Los dermatólogos que nos formamos hace 35 años apreciamos diferencias entre medicamentos y procedimientos que se utilizaban entonces y que han ido cambiando, evolucionando o perfeccionándose, que en algunos casos, han desplazado a los clásicos con mediano o alto beneficio para el paciente. Ante esos cambios nos vemos en la obligación de plantearnos la interrogante obligada: ¿;Aquellos medicamentos eran iguales, mejores o peores que los actuales? En muchas oportunidades el avance en terapéutica ha sido abismal, en otras sutil y en otras el cambio no ha sido tan beneficioso a la luz del costo-beneficio que como médicos debemos buscar.
Como un ejemplo de lo anteriormente expuesto vamos a referirnos a tres afecciones comunes cuyo enfoque ha variado.
Acné. Hace 30 años usábamos la Oxitetraciclina y las fórmulas magistrales con azufre. Hoy en día utilizamos Tetraciclinas de mayor absorción, tolerabilidad y lipofilia, así como modernos productos derivados del acido retinoico y combinaciones de Peroxido de Benzoil y antibiótico en una misma galénica; y si lo anterior fracasa podemos recurrir al Isotretinoin. Indudablemente que la balanza se inclina favorablemente a la medicina actual, pero el punto es, que se han olvidado totalmente algunos de los magníficos beneficios de la antigua terapia. ¿;Quien niega que no hay producto con mejor efecto anti-inflamatorio y resolutivo de las lesiones inflamatorias que el azufre? No hay como unas buenas compresas de Solución de Vleminkcx para "secar" un cuadro de acne inflamatorio severo.
Úlceras de miembros inferiores: Hace 30 años utilizábamos de rutina la vieja y noble "Bota de Unna" para el manejo de las úlceras varicosas. Los nuevos apósitos, geles, pastas, cremas con hidrocoloides, alginatos, colagenasas etc, han tratado de dejar a un lado esa terapia. Aunque los nuevos apósitos son limpios seguimos prefiriendo la bota de Unna que logra resultados satisfactorios a nuestros adoloridos pacientes, sin tener que incapacitarlos en forma absoluta.
Psoriasis: Recordamos que nuestros pacientes eran tratados con alquitrán de hulla y sol, el famoso "Gueckerman-sol" mejoraba a un 80% de nuestros enfermos. A los de gran expansión o los que no respondían a lo anterior le indicábamos Metotrexate semanal, quedando un pequeñísimo grupo que no lográbamos solucionar y que sirvió de plataforma a la industria de tecnología medica y farmacéutica para producir; primero sofisticadas cámaras de luz ultravioleta y, cuando ello no era suficiente, tomaron por asalto el mundo de los anticuerpos monoclonales. Con ellos se ha generado una especie de "necesidad de uso" para muchos cuando solo es para unos pocos. Es decir, la prescripción de un medicamento (biológico) aconsejado para unos pocos pacientes con Psoriasis se esta masificando innecesariamente hacia enfermos susceptibles de ser tratados a la manera clásica con igual éxito, con menos efectos indeseables y costos reducidos.
Los cambios en terapia son innegables, sea ésta biológica, inmunológica y genética pero no podemos soslayar los logros pasados que aún tienen un nicho de uso. Con todo lo expuesto invitamos a las nuevas cohortes de dermatólogos a revisar los antiguos medicamentos y procedimientos sin rechazarlos de plano. Es preferible mantener en el arsenal terapéutico la mayor cantidad de armas posibles contra la enfermedad, ya que las condiciones en las que nos veríamos obligados a trabajar, pueden condicionar su uso.
Me ha gustado muchisimo esta editorial. Juan Pablo II en una oportunidad dijo que «quien no se abría a los adelantos de nuestro momento, no podía ser capaz de sobrevivir al mundo actual». Me siento tna cómoda de poder utilizar lo bueno de lo que aprendi y me enseñaron y que UT
Me ha gustado muchisimo esta editorial. Juan Pablo II en una oportunidad dijo que «quien no se abría a los adelantos de nuestro momento, no podía ser capaz de sobrevivir al mundo actual». Me siento tna cómoda de poder utilizar lo bueno de lo que aprendi y me enseñaron y que UTIL Y EFICAZ, y TENER LA TRANQUILIDAD QUEBAJO LA MANGA, tengo un abanico de posibilidades, planes B , C y a veces hasta D, como suelo decirloe a mis pacientes en el tratamiento de sus afecciones. Le pido a Dios me me cuide de caer en el snobismo y me ilumine siempre para utilizar equilibradamente y conm sabiduria, lo mejor del ayer, con lo mejor del paciente. Excelente editorial.
DRa. Raquel M Ramos