"El precio es lo que se paga, el valor es lo que se obtiene"
Warren Buffet Empresario de inversiones norteamericano
Quino
Los médicos, por lo general, trabajan en instituciones y además en un consultorio privado propio o alquilado; exclusivo o compartido que les permite lograr cierta holgura económica para sí y para su familia.
Los ideales que lo llevaron a ser médico se topan con la realidad de la vida y la normal aspiración de superación personal. Además, se enfrentan a las carencias hospitalarias, al terrible dilema del volumen de pacientes, la impotencia ante muchos enfermos que requieren de su atención y al sueldo exiguo que se le va entre los dedos.
El éxito personal a menudo se mide por el reconocimiento de sus colegas y el número de sus pacientes en la consulta, invitaciones a disertar en su país o en el extranjero que le permiten ubicarse dentro del baremo virtual del gremio. Sus eventuales intervenciones en programas de radio y televisión, artículos de revistas científicas o no, van incorporándose a su evaluación de manera inmaterial pero certera.
Paralelamente necesita tomar en consideración algunos parámetros para fijar una retribución equitativa a sus diagnósticos y tratamientos y, entre otros, podríamos señalar algunos tales como:
Local: costo de la acción o del inmueble o del alquiler.
Equipos: mientras mas sofisticados y especializados sean los equipos mayor deberá ser su incidencia en el costo de la consulta médica.
Materiales: De acuerdo con su gasto, la incidencia en la factura será proporcional.
Servicios: teléfono, electricidad, aseo, agua, estacionamiento
Materiales de escritorio: papelería, CD, bolígrafos, etc.
Personal: Secretaria, enfermera, cosmetóloga, mantenimiento.
Impuestos: Nacionales y municipales
Gastos indirectos: tales como depreciación del inmueble y equipos, gastos de reposición, correo, publicaciones, eventualidades, etc.
Una vez elaborado un gasto promedio dado en aproximadamente uno o dos trimestres y tomando en consideración el número de pacientes regulares y de cortesía que podremos evaluar por día laboral (elimine días festivos, vacaciones y asistencia a congresos), dividiremos el número de horas por día entre 4 que es el número de pacientes que se puede ver por hora. Asimismo del número de pacientes que acude a su consulta por primera vez, el 60% tendrá retorno, en algunas oportunidades para hacer revisar los exámenes solicitados y en otras regresara porque el paciente consideró darle una segunda oportunidad al tratante.
Al fin debemos no solo hacer una multiplicación y división al anterior análisis de costo por paciente, sino fijar una tarifa justa tanto para el médico como para el paciente que les permita a ambos sentirse compensados con la prestación del servicio y la recepción del mismo.
Este análisis descarnado que pudiera verse lejano a nuestro "ser" como médico es una realidad en la sociedad en la que nos movemos, la cual dicho sea de paso, es la única que nos permite la búsqueda de la excelencia de nuestro servicio y la mejor asistencia médica a la sociedad.
Hay un libro llamado “el arte de hacer clientela” escrito por el maestro de la medicina mexicana, Dr. Gonzalo Castañeda, que habla sobre como cobrar a los pacientes. El título del libro, parece mercantil, y como tal se propone enseñar al médico a hacer negocio, apartándose de la ciencia y el bien, pero no; su pensamiento objetivo y fin son distintos: conducirlo en el ejercicio para hacerse grato al público, conquistar al enfermo y alcanzar éxito profesional.
“El aspecto económico de la profesión es lo más difícil; para entenderlo se requiere talento especial. Se aproxima uno a la verdad no extremando la idea utilitaria, ni presumiendo de apóstol y benefactor. El aspecto financiero de la profesión debe mirarse con los mismos ojos con que se miran las finanzas, con cálculo, justicia y honestidad.
“La profesión de médico es la verdad convertida en bien, y como se abraza y ejerce para vivir, hay que acoplar ambos fines con la necesidad de ganar el pan. Su esencia, índole y carácter no son para enriquecer; no hay que ilusionarse, es una función elevada, pero como utilitaria apenas alcanza para existir.
“Para ser buen médico y tener clientela, en el orden científico, hay que poseer doctrina y hacer clínica; en lo personal ser honrado y decente, en lo social respetuoso y correcto, en lo profesional cumplido y discreto, en lo económico considerado y equitativo; con la familia sincero, con el enfermo empeñoso; con todos atento, afable y benévolo.
En toda actuación no llevar orgullo, sí dignidad.
Yo tuve la suerte de aprender el arte de cobrar de mi padre y a su vez él lo hizo de la Prof. Eva Koves…. Es decir que para este aspecto de la medicina, es también necesario tener maestros…
saludos
Gracias pues, por tan buen comentario..maestro.
Luz Marina Aular
Dermatologo
Valencia_ccas.