón- no vacila en llamarlos “médicos héroes”, y en verdad lo fueron.
En los últimos años hemos visto con preocupación e incluso angustia cómo esos triunfos se minimizan y olvidan, cómo en el proceso de ideologización política se margina a los líderes probados de la profesión médica, se los reemplaza con supuestos médicos de otro país y se pone al frente de la salud pública a un militar.
Sin duda la profesión médica ha sido duramente vapuleada, pero esa mística que siempre la ha caracterizado y que es la espina dorsal del oficio, siempre está y estará presente y observamos en todas partes y en los más diversos grupos, que la respuesta colectiva es de la misma o mayor dimensión que la agresión sufrida y que de la presente crisis, saldrá una nueva generación de médicos, curtidos luchadores sociales, capaces de darle frente y resolver los delicados problemas de salud de una población cada día más pobre e ignorante. Los médicos sabemos bien cuál es nuestra responsabilidad en estos casos de grandes crisis y podemos superar la subestimación en que estamos sumergidos, para dar un ejemplo a la colectividad, recuperar fuerzas, unirnos y trabajar con más ahínco y dedicación en darle más y mejor atención médica a los más pobres y necesitados, sin dejarnos contaminar por la pasión política que tiene dividido y postrado al país.
Una crisis como la que vivimos es comparable a una epidemia, y allí es precisamente donde los médicos saben demostrar su entereza, capacidad y valores morales, que eventualmente permitirán la recuperación y perfecta salud del cuerpo social al que están consagrados.
Estimado Dr Kerdell, gusto en saludarle y sobre todo en un tema tan interesante. Estamos asistiendo en realidad a una crisis de valores sociales y morales?o el ser humano siempre se ha debatido entre crisis, y lo que vamos cambiando es el ropaje , a la manera de un circo romano? Siento que el problema va mucho mas alla de lo que pensamos, s’olo atisbamos a ver la punta del iceberg. Dice el nuevo testamento: «QUien no es fiel en lo poco no es fiel en lo mucho». Nuestros abuelos ten’ian menos confort pero se respiraba amor en sus hogares. Cuando era pequeña, en mi casa siempre llegaban en navidad piernas de cochino, cestas de licores, botellas de ponche crema,,,,,,mi papa era pediatra. Para ser un profesional de primera se debe antes ser un ser humano de primera. Un alma miserable jamas podra dar soporte a un medico que tenga como norte su vocacion de servicio. Se podra acaso «meter la coba» por algunos años, pero luego esa estructura cae estrepitosamente. El año pasado cuando asisti al Cilad, muchas personas me decian, «pero si ahi solo hay indios»… lamentablemente, cada vez que llego de algun lado, creo que los unicos indios que vamos quedando somos nosotros, cada vez mas hostiles, menos hospitalarios… en fin. Recien comienza la cuaresma, tiempo de reflexion…..»que los conozcan por como viven, que los conozcan por como aman…»
DRa. Raquel M. Ramos M:
Valencia. Venezuela