Bienaventurados los pobres
Santiago Germán Ariza
En la búsqueda de la etiología de las enfermedades dermatológicas la pobreza como expresión de inequidad, es tal vez la causa, por lo menos en nuestros países más importante, ella es histórica y estructural en muchos de nuestros países. En torno a ella se genera una cultura de normalidad donde se obvian las condiciones básicas de vida.
Hay una natural postergación, hasta hay una sublimación de la pobreza promovida por lo general por los que no son pobres y más grave aún por nuestros gobernantes con expresiones como: "ser pobre no es malo", con dichos muy populares como"pobres pero honrados", hasta dicen que para los pobres le será más fácil entrar en el reino del cielo y bienaventurados ellos.
En este marco social ejercemos los médicos dermatólogos, no es extraño que nos toque enfrentar esta problemática de salud en el día a día con sorprendentes imágenes de dolor, tristeza, acostumbramiento y resignación. Vemos como aumenta la mortalidad infantil, mayor porcentaje de desocupación juvenil o sub-empleos, embarazo entre adolescentes, violencia domestica, desnutrición, aumento de las enfermedades emergentes como HIV/SIDA y reemergentes como la tuberculosis (en esta edición Nº 141, presentamos dos casos clínicos de tuberculosis con expresiones clínicas, respuesta y grupo etario diferente).
En esta tragedia, la mayoría de los médicos que trabajamos en hospitales públicos nos vemos burlados con promesas y nuevos propósitos, pareciera que nos hemos acostumbrados a la miseria y al olvido en que estos compatriotas están inmersos, mientras que quienes nos gobiernan y los organismos internacionales pasan horas interminables en discusiones y proyectos que lamentablemente quedan en el papel de las declaraciones y propuestas electorales.