Mensaje de la Directora General de la OMS, Dra. Margaret Chan
7 de marzo de 2014
En el día de hoy, la OMS se une a las celebración de los logros de las mujeres, que son impresionantes y pueden estimular el cambio. En el desarrollo sanitario, como en muchas otras esferas, las mujeres son agentes de cambio. Son ellas la fuerza impulsora que mejora la vida de las familias, las comunidades y, cada vez más, los países que las han elegido para gobernar.
Como he aprendido en mis conversaciones con parlamentarios de varios países, cada vez son más numerosas las mujeres que alcanzan puestos de liderazgo, y esto ayuda a cambiar toda la sociedad de forma muy beneficiosa. Cada vez que una mujer se distingue en un puesto destacado, sus logros elevan el estatus social de las mujeres de todo el mundo.
Para estimular el cambio es necesario que todas las mujeres puedan desarrollar plenamente su potencial. Esto requiere que se liberen de todas las formas de discriminación y que sean libres para aprovechar todas las oportunidades, entre ellas las educativas, para tener sus propios ingresos y gastarlos como quieran y para desarrollar sus carreras profesionales como decidan.
El sector de la salud puede contribuir mucho a la liberación de la mujer garantizando su acceso a los servicios de salud que necesita, y en particular a los servicios de salud sexual y reproductiva. Los participantes en la Cumbre de Londres del año pasado sobre planificación familiar lograron un gran avance: el compromiso de reducir a la mitad el número de niñas y mujeres de los países en desarrollo que quieren anticonceptivos modernos pero no tienen acceso a ellos. Este compromiso dará a 120 millones más de mujeres el derecho a decidir si quieren tener hijos, cuántos y cuándo. Esto también es libertad.
A lo largo de la historia, a la mujer se le ha asociado a la atención y la compasión. En el mundo, hasta un 80% de la atención sanitaria es proporcionada en el domicilio del paciente, casi siempre por mujeres. Esto es digno de admiración, pero también debería señalar la necesidad de que las cosas cambien. En su mayor parte, esa labor carece de apoyo, reconocimiento y remuneración.
La poliomielitis está a punto de ser erradicada, en gran parte gracias a los millones de mujeres (vacunadoras, administradoras, médicas y madres) que han hecho de la vacunación y la protección de los niños la misión de su vida. En este Día Internacional de la Mujer, permítanme que agradezca a esas mujeres una dedicación que puede mejorar el mundo para siempre.