Los retos que enfrentamos en materia de salud actualmente, son globales y desbordan las fronteras geográficas. Las experiencias de los últimos años han obligado a gobiernos de todas partes del mundo a reconocer el hecho de que ningún país es inmune, todos estamos literalmente expuestos y somos un conglomerado vulnerable.
El síndrome respiratorio agudo y grave o severo (SRAS) infectó a más de 8.000 personas de 30 países en el curso de tres meses del año 2003, y consiguió poner en riesgo a sistemas de salud tanto rudimentarios como avanzados de países en desarrollo y países desarrollados.
Desde entonces, la gripe aviar ha obligado a sacrificar más de 100 millones de animales en Asia. Los expertos advierten que podría estar a punto de desencadenarse una nueva epidemia mundial de gripe. La última, que comenzó en 1918, mató a 50 millones de personas, hecho ocurrido antes de la era de la aviación comercial. Hoy día con la globalización y el desarrollo de las comunicaciones podríamos en un mismo día estar en tres continentes distintos con los riesgos que, desde el punto de vista sanitario, esto representa. Los expertos coinciden en que actualmente no estamos mejor preparados que nuestros abuelos de entonces. Además, a pesar de los exigentes controles sanitarios que en las aduanas imponen, es casi imposible filtrar y/o destruir micro-organismos sub-microscópicos que mutan constantemente, vectores muy diversos y huéspedes que traspasan las fronteras en etapa de incubación sin expresión clínica manifiesta. Esto dificulta enormemente el trabajo y nos pone en riego permanente, al menos que cada uno de nosotros ponderemos la situación y tomemos participación activa en el problema.
Por otra parte, las consecuencias podrían ser similares o más dramáticas si se produjera una liberación accidental o deliberada de agentes biológicos letales. Tales riesgos crecerán a medida que los avances de la biotecnología sigan superando nuestra capacidad para establecer las salvaguardias y los reglamentos necesarios, de igual las grandes potencias no terminan de ponerse de acuerdo en los grandes principios para lograr la paz del mundo.
Todas estas amenazas contra nuestra seguridad biológica, por dispersas que parezcan, están conectadas entre sí. No nos queda más remedio que enfrentarlas todas y es vital que los ciudadanos del mundo cooperemos cumpliendo con las reglamentación elemental y/o ocasional que están plasmadas y ampliamente difundida sobre todo por estos medios de comunicación masiva.
Para ello será necesario tomar medidas respecto a varias prioridades:
En primer lugar, debemos abandonar la idea errónea de que la salud es, de manera exclusiva, o bien "una cuestión de desarrollo" o bien "una cuestión de seguridad". En realidad trasciende todos los compartimientos de la política. Debemos abandonar los criterios burocráticos tradicionales y emprender una labor intersectorial entre los ministerios y departamentos para crear un enfoque holista que esté a la altura de ese desafío..
En segundo lugar, dedicar más recursos a la vigilancia de las enfermedades y al seguimiento de resultados. Los gobiernos deben dedicar más atención y recursos a la creación de capacidad a nivel local e internacional. Debe haber un real compromiso de invertir en materia de salud y bajar los gastos en materia armamentista.
En tercer lugar, y lo más importante, debemos emprender nuevos y decididos esfuerzos por crear sistemas de salud en los países en desarrollo. En este sentido, una de las necesidades más importantes es subsanar la grave escasez de trabajadores sanitarios. Por ejemplo en nuestro país, Venezuela, hay en estos momentos una deficiencia importante de médicos, inspectores de protección social, enfermeras y difusores de medicina simplificada; cada vez que un empleado del ministerio de desarrollo social y salud es merecidamente jubilado este cargo se pierde o pasa a otro servicio sin el conocimiento del departamento o servicio involucrado, es decir estamos viviendo la mutilación o desmembramiento de nuestros departamentos. Las campañas de prevención, por ejemplo, de las enfermedades transmitidas por vectores (dengue, paludismo, leishmaniasis, fiebre homorrágica viral, oncocercosis, etc.) son espasmódicas, es decir la fumigación, educación sanitaria, inspección de áreas, solo se hacen cuando el problema esta en su punto más alto (incidencia mayor), en lugar de aplicar medidas cuidadosamente los 365 días del año. Igualmente pasa con las campañas de vacunación y búsquedas de contactos. Antes de crecer y perfeccionarnos, nuestros servicios empeoran, se deterioran y nos quedamos atrasados en tecnología y gerencia.
Hoy día tenemos en nuestro país una inspiración en un modelo que no tiene nada de ejemplar, pues la medicina en aquel sistema esta colapsada, fuera de actualidad y lejos de ser un ideal para nuestro país y su gente. Necesitamos un cambio de dirección con nuestra propia gente y con nuestros propios recursos.
Los Editores.
Obras:
1. Visita a un enfermo en su pueblo natal (Ivan Belsky)
2. Autorretrato después de la gripe española, 1919 (Nasjonalgalleriet, Oslo. Noruega)
Vale un comentario Epidemiológi-
co. En el Editorial está todo dicho. En nuestro País no existe una Vigilancia Epidemiológica bien establecida, aquí por nuestro puertos entra quien quiere y como quiere. Estamos adoptando un medelo de Salud obsoleto, de una Isla y recordemos que la Epidemiología de las Enfermedades se comportan diferente en una Isla y en un territorio Continental.La aftosa está diesmando nuestro ganado con cepas de virus que no existian en Venezuela y ahora las tenemos para siempre. Las Enfermedaes Mataxémicas están diesmando a la población más desprotegida, pero siguen creyendo….En lo que va de año han aparecido más de 100000 casos nuevos de Paludismo y a Flaciparum que es lo grave y no se está haciendo nada. Están pelendo con todas las instituciones Internacionales porque hablan de Venezuela, diciendo la realidad y deben pedir «perdón». Para finalizar estamos desprotegidos. Dios nos ha de mirar con ojos de piedad. José Antonio Román G Valera Trujillo
A propósito del comentario final del Dr.Román, recordé a alguien quien despues del 3D, con lagrimas en los ojos me dijo «Dios se ha olvidado de nosotros». Yo quiero pensar que no. Todavía hay reservas morales en el país, de allí vendrá el desenlace.
En total sintonía con Uds. Felicito al autor del Editorial, no tiene desperdicio.
Amalia Panzarelli
Caracas