«La ley es para todos», sabia sentencia con la que concordamos pero, muy comúnmente, no practicamos. El código de deontologia médica predica la obligación que tiene el médico de velar por el cuidado de la salud del individuo y la comunidad, más no lo destaca específicamente como beneficiario de esos cuidados y así pues, el médico queda aislado en una figura difusa entre individuo, comunidad y médico casi eximiéndolo de la obligación que él tiene de cuidar de sí mismo para beneficio propio, de sus seres queridos y de los pacientes que en él confían, y además marginándolo de los servicios de un posible tutor que cuide de él colateralmente.
Con que autoridad moral nos dirigimos a nuestros pacientes reclamándoles su descuido ante una dolencia que lo aqueja y que por diferentes motivos no han atendido, cuántas veces nos enojamos vivamente con ellos porque interrumpen un tratamiento o aplazan una consulta? Y nosotros? Estamos atentos a lo que sucede en nuestro cuerpo? O por el contrario nos «tomamos una pastillita», decimos «la semana que viene voy al urólogo, al cardiólogo, al ginecólogo, me pongo a dieta porque estoy gordísimo y casi no puedo caminar, me voy a inscribir en el gimnasio,
Diariamente hacemos promoción de la salud de la piel, pero en muchas oportunidades solo nos ocupamos de ella relegando a un segundo plano su salud integral. Es indispensable hacer nuestro mejor esfuerzo para que nuestros pacientes tengan una excelente salud en su piel, pero también promocionar la salud de sus mamas, próstata, cuello uterino, colon, condiciones mentales y en general la salud integral A pero también de nosotros mismos , es una obligación y un compromiso ineludible.
Y a todas estas ¿ nuestros postgrados predican esa necesidad, o solo nos hablan de los pacientes ?. Seria interesante saber cuantos de los profesores que impartimos aula en los postgrados promocionamos a la par de la salud del enfermo la de los médicos que se ocupan de ellos. Sin embargo, cuando la enfermedad nos alcanza y nos damos cuenta del enorme descuido personal en el que hemos incurrido, sabemos que los argumentos y recomendaciones que tanto le insistimos a nuestros pacientes es rigurosa y amargamente cierto -.
Los Editores
Piel Latinoamericana dedica esta edicion a nuestro colaborador y amigo Antonio Guzman
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Está pagado, barrido, olvidado
Me da lo mismo el pasado
Con mis recuerdos
Yo prendí el fuego
Mis tristezas, mis placeres
Ya no tengo necesidad de ellos
Barridos mis amores
con sus trémolos
barridos para siempre
Vuelvo a partir de cero
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Ni el bien que me han hecho, ni el mal
Todo eso me da lo mismo
No, nada de nada
No, no me arrepiento de nada
Pues mi vida
mis alegrías
hoy
comienzan contigo…
Autor: Libellés : Favor clic abajo para oir a Edith Piaf cantando su gran exito
Gracias Guayaquil
Del 1- 4 de Mayo del 2011 se celebro en la hermosa ciudad de Guayaquil la XXIX Reunión anual de Dermatólogos Latinoamericanos.
Cinco frenéticos días con un amplísimo programa científico que incluyo, conferencias magistrales, sesiones anatomo-clínicas, simposios, cursos, talleres que ocuparon 10 salas simultaneas (dispuestas en un hermoso y funcional centro de convenciones) junto con un atractivo programa social y cultural permitió a los 2500 asistentes ponerse al día en los adelantos constantes de nuestra especialidad y estrechar lazos de amistad y hermandad latinoamericana.
Gracias al comité organizador presididos por los Dres Jose Ollague y Gonzalo Calero, por una organización digna de la organización Radla.
Piel Latinoamericana estuvo representada en un bonito «stand» en donde se atendió e informo a todos los que se acercaron a nosotros, asi como pudimos inscribir y actualizar datos a mas de 500 dermatólogos
En este boletín mostramos algunas fotografías del congreso y en próxima edición ampliaremos la información y publicaremos algunas de las presentaciones y amplia iconografía
Ir al módulo del Radla para ampliar informacion
Me agrada este Editorial que tiene una profundidad tremenda aunque no lo parezca. Hay tres vertientes en el enfoque, a mi manera de entenderlo:
*El primero, me hizo recordar algo que leí en un libro escrito por un cirujano (Bernie Segal) refiriéndose al porqué los médicos no podemos enfermarnos y queremos jugar a ser Dios; se respondía mencionando una expresión de Woody Allen “porque todos tenemos que tener a alguien como modelo”. Algunos estudios sobre la psicología de los médicos hacen pensar que estamos tratando de negar nuestra mortalidad, porque con frecuencia la motivación de los que eligen la carrera de medicina es el miedo a la muerte. Cada victoria sobre la muerte confirmaría ese sentimiento íntimo de poder y a la inversa, cada paciente que se pierde o que no logramos curar representa un profundo fracaso, un recordatorio de mortalidad, de límites. Quizás este sentimiento y actitud psicológica es lo que lleva a que los médicos consultan tardíamente y nunca tienen tiempo para ellos. Nunca creemos que podemos sufrir algo serio … hasta que nos pasa.
*El segundo aspecto, es donde se menciona al médico como figura “difusa entre individuo y comunidad ”… y de como la sociedad lo exime de cuidarse a sí mismo, de irse de vacaciones… siempre se van a Congresos pero muy pocos se atreven a decir que se van de vacaciones , a compartir con la familia, etc… Es la exigencia social de que siempre debemos estar allí y “listos” para la batalla. Yo he oído expresiones terribles e injustas de pacientes hacia sus médicos relacionados con este aspecto.
*La tercera consideración, es lo que atañe a la parte económica relacionada con lo desasistidos en que nos encontramos los médicos y el personal paramédico en materia de salud, en este país y creo que en muchos sitios de Latinoamérica. Parece una paradoja pero es real. Ello obliga a la toma personal de seguros ultra costosos que solo te brindan la sensación de que te asistirán en alguna Emergencia pero no te garantizan la calidad ni la prontitud ni que pasará cuando se termine la poliza. Si el médico solo trabaja en asistencia pública ni sueñe que puede tomar uno de estos seguros. Tampoco cuente que lo cubrirá eventualmente con el pago de prestaciones sociales porque se pueden tardar 5 , 10 o más años en recuperarlas y al ritmo de la devaluación se imaginan lo que eso termina valiendo.
No me extiendo más, felicito al que escribió el Editorial, los que hemos estado en la “acera del frente” como pacientes y por afecciones realmente graves sabemos lo que ello significa.
La Promoción de salud entre nosotros mismos es un buen inicio. Mis saludos,
Amalia Panzarelli
Dermatólogo
Caracas,Ven.