Los actos humanos tienen consecuencias. Las acciones y opiniones de conductores de pueblos, sobre todo los espirituales, tienen consecuencias a través de tan largo tiempo que parecería que sus efectos quedan siempre incompletos.
Alejandro Magno destruyó al Imperio Persa. Su muerte prematura y las limitaciones de sus sucesores, hicieron que su Imperio Greco-Persa se fragmentase. Hubo sin embargo, una simbiosis de civilizaciones. Gran parte del mundo oriental caucásico constituyó una nueva entidad la cual permitió luego el dominio romano y la dispersión de los judíos y sus ideas éticas y religiosas por ese mundo. En Alejandría se hizo una gran biblioteca y la primera traducción de la Biblia al griego (La Septuaginta).
Moisés fue, por supuesto, muy anterior a Alejandro. La Biblia fue probablemente iniciada por el influjo divino sobre la mente del misterioso dirigente judeo-egipcio. El resultado fue una obra compleja, difusa y extendida en el tiempo. No existe religión monoteísta que no se haya originado a partir de ella. Establece una relación filial con el creador. Una relación tormentosa e inarmónica, pero indestructible.
Desde el Monte Sinaí hasta la Alemania de Marx, la Filadelfia de Franklin y las Naciones Unidas en Lake Success… la línea es inquebrantable. El Edificio de la Naciones Unidas tiene una cita de Isaías. La institución, imperfecta, ha permitido sin embargo el mantenimiento de los ideales de Moisés (o de Dios) por mas de tres milenios. El mono inarmónico, el ser que sueña y mata. El primate altruísta que asfixia con gas a sus congéneres y envía bombas destructoras sobre poblaciones civiles, es sin embargo capaz de imaginar un tiempo mejor y el amor entre congéneres y la Divinidad.
San Juan,en su Apocalipsis ( Apocalipsis 22:5) exclama;»…. Y no habrá allí más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara, ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos»
Mauricio Goihman-Yahr
Buena profesor, hoy por el calendario judío estamos iniciando el año 5782. «Shana Tova!» Saludos a nuestros amigos Judíos
Jaime Piquero martin