PIEL-L Latinoamericana Publicacion periodica en dermatologia | Fundada en 1998
Dermatologia Y Literatura.
Historias De Mujeres, Rosa Montero.
Camille Claudel. Sueños Y Pesadillas.
Descargar: DermaArte Edicion 270.pdf
Dermatologia Y Literatura.
Historias De Mujeres, Rosa Montero.
Camille Claudel. Sueños Y Pesadillas.
Descargar: DermaArte Edicion 270.pdf
Raquel
Sencillamente sin comentarios. No porque no los merezcan la narración de tu bella historia de Camille. Es porque he quedado tan conmovido que se me turba la mente, se me niega el habla y mis dedos se entumecen ante tan trágica historia que no puedo escribir ni decir lo que siento y debiera.
Gracias por tu insistencia en hacernos más cultos. Por lo menos en mi humilde caso, sin incluir a otros
Mis respetos
Antonio
Querido Antonio….Angufa de mis amores…mil gracias por escribir. ¿Sabes? Siento tanta compasión por estas mujeres a quienes la vida y se que probablemente ellas mismas (princicios de psicoanálisis), no tuvieron la fuerza para defenderse de la cruel sociedad que les toco vivir o de las relaciones que establecieron? Camille Claudel y Dora Maar son dos ejemplos que me duelen. Llegue al Museo Rodin, buscando los pasos de Camille.En cada obra que , espectacular por demas observaba de Rodin, me preguntaba, donde habria ella puesto sus anónimas manos? Finalmente llegue al pequeño salón que los años han tenido la honestidad de colocar algunas de sus obras, más ni siquiera de darle su nombre a tal pequeño reciento, y ahí me embelese con sus magníficas creaciones.Y senti que ni siquiera esas esplendidas esculturas de mármol justifican el hambre, el frío o el dolor que sufrió, pero esa fué su elección, y la respeto con admiración. A la salida del museo esta «Las puertas del Infierno» donde en la parte superior esta en pequeño tamaño «El pensador» que Rodin sacararia de alli para hacer de el una obra aparte, y que no es más que Dante dando una pequeña vista a su infierno de la divina comedia. Que fácil puede ser acercarse a la comedia de los libros, y no ver el infierno de una vida… Rodin-Pensador-Dante se te tranformo el alma en piedra para no darle auxilio a esta alma del infierno de tu vida que permanecio treinta años encerrada en un manicomio por haberse atrevido a amarte y amar un arte prohibido para ella?
Te quiero Antonio!
Raquel
Inclúyanme con Antonio.
No se si es por el tiempo que llevo afuera o por lo florido y metafórico y …, pero a veces no te entiendo Raquelita. Es necesario el uso de tanto léxico exótico? O te diviertes a mi cuesta? Por ejemplos: «Angufa de mis amores» y «anónimas manos». He oido de quienes «bautizan» a sus penes, pero a sus manos? (Ok, a una de las mias le voy a poner tu nombre si no te ofende).
Finalmente, y ahora en serio, mi ex, quien es excelente poetisa (entre otras cosas), me hizo ir al cine a ver la biografía de Sylvia Plath, también poetisa, y tan sufrida como la de Camille Claudel.
Creo que con su actuación en esa película Gwynette Paltrow se ganó, muy merecidamente por cierto, su Oscar.
Te la recomiendo para una futura columna.
Con gran aprecio,
William.
Diosssssss!!! Si hay algo que voy a tener presente es…. NO leer tus comentarios mientras este pasando mi consulta Wiliam Abramovits!!!!NO HE PARADO DE REIRRRRRR!!! He llorado y llorado! jajajaja!!!! Iremos por partes… No me ofende, es mas , me encanta que una de las manos de tan prestigioso dermatólogo lleve mi nombre, jajajaja!. Nuestro común amigo Antonio Guzmán firma sus maravillosos poemas con el pseudónimo de Angufa, asi como tu «Gugli»… vamos bien????. Lo de «anónimas manos» se refiere a que Monsieur Rodin utilizaba el genio de Camille en muchas de sus obras, y esto es una realidad, indudable sobre todo en la magnífica obra «Las puertas del infierno» para ciertas partes, en esta última Camille esculpió las manos y pies de todos los personajes de la Divina Comedia que ahí aparecen.
Mil gracias por recomendarme película con la biografia de Sylvia Plath, será un placer ir a verla.Más agradecida todavía querido Will por tu visita, por esta tarde de alegría que me has regalado.
Te quiero William.
Raquel