Doctor Jacinto Convit

Invitamos a los  lectores de  Piel Latinoamericana a enviarnos textos y fotos de maestros de la dermatología latinoamericana a fin de hacer semblanzas de ellos.
Favor enviar a César Iván Varela Hernández, MD [email protected]

Autor: Antonio Rondón Lugo, MD

Este médico venezolano que nos enorgullece por su sabiduría y consejos, nació en Caracas el 11 de septiembre de 1913, en la popular parroquia La Pastora. Desde sus estudios de primaria con los profesores Martínez Centeno, fue excelente alumno, y continuó así en el bachillerato. Uno de sus profesores fue el distinguido humanista Rómulo Gallegos.

En 1932 ingresó a la Escuela de Medicina de la Universidad Central de Venezuela, y se graduó de médico, con honores, en 1938. Desde el inicio de la carrera siente inclinación por la atención de los pacientes con enfermedad de lepra. Fue entonces propicia y oportuna la presencia del distinguido Profesor Martín Vegas, que coordinaba a nivel nacional el control de esa enfermedad, quien lo acogió y orientó para que esa inclinación que se convirtió en pasión, tuviera los frutos futuros, y lo nombró residente en la leprosería de Cabo Blanco, cercana a Caracas.

Era la época en que a los enfermos de lepra los trataban casi de manera inhumana; los llevaban muchas veces encadenados y en contra de su voluntad, separándolos de sus familiares y allegados. Ese trato prevalecía desde tiempos milenarios, cuando el terror al contagio se propagaba en todas las poblaciones. Vale recordar que en la antigüedad, a los enfermos de lepra o presuntamente enfermos, les ataban una especie de campana o sonaja que marcaba su acercamiento. Recuerda el doctor Convit sobre la llegada de un paciente leproso, encadenado, custodiado por guardias armados y quienes les pidió que lo soltaran pues no podrían imaginar lo que era sentirse así. Inicia entonces su lucha no sólo contra la enfermedad sino contra el prejuicio.

Allí, en este apartado mundo, comienza con ahínco el examen detallado de los enfermos desde el punto de vista médico y humano, analiza los pacientes, y fue así como al llamarle la atención un enfermo destacado como leproso en quien no observó los bacilos de Mycobacterium leprae, describe el primer paciente en Venezuela con enfermedad de leishmaniasis difusa.

Comienza su trabajo como médico dermatólogo en el Hospital Vargas en Caracas, inicialmente de manera asistencial, y después como docente en la Cátedra de Dermatología del Profesor Leopoldo Briceño Iragorry. Fue Instructor y Director del Laboratorio; en 1950 es nombrado Jefe de Clínica Dermatológica. Hace también carrera administrativa en la División de Dermatología Sanitaria del Ministerio de Salud de Venezuela. En 1965 recibe el reconocimiento internacional del American Board of Dermatology. Más adelante, en 1967, bajo su dirección, se creó el programa de la Cátedra de Clínica Dermatológica de la Escuela de Medicina “José María Vargas”, así como el postgrado Microbiología Médica. Los aportes a la investigación y a la salud pública, llevaron a la creación en 1972 del Instituto Nacional de Dermatología de Venezuela, que se transformó en Instituto Universitario de la Universidad Central, más adelante en Centro Internacional de la Organización Mundial de la Salud, y posteriormente en Instituto Nacional de Biomedicina.

En lepra, sus investigaciones se han dirigido a buscar el compromiso y la respuesta inmunológica de los pacientes, a realizar estudios epidemiológicos, histológicos e inmunológicos, contribuyendo con pruebas diagnósticas intradérmicas, serológicas y terapéuticas. El empleo de BCG, Mitsuda, BCG más M. leprae; en conjunto con el doctor Jacobo Sheskin, el análisis de la respuesta de la talidomida en la reacción leprosa, y la implementación de la poliquimioterapia en asociación con la OMS, de la que fue asesor durante muchos años. Fueron sus colaboradores en esta área los doctores:

Sisirucá, Lapenta, Belisario, Blumenfeld, Rassi, Oscar Reyes Flores, Albornoz, Castellazi, Monzón, Aranzazu, Rodríguez Ochoa, Ulrico, y Pinardi.

