Como en otras tantas aparentes paradojas se trata de tres factores que en forma intricada compiten y colaboran entre sí por la buena salud del individuo.
Es bien conocido que las expectaciones referentes a salud de la gente que vive en los países ricos e industrializados del Norte son mucho mayores que aquellas de los pobres de los países del Sur, y se explotan con evidente éxito económico (para los facultativos que las practican) muchas ideas -sin basamento científico-, con la promesa de detener o incluso hacer reversible el envejecimiento y restaurar una belleza física perdida.
La verdad es que el "apetito social" por la salud no tiene límites conocidos y es famoso el dictum del político británico Enoch Powell (cuando fue ministro de salud) afirmando, "vitualmente no existen límites a la cantidad de cuidados a la salud que un individuo es capaz de absorber".