En el año ya lejanísimo
Mil novecientos treinta y dos,
Cuando en las últimas pianolas
Rodaba aún el charlestón
Y en las pantallas fulguraba
La mirada de Clara Bow,
Y mi hermana tenía un novio
Que había estado en Nueva Cork
Y yo tenía doce años
Y era un muchacho soñador
Y me bastaba verlo a él
Con su flagrante traje sport
-saco a rayas, gorra a cuadros,
Pantalón a lo Harold Lloyd-,
Y oí narrar sus aventuras
De fogonero
En un vapor
Y lavaplatos en Maniatan
Y bailarín de un music hall;
En esa época que digo
-¡era en el año treinta y dos!-
Ah me bastaba sólo eso
-¡yo era el tonto que aún soy!-
Para subirme a mis ensueños
Como quien sube a un ascensor.
Desde entonces ando en el mundo
Como anduviera Dreamy-Boy,
Viviendo en sueños la aventura
Que la vida nunca me dio.
Visto harapos de vagabundo,
Mi equipaje es mi corazón,
Viajo en los trenes de noche,
No tengo un diez para un hot dog,
Pero mastico mi esperanza
Como quien masca un chewing-gum
Y si me mata la tristeza
Echo una estrella en el juke box.
Nadie me espera, como nadie
Cuando salí me dijo adiós.
De dónde vengo no me importa
Como tampoco a dónde voy.
Cierto que soy un muerto de hambre,
Un vagabundo, un polizón,
Con el sombrero agujereado
Y los zapatos sin cordón,
Pero quien niega que soy libre,
Que soy tan libre como Ford
Y que a mis pies tengo la tierra
Como un magnífico balón
Para jugar al football-rugby
Y así olvidar de que soy:
De que soy un hombre sin casa,
Un hombre paria, un Dream-Boy,
Un John Smith desamparado
De quien se ha olvidado el amor,
Un prisionero de ciudades
Que a sí mismo se encadenó
Y que se arrastra por los trenes
De una prisión a otra prisión.
Y aquí está América a mis pies
Como un magnífico balón;
Puedo jugar con ella al rugby
O,si prefieren, al béisbol.
Un Rockefeller es el pitcher
Y un Rockefeller es el coach.
Pero juguemos a otra cosa,
Poruqe soy mal jugador,
Y lo que quiero con América
Es encontrarle el corazón.
Por hallárselo ando rodando de la Florida a Nueva Cork.
En Alcatraz viví cien años,
Tuve una novia en Oregón,
En Carolina fui John Brown
Y en Alabama fui Jim Crow;
En Chicago fui caletero
Y en Amalfi morí de amor;
Fui bailarín en Nueva Orleáns
Allá en el año treinta y dos,
Y ahora en un tren de madrea
Voy de Pittsburg a Nueva Cork
Con la esperanza ya perdida
De descubrir en cuál rincón
Dejó la América de Lincoln
Olvidando su coirazón.
¿;Qué contaré cuando regrese
A aquel mundo del treinta y dos
Cuando bastaba que mi amigo
Me saludara: -Hello boy-
Para que yo, muchacho tonto
Hiciera igual que Dream Boy
Y me subiera a mis ensueños
Como quien sube a un ascensor,
Para llegar a un mundo mágico
En donde estaba Nueva York
Ah, Marilyn, tu cruel América
Tu desdichada gran nación
Te ha destrozado entre sus manos
Como un paquete de pop corn.
Y allí estás, pálida manzana
Bajo tu luna de neón.
Escritor, periodista, poeta y humorista, cuya obra proyecta los valores de la cultura popular venezolana. Nació en la barriada caraqueña de El Guarataro (ubicada en el sector de El Cementerio), en el seno de una familia de escasos recursos económicos. Fueron sus padres Rafael Nazoa, jardinero y Micaela González. A los 12 años empieza a trabajar para ayudar a su familia, completando su formación a través del estudio autodidacta. Entre 1932-1934 se desempeñó en múltiples oficios tales como aprendiz de carpintería, telefonista y botones del hotel Majestic de Caracas y empleado de una bodega, hasta que entra a trabajar en el diario caraqueño El Universal hacia 1935; donde trabaja como empaquetador, luego pasa al archivo de clisés y finalmente aprende tipografía y corrección de pruebas. Por este tiempo aprendió a leer el francés y el inglés, lo que le permitió en 1938, obtener un puesto como guía turística en el Museo de Bellas Artes. Durante este período fue enviado como corresponsal de El Universal Puerto Cabello, donde colabora en el diario El Verbo Democrático. Un artículo suyo en el que critica la indolencia de las autoridades locales en la erradicación de la malaria, le acarrea una demanda del Concejo Municipal de Puerto Cabello y su posterior encarcelamiento en 1940.
Luego de ser liberado regresa a Caracas, donde ingresa a trabajar en la emisora Radio Tropical y mantiene en El Universal una columna titulada «Por la misma calle». Durante este tiempo es incorporado al diario Últimas Noticias, comenzando a publicar sus poemas humorísticos en la sección «A punta de lanza», firmada con el seudónimo «Lancero». También en este período se incorpora al semanario satírico El Morrocoy AzulJacinto Ven a Veinte», sus poemas Teatro para leer. A partir de agosto de 1943, empieza a colaborar en el diario El Nacional. donde desarrolla sus dotes como humorista, publicando con el seudónimo de «
Muere en un accidente de tránsito en la autopista Caracas-Valencia. En su memoria se creó por proposición de Pedro León Zapata, la cátedra libre de humorismo «Aquiles Nazoa», inaugurada el 11 de marzo de 1980.
Colaboración de la Dra Raquel M Ramos M.
Raquel:
que sencillo y profundo, humilde y verdadero y, sobre todo, «universalmente» venezolano ES Aquiles Nazoa.
Gracias,
por regalarnos cada semana
algo para soñar y evocar
para vivir y crecer
hacia adentro y hacia afuera
Vito Abrusci V.
Queridisimo Vito: Hoy es un dia bien especial para mi, porque comienza la pascua de resurreción. Todavía no he logrado conciliar la idea de que para que haya resureccion debe haber muerte, y me cuesta horrores ver imaginar a mi dios en una cruz. Pero…. por que te digo todo esto?. Porque en este camninar por la vida, he comprendido que existe un juego magico y maravilloso. Jamás podremos experimentar el goce de recibir, si no damos. SE cuan frustrado puedes sentirte a veces porque no escriben en tu columna (LO CUAL NO SIGNIFICA QUE NO LA LEAN). Yo , ya me acostumbre a que nadie escriba, pero no por ello se me ha bajado la livedo reticularis, y más bien, se ha acentuado. Es mi regalo, es mi entrega a mis colegas, a mis proximos. Pienso, como Margueritte Yourcenar, que el arte es la unica posesión verdadera, es imposible cargar en lka espalda «Las Tres Gracias», pero es imposible tambien olvidar a Rubens el resto de tu vida, cuando las has visto.
Aquiles es una debilidad de mi corazón.
Te quiero mucho.
Raquel