Rafael Arévalo Martínez (Guatemala. De su colección Los Atormentados)
Ella es una muchacha muy gorda y muy fea,
Pero con un gran contento interior.
Su mirada es buena como la de las vacas de su aldea,
Y de mi tiene mi mejor amor.
Es llena de vida como la mañana;
Sus actividades no encuentran reposo;
Es gorda, es buena, es alegre, es sana
yo la amo por flaco, por malo, por triste y por ocioso.
En mi bohemia, cuando verde copa
Se derramaba demasiado henchida,
Ella cosió botones a mi ropa
Y solidaridades a mi vida.
Es ella de esas mujeres madre de todos
Los que nacieron tristes o viven beodos;
De todos los que arrastran penosamente,
Pisando sobre abrojos su vida trunca,
Ella sustituyó a la hermana ausente
Y a la hermana que no he tenido nunca.
Cuando se pone en jarras, parece un asa
De jarro cada brazo suyo; es tan buena ama de casa
Que cuando mi existencia vio manchada y helada y destruida
La lavó, la planchó, y luego, paciente,
La cosió por dos lados a la vida
Y la ha tendido al sol piadosamente.
Rafael Arévalo Martínez
(Guatemala, 1884-1975)
Escritor guatemalteco, uno de los antecesores del realismo mágico. Nacido en Quetzaltenango, fue director de la Biblioteca Nacional de Guatemala durante 20 años, desde 1926 hasta 1946. Ese año fue nombrado delegado de Guatemala en la Unión Panamericana , actual Organización de Estados Americanos. Cultivó la narrativa y la poesía lírica. Iniciado bajo la influencia del modernismo, derivó después hacia otras tendencias. Aunque con un estilo muy personal, se le ha situado como novelista de ciencia ficción y como uno de los antecesores del llamado realismo mágico. Algunos críticos relacionan sus relatos con el mundo angustioso y alucinado de Franz Kafka. Su producción poética es muy variada y abarca desde composiciones de sencillez lírica hasta otras en las que emplea expresiones de un auténtico barroco de corte americano. Entre sus libros de versos figuran Juglarías (1911), Las rosas de Engaddi (1927) y Por un caminito así (1947). En narrativa publicó Una vida (1914), El hombre que parecía un caballo (su obra más notoria, 1914), El trovador colombiano (1920), El señor Monitot (1922), La oficina de paz de Orolandia (1925), El mundo de los maharachías (1938) y Viaje a Ipanda (1939). Se le deben asimismo la pieza teatral Manuel Aldano (1914) y la biografía del dictador Manuel Estrada Cabrera, Ecce Pericles (1947). Falleció en la ciudad de Guatemala.