Jaime Piquero-Martin
(Profesor Emérito, postgrado Instituto de Biomedicina)
Es difícil escoger a alguien que haya marcado nuestra vida profesional y después de mucho meditar creo que el Profesor Witremundo Torrealba es el indicado.
En el primer dia de clase del tercer año de Medicina (1967) asistimos a una edificación de una sola planta de paredes prefabricadas y de techo plano de tabelones, rodeando un jardín central. Era la Cátedra de Parasitología de la Universidad de Carabobo, situada en Barbula. Ahí nos recibió un típico llanero de cara surcada de arrugas, con una sempiterna sonrisa, desgarbado y con una bata blanca larga desabotonada, arrugada y con los bolsillos cargados de no se que proyecto de investigación nuevo; era el Profesor Witremundo Torrealba.
El grupo de jóvenes, culminando la adolescencia acudíamos en tropel a conocer al hijo del sabio José Francisco Torrealba. Ya sabíamos de él muchas cosas, que había nacido en Zaraza y que en sus genes nadaba la genialidad pues su padre habia ganado el epíteto de sabio cuando en la lucha contra los males que azotaban las zonas rurales de Venezuela descubrió el Mal de Chagas en Venezuela. Semanas más tarde en las frecuentes prácticas de campo que realizábamos junto con el “Witre” como le decíamos, tuve la oportunidad de visitar su casa familiar de San Juan de los Morros y estrechar la mano del sabio y recibir un refresco de papelón de manos de su madre Doña Rosa Tovar.
Ese mismo día al regresar a la ciudad de Valencia fui a la librería a comprar un libro sobre la vida del sabio y encontré un ejemplar de su ensayo “Voces para sordos”* que aun atesoro, años mas tarde el Prof.W. Torrealba publicó otra edición del libro.
El Prof. Witremundo estudió en el “Liceo Fermin Toro” de Caracas y de esa misma época el profesor Dr. José Vicente Scorza recuerda : «Terminando el bachillerato, lo veía consecuentemente en el Viejo Trapiche de la Ciudad Universitaria de Caracas, donde iniciaba mi curiosidad por los parásitos del hombre del medio rural. En aquellas tardes de 1954 percibí claramente que tenía ante mí una extraordinaria inteligencia y una gran conciencia analítica. Germinaba una entrañable amistad que se expresaba cotidianamente en nuestro laboratorio del cerro San Agustín del Sur»..
Tambien supe que en 1954 se había ido a estudiar a la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo, algo que me ayudo años mas tarde a tomar la decisión de enviar a mis hijos a hacer el postgrado de Dermatología en dicha Universidad.
Witremundo, al completar sus estudios brillantemente con la tesis doctoral sobre amibiasis y Kala-azar regresó a Venezuela en Abril de 1960, cargado de ilusiones y con amplio conocimiento de las enfermedades tropicales que pudo ampliar en Venezuela fundando la Cátedra de Parasitología de la Universidad de Carabobo junto al Dr. Amaral, «Fue para mí una magnífica oportunidad poder trabajar inmediatamente después de graduado, en la materia de mi preferencia, al lado de un Maestro de las cualidades de Amaral, en la docencia y la investigación con dedicación integral , en mi propia tierra, es decir, cerca de mis familiares y siendo pagado por ello. «
Torrealba era un docente nato, logro organizar la Cátedra de Parasitologia con todos los adelantos que se podía contar para la fecha. Primero con el Profesor Dr. Dacio Franco Do Amaral y el Dr. Luis Rey. luego con su esposa Dra. Junia Chaves, (brasileña, de cuya unión nace su hijo Carlos Francisco), los Dres Iturriza y Henriquez. La catedra tenia el primer bioterio para animales de experimentación de la Universidad.
Pero la mayoría del conocimiento nos era transmitido directamente en el campo utilizando la observación y la mayéutica socrática como primeros instrumentos didácticos. Como si fuéramos a una excursión de amigos, a bordo de un autobús de la Universidad , emprendíamos las clases en medio de la naturaleza, Witre llevaba para esas excursiones todo tipo de equipos incluyendo microscopios en cajas de metal para que no se maltrataran . En esas penetraciones me presté para fumigar caseríos, treparme en moriches para buscar tripanosomas y visitar las pobres viviendas de bahareque de pacientes con Chagas. Luego de un incansable día, nos decía, “ya viene la noche, pónganse camisas manga larga, que ahora vamos a cazar mosquitos”. Visitamos riachuelos buscando caracoles contaminados de Bilharzia, cazamos perros con úlceras para buscar ahí Leishmanias. Examinamos heces de niños del campo llenos de ascaris y fibras de mango verde. Metíamos gallinas en jaulas llenas de mosquitos y luego los examinábamos. Todo eso se hacia bajo su mirada inquisitiva pero con sonrisa perenne, era incansable, podías encontrar en él al amigo capaz de escucharnos, de ayudarnos a resolver nuestros problemas tanto de trabajo como personales. Nunca lo vi molesto.
Toda su docencia y sus idas al campo tenían una filosofia, la de que los estudiantes teníamos que palpar la realidad socioeconómica de nuestro país y su relación con múltiples enfermedades.
