La investigación clínica de los nuevos fármacos sintetizados ha dado lugar a una relación económica especial que es examinada y puesta bajo el escrutinio vigilante de los organismos profesionales y gremiales que velan por la ética médica
Buena parte de la investigación clínica de los potenciales efectos benéficos y de los efectos secundarios indeseables de los nuevos fármacos sintetizados por la industria farmacéutica a nivel mundial, son llevados a cabo por médicos con apoyo financiero de la industria farmacéutica. Esta realidad, ha dado lugar a una relación económica especial que es examinada y puesta bajo el escrutinio vigilante de los organismos profesionales y gremiales que velan por la ética médica.
La literatura médica está llena de artículos y de libros que han estudiado esa relación con puntos de vista muy críticos y a veces muy negativos, pues es evidente que se presta a abusos que pueden derivar en informaciones tergiversadas y dar lugar a decisiones equivocadas por parte de los médicos tratantes cuando las medicinas llegan al mercado abierto y pueden ser prescritas por los facultativos.
Estas denuncias tienen un papel importante, pues gracias a ellas y a la presión de los cuerpos colegiados que representan los valores y los intereses de la profesión médica pueden corregirse los errores u omisiones perpetradas muchas veces involuntariamente.
Donde se ventilan más denodadamente estos espinosos asuntos –como es de suponerse-es en los Estados Unidos, en cuyo país la industria farmacéutica internacional está mayoritariamente establecida y donde tiene su mercado más lucrativo.
Se trata de una compleja cadena de negociaciones –y en cada eslabón hay un incentivo, generalmente un honorario a pagar- en las cuales se involucran no solo los médicos que van a realizar el trabajo clínico de investigación, sino también, y de manera informada, los siguientes actores sociales:
- pacientes que se prestan voluntariamente como “conejillos de India”,
- las autoridades administrativas de los hospitales donde se va a llevar a cabo el trabajo,
- las universidades y facultades de medicina, en las cuales generalmente laboran como docentes los médicos participantes, y
- los representantes de la industria farmacéutica, propietaria de los medicamentos que se van a evaluar
Especialmente éstos últimos, están interesados en demostrar la eficacia clínica del fármaco para mejorar, controlar o curar ciertas enfermedades junto a la ausencia de efectos secundarios indeseables severos, y son quienes van a aportar los fondos imprescindibles para que se pueda realizar todo el complejo operativo.
Existen reglas acordadas para establecer un orden y un nivel de remuneraciones aceptables a todas las partes y, entre ellas. Hoy en día son muy estrictos sobre este tema y existen acuerdos en que los artículos que se publiquen en revistas médicas para difundir estas investigaciones clínicas (en que los autores deben declarar en forma explícita si existen “conflictos de interés”), se exprese si el trabajo ha sido subvencionado por la casa farmacéutica que produce el medicamento.
Un aspecto sobre el cual teníamos escasa información es la importancia y valor económico de las separatas (impresos sueltos) de los trabajos clínicos publicados en las revistas médicas especializadas, que los galenos están acostumbrados a recibir junto con las muestras de los medicamentos por parte de los visitadores médicos. Estas separatas proporcionan el necesario aval científico a los productos, como obsequio del laboratorio que los produce.
De acuerdo con una publicación reciente de investigadores británicos, liderados por Adam E. Handel del Wellcome Trust (BMJ, 28/06/2012), sobre este delicado tema, y después de llevar a cabo un estudio bien planificado (incluyendo las cinco revistas médicas con mayor circulación y más influyentes a nivel mundial (Journal of the American Medical Association,Lancet, New England Journal of Medicine, Annals of Internal Medicine y British Medical Journal), concluyeron que no existe evidencia de que la decisión de adquirir estas separatas -por parte de las casas farmacéuticas- tenga influencia alguna en la aceptación de los artículos por parte de esas revistas médicas.
Es importante para los médicos saber que las revistas médicas estudian -con el consabido asesoramiento de expertos externos-, y luego aceptan para publicación aquellos trabajos que lo ameritan, en forma independiente de los proventos que se puedan derivar de la comercialización de las separatas (una importante fuente de ingresos económicos para esas publicaciones).
Dr. Francisco Kerdel Vegas
Fuente: http://www.bitacoramedica.com/?p=11359