La abrumadora cantidad de publicaciones científicas dermatológicas producen en el dermatólogo con deseos y necesidad de conocimiento actualizado una sensación de angustia y ansiedad. Realmente entre nuestras responsabilidades laborales habituales y nuestros deberes familiares, honestamente, nos queda muy poco tiempo para cumplir con este necesario ejercicio intelectual vital para nuestra supervivencia en esta profesión cada día más competitiva.
En este sentido son la revisiones sistemáticas y los metaanálisis las herramientas que contamos los médicos dermatólogos, que estamos en esta categoría, para revisar la literatura médica en un intento de sintetizar los resultados alcanzados en un determinado puntos. Pese a todo esto, los conceptos de revisión sistemática y metaanálisis son todavía relativamente reciente y viene a formalizar, a mediado de la década de los setenta, el concepto de revisión narrativa, según el cual hasta entonces para revisar la evidencia en torno a un tema de interés se seleccionaba un número determinado de artículos, limitándose habitualmente a contar el número de estudios con resultados positivos y negativos (por ejemplo aquellos a favor o en contra de la efectividad de un determinado tratamiento y con una valoración a lo sumo subjetiva de las características metodológicas o la calidad científica atribuible a cada uno de los trabajos incluidos. En contraposición a la revisión narrativa clásica, la revisión sistemática viene a dotar de un mayor rigor tanto al proceso de selección de los trabajos como a la posterior integración y análisis de los resultados. Por otra parte, las revisiones sistemáticas de la literatura pueden ser excelente fuente de nuevas preguntas de investigación, ya que hacen evidentes los vacíos de conocimientos en un área determinada. De hecho, actualmente algunas entidades que financian investigación en dermatología exigen a los investigadores soportar sus protocolos con una revisión sistemática de la literatura. Al combinar resultados de diversos estudios, las revisiones sistemáticas permiten encontrar datos más precisos y señalar variaciones en la respuesta a diferentes intervenciones, en diversas situaciones. Sin embargo las revisiones sistemáticas son tan sólo una herramienta y no remplaza de ninguna manera el sentido común del dermatólogo ante cada paciente individual. Una revisión sistemática de la literatura sintetiza el análisis retrospectivo de la información recolectada en diferentes estudios hechos por distintos investigadores . Es un diseño riguroso, y como tal requiere métodos tan estrictos como los de un experimento clínico u otro tipo de investigación original; debe ser la síntesis concisa de la mejor evidencia disponible de estudios experimentales .
Puesto que no todas las revisiones sistemáticas de la bibliografía han de incluir necesariamente un metaanálisis, en la actualidad se recomienda utilizar ambos términos (revisiones sistemáticas y metaanálisis) para acuñar distintas realidades. Así, se suele hablar de revisión sistemática para referirse al proceso de identificar sistemáticamente y evaluar varios estudios del mismo tipo y con un objetivo común, mientras que por metaanálisis nos referiremos habitualmente al conjunto de técnicas estadísticas mediante las cuales se combinan los resultados de estos estudios para obtener parámetros de medida globales.