Su capacidad de trabajo era descomunal. Preparó abundante material, teórico y práctico. Su libro de Parasitología era texto obligado de todas las universidades del país, asesoró numerosos trabajos de investigación para tesis y ascensos de profesores. Además, publicó más de 30 trabajos científicos sobre la enfermedad de Chagas, la Bilharziasis y las helmintiasis intestinales.
Luego de graduarme en 1971 y dejar mi universidad supe que se dedicó a dar conferencias por todo el país primero, y luego por todo el Caribe y México, llenándome de orgullo al haber sido su alumno.
Al final decidió que debía dirigir la facultad para transformarla y fue a la campaña como candidato a Decano de la Facultad de Medicina “sin pedir ningún tipo de apoyo, sin organizar ninguna clase de comando de campaña, solamente enunciando sus juicios, sus concepciones y sus programas».
Por supuesto, sus valores y gran valía como profesor le dieron el triunfo y ya como decano decidió esforzarse por eliminar la corrupción dentro del ámbito universitario… “se propuso crear conciencia acerca del significado de lo que es la carrera docente universitaria, la carrera científica universitaria, la Medicina hospitalaria y la responsabilidad médica en dichas áreas”.
Fallece a los 45 años de edad, el 14 de julio de 1981, en la Ciudad de Valencia, bajo extrañas circunstancias, el día que culminaba su gestión como decano en la Facultad de Ciencias de la Salud en la Universidad de Carabobo. Sus restos reposan en San Juan de los Morros, donde vivió los años de su juventud. Y debo añadir que su figura y estilo práctico de impartir el conocimiento marcaron positiva pauta en mi desempeño profesional y por ello le estoy profundamente agradecido.
1.-Torrealba J.F. Voces para Sordos. Primera Edición (1958) Tipografía C.T.P. San Juan de los Morros. Auspiciada por el Gobierno del Estado Guárico. Segunda Edición (1984).
2. Navas Gabriela. Vitae. Academia Biomédica Digital. Personaje Witremundo Torrealba. (Ucv.ve. Caibco. Visite Vitae) N° 3, febrero-abril 2000.
3. Doctor Witremundo Torrealba. Escuela de la Dignidad. Personajes Universitarios (1977) N° 3. Universidad de Carabobo. Pag 17-19.
Gracias Jaime, por haber recordado al Profesor y amigo Witremundo Torrealba.
Tube la suerte de haberme formado como medico, en una escuela de medicina recién inaugurada donde tanto profesores como estudiantes nos conocíamos bien, hablábamos, preguntábamos directamente ( nos sentíamos importantes para nuestros maestros) de todas esas relaciones nació la mía no solo con Witremundo, sino también con el Profesor( gran señor) Antonio Francisco Dacio do Amaral y su encantadora esposa doña Carmen. Viajamos mucho a San Juan de los Morros y yo le servia de chofer a los Amaral . Yo le manejaba su carro Hillman, puesto que el profesor no se atrevía salir de Valencia. Siempre le hacíamos chistes sobre su manejo, el tardaba de su residencia en El Viñedo hasta Barbula aproximadamente 40 minutos; cosa que se tardaba para la época ,década del 60 , diez o 15 minutos.
Bueno fuimos mucho a esa ciudad del Guarico; que interesante las conversaciones entre el sabio ( en su hamaca ) y el profesor brasileño. Nosotros oíamos , inclusive José Witremundo y su esposa la Dra Chavez , brasileña y mi profesora luego de semiología en tercer año de la carrera. Cuantas anécdotas , cuantos recuerdos, cuanta enseñanza, aprendíamos no solo de medicina, sino también de la bondad del humano,! ¿ Cuantos viajes a Zaraza? Buscábamos, chipos, flebotomos
Continua ,( no se que pasó).
Volviendo al profesor Torrealba, fue para nosotros, sus alumnos del segundo año de medicina de la Universidad de Carabobo , un individuo con muchas ganas de trabajar, metódico, gran sentidodel humor ,tesoner;, como un gran árbol , que no solo da frutos, sino también acogedora sombra.
Lamentablemente me encontraba en Houston Tx, cuando recibí la llama de su amigo el Dr.Dario Sanchez, me anunciaba su repentina muerte?
Nunca la entendí ? No la entiendo.??
Lo conocí como estudiante, viajeros incansables, colegas y miembros del Concejo de la Facultad de Medicina dela UC.
Gracias denuevo Dr. Piquero .
Pd Disculpen el ( Tube) al inicio, no pude corregir al estar escribiendo se disparó ..
hoy viendo las noticias del chagas en donde la proliferacion del Chipo, me recorde del Dr torrealba, lo conoci en el decanato de medicina , en donde lo visite para solicitar su apoyo , para el ingreso en la UC, de la morita, fue un gran orientador , y lamente su muerte y recuerdo que fui a san juan de los morros en un autobus de la universidad a darle su ultimo adios . Ahora mas que nunca su presencia seria de gran valor para el desarrollo de las investigaciones .
Los integrantes de la Xa. PROMOCION 1973 orgullosos estamos de que no haya apadrinado. Cada día lamentamos su temprana muerte. Merecía ser Rector de la UC, su ideario Académico lamentablemente se trnsformó en «Voces Para Sordo»