Para el doctor Convit, la leishmaniasis se constituyó en otro tema de estudio y de búsqueda incesante de respuestas en procura de su mejor entendimiento. Además de descubrir el primer paciente en Venezuela con leishmaniasis difusa anérgica, demuestra que no son diferentes los parásitos causantes, sino que se trata de variantes, y de deficiencias inmunológicas de los pacientes, que no reconocen ni in vivo, ni in vitro al parásito. De allí, surgen numerosos trabajos de investigación. Crea un espectro de respuesta clínica, inmunológica y terapéutica; crea el espectro mucoso, y logra hacer similitudes entre la leishmaniasis y la lepra, tanto desde el punto de vista clínico como inmunológico, y sus consecuencias terapéuticas.

Ha trabajado con ahínco en modelos de prevención tanto en lepra como leishmaniasis, y

sus estudios son seguidos y aplicados en diferentes regiones del mundo, así como sus proyecciones epidemiológicas. Han colaborado en esta área los doctores: Felix J. Tapia, Marianella Castés, M Urlich, Antonio Rondón Lugo, Olga Zerpa, Noris Rodríguez y De Lima, entre otros.

El eritema discrómico perstans y muchas otras enfermedades dermatológicas, han logrado avances en el diagnóstico y tratamiento gracias a sus investigaciones.

En el área asistencial y docente sus colaboradores han sido: Kerdel Vegas, Victor Suprani, J J Henriquez , J. M Soto, Rodriguez Garcilaso, Eva koves, Tulio Briceno Maaz , Imelda Campos, Mauricio Goihman,Ma Cecilia Albornoz, A Rondón Lugo, Jaime Piquero, Ricardo Pérez Alfonso, Nieves González, Guillermo Planas, Samuel Mendoza, Guillermo Planas y Marina Chopite.

El doctor Convit ha obtenido numerosas condecoraciones y reconocimientos tanto nacionales como internacionales de gran relevancia, como el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica el 10 de abril de 1987; el Premio Nacional de Medicina; el Premio Ciencia y Tecnología de México, y los Premios Panamericanos Soopr y Horowitz; además del Título de Doctor Honoris Causa de varias universidades de los Estados Unidos de Norteamérica. Pero, considero que los mayores honores son sus grandes virtudes: es un sanador y un trabajador, además de sincero y estudioso.

Haber creado el Instituto de Biomedicina antiguo instituto de Nacional de Dermatología, el que dirige desde su fundación, donde existen tres postgrados universitarios: Dermatología, Dermatopatología y Microbiología Medica; una Maestría en Epidemiología Tropical, y donde funcionan veintidós laboratorios de investigación, además de la consulta dermatológica que atiende aproximadamente 4,000 pacientes mensuales, es un reto que cumplió.

Aparte de sus dotes, su capacidad de trabajo y visión, tuvo la suerte de encontrarse con su alma gemela, su esposa Rafaela, aunque de distinto carácter, pues ésta es alegre y extrovertida, en contraste con el Maestro, que es callado y algo tímido.

Acerca de Antonio Rondón Lugo

Un comentario

  1. lei hace unos dias (no se exactamente cuanto hace que se publico) sobre el primer
    caso descrito de incontinencia pigmenti en venezuela por los doctores J. DI PRISCO
    Y J. CONVIT, mi hija de 14 años es IP desde su primera semana de nacida y desde que
    supimos de la enfermedad no habiamos tenido noticias de nadie mas con este sindrome
    en venezuela. Seria posible ponerme en contacto con los familiares de esta ñiña
    del estudio ya que se lo dificil que es y lo solo que estamos ya que la mayoria de
    los medicos desconocen su padecimiento. igual me gustaria saber si se le han hecho
    estudios especiales y si existen otros registro de nañas IP en el pais. agradeceria
    mucho su informacion.

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