Aunque Otto Von Bismarck ya había delineado lo que se llamo el Estado de bienestar, mediante mecanismos como la pensión de jubilación obligatoria y sistemas de seguridad social para la previsión de enfermedades y accidentes para los trabajadores, fue un conocido medico e historiador suizo, Henry E. Sigerist quién en los años 30, dicto las pautas de lo que hoy en día se denomina medicina socializada, en una prolífica producción literaria entre la que se destacan las obras, "The Socialized Medicine in the Soviet Union", y "American Medicine".
Los lineamientos como principal teórico de la medicina socializada en el hemisferio occidental pueden resumirse en el siguiente escrito de su autoría:"…el pueblo tiene derecho a la atención médica y la sociedad tiene la responsabilidad de cuidar a sus miembros. Un sistema ideal de atención médica debe ser organizado alrededor de centros de salud, cada uno con un hospital y un departamento de salud pública, conectado con pequeñas estaciones locales de salud, atendidas por médicos generales, enfermeras y técnicos. Los médicos de las estaciones locales de salud, deben organizar comités de ciudadanos para realizar encuestas de salud, tareas de educación para la salud y realizar una variedad de actividades sociales y de salud. Cada ciudadano debe tener una asistencia médica gratuita, los médicos, como los demás trabajadores de la salud, deben recibir un salario."
El párrafo como todo lo que se refiere a la ayuda que debemos prestar al prójimo desvalido es lógico y fiel a lo que los seres humanos debemos tener como filosofía de vida en nuestra sociedad, mas aún si quién lo expresa es un médico.
Pero un estado no puede decretar una medicina socializada si no logra estabilidad política y económica, además de socializar todos los estamentos de la sociedad. Por otro lado la prestación de servicio sin dar nada a cambio puede generar un sentimiento de no pertenencia, ya que el "cliente" no realiza una contraprestación inmediata. Asimismo el trabajador de salud puede no sentirse motivado en el estudio e investigación y se corre el riesgo, en este modelo que migre o no haga un esfuerzo en tener una preparación de altura. Ejemplo de ello se aprecia en los países nórdicos en donde existe una medicina socializada pero hay escasez de neurocirujanos.
Para que podamos tener algo, cercano a la medicina socializada sin que se nos planteen entelequias, creemos que un estado pragmático debe dirigir todos sus esfuerzos en llevar a cabo programas de medicina preventiva, y dejar la medicina curativa a cooperativas que puedan de esta manera tener un "empowerman", o sentido de pertenencia.
En el fondo el propósito es ofrecer seguridad social de la "cuna a la urna", salud a todos los ciudadanos permitiendo los incentivos grupales o individuales, eso si controlados por el estado.
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Figura1: Bismarck. El Canciller de hierro
Figura2: "Apostle of socialized medicine" Portada del TIME de la edición de Enero 30, 1939