A medida que el mundo digital se mezcla con nuestro mundo físico, las identidades personales se hacen públicas casi de inmediato y automáticamente, con consecuencias desastrosas para aquellos cuyos perfiles no sean aceptados por su comunidad. Para los académicos, las consideraciones de identidad pública son especialmente críticas, ya que la academia funciona de muchas maneras como una cultura basada en el prestigio (Willinsky, 2010). Por lo tanto, si bien las preocupaciones sobre la huella digital están muy extendidas entre la población general, se vuelven particularmente apremiantes para los académicos. Además hoy, es casi imposible evitar los espacios digitales a medida que las instituciones de educación superior se expanden a los dominios digitales. Por tal motivo, en el mundo digital académico, es necesario tener una identidad digital que permita movernos con certeza y seriedad, manteniendo o construyendo nuestra reputación.
Lo primero que debemos hacer es tener una identidad digital, tall como hacen los actores y los artistas visuales. Consideremos por ejemplo, la selección de nombre académico de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios. Tendríamos varias posibilidades: 1) Bolivar, S.; 2) Bolivar Palacios, S.J.; 3) Bolívar P., S.; 4) Bolivar, S.J.; 5) Bolivar, S.J.A.; 6) Bolivar-Palacios, S. J.; 7) Bolívar P., S. Todas son válidas pero en el mundo académico, algunas son inconvenientes. Si consideras que tu firma académica debe tener tus dos apellidos, ambos deben estar separados por un guión (alternativa 6), ya que en el ámbito anglo-sajon serás reconocido por el último apellido. De la misma manera si colocas tu primer apellido y del segundo solo colocas la inicial (alternativa 7), los buscadores digitales tendrán problemas y aparecerás como un autor distinto. Para evitar este tipo de errores en las búsquedas y ayudar a las personas con nombres y apellidos iguales se creó ORCID, una pequeña y simple aplicación que te genera un código numérico personal que lleva a tu identificación como autor, con una minibiografía.
ORCID proporciona dos funciones básicas: (1) un registro para obtener un identificador único y gestionar un registro de las actividades, y (2) API que admiten la comunicación y autenticación de sistema a sistema. El código ORCID está disponible bajo una licencia de código abierto, y se publicará un archivo de datos público anual bajo una licencia CC0 para ser descargado de forma gratuita. Actual tu código ORCID es solicitado por la mayoría de las revistas académicas de prestigio cuando sometes un manuscrito para su publicación.
ORCID, juega también un papel en tu reputación académica. Incluso si cambias tu nombre o publicas en revistas con diferentes convenciones de nomenclatura, puedes usar ORCID para vincular todas tus salidas a tu identidad digital, lo que facilita el cuidado de tu reputación.
Las redes sociales también garantizan tu presencia y reputación en la Web, ofreciendo ventajas, especialmente para los investigadores jóvenes que generalmente tienen dificultades para obtener recursos financieros para asistir a conferencias académicas y requieren un rápido inicio en la construcción de su reputación. Más allá de esto, las redes sociales le ofrecen la oportunidad de llegar a nuevas audiencias, derribar muros burocráticos, interactuar con otros investigadores y demostrar la importancia de su investigación.
Si estás presente en el mundo digital, pero no estás seguro de que lo estás utilizando a su máximo potencial, quizás hay más que podrías hacer para convertirte en un académico digital. A menudo, la primera pregunta es: ¿dónde debería tener un perfil en línea? El verdadero académico digital tiene un perfil en muchos espacios digitales diferentes para satisfacer diferentes necesidades, y aquellos que lo hacen mejor, vinculan esos perfiles y presencias, del mismo modo que publican en varias revistas y vinculan todos sus resultados en una plataforma como ORCID.
Entre la redes sociales que recomiendo para académicos están: LinkedIN (Tu curriculum), Facebook (Conversaciones, tertulias con listas de colegas), Twitter (obtención y búsqueda de información; promoción); Scoop.IT (Curaduría de cotenidos/ideal para montar clases/conferencias); SlideShare (clases/conferencias) y por supuesto YouTube.
Al final, todos debemos ser académicos digitales con las siguientes características: habilidades digitales avanzadas, usuarios de los repositorios institucionales para almacenar y gestionar nuestra producción académica, capacidad para filtrar y hacer curaduría de contenidos para su distribución a colegas, publicar en blogs de investigación y docencia, publicar en revistas de acceso abierto, comentar abiertamente sobre el trabajo de otros y construir redes de intercambio entre académicos.
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¡SANTO DIOS!!! BUENO, ACEPTAMOS LAS ACTUALAES REGLAS DEL JUEGO DÍGITO-VIRTUAL MI NOMBRE ES OSCAR BIANCHI-VACCARO. UN ABRAZO Y BUENA SEMANA
OSCAR
Nada demasiado sorprendente en este mundo en que ya se pretende curar la muerte.