En esta edición le presentamos un poema que nos envía el maestro Segundo Barroeta
Quiero la libertad de ser esclavo
del calor de tus manos;
liberto encadenado
a la muerte vital de tus caricias,
resucitando día a día
para volver, voluntariamente,
al ansiado cadalso;
como la mariposa que viaja hacia la llama
para morir en ella.
Quiero la libertad de ser eterno prisionero
de la cárcel tibia de tu piel,
con más de mil noches de capilla ardiente
alumbradas nomás con tus pupilas.
Segundo Barroeta