J.J. Henriquez Andueza In Memoriam, maestro de piel y de vida
Como buena ciencia, la médica esta sumergida en los cambios constantes de paradigmas. Verdades que se ponen de moda, generan una explosición de nuevos conocimientos con resultados tangibles y nuevas incógnitas, que con el tiempo son vencidas por nuevos paradigmas.
El siglo XX fue rico en el conocimiento científico, fue el siglo de la Ciencia. Un siglo que cambió, para bien o para mal, el curso de la humanidad.
A estas alturas de el nuevo milenio, ya estamos en la era de la super información, de las grandes bases de datos, la era de los pentabytes. Como dice Chris Anderson, el Editor de la revista de vanguardia informática ‘Wired’, es el final de la teoría.
Así hoy uno puede urgar una base de datos y de ella sacar mucha información sobre genes, películas o carros para construir conocimiento, generar acciones, sin necesidad de plantear hipótesis.
Anderson dice: «Este es un mundo donde las cantidades masivas de datos y las matemáticas aplicadas substituyen cualquier otra herramienta. En esta dirección están todas las teorías de la conducta humana, desde la lingüística hasta la sociología. Olvídense de taxonomía, ontología, y psicología. ¿Quién sabe porqué la gente hace lo qué hace? El punto es que lo hace, y podemos seguirlo y medirlo con fidelidad sin precedentes. Con suficientes datos, los números hablan por sí mismos.»
Vivimos una era de cuestionamiento, de identificar lo importante de nuestra corta estadía en la Tierra como parte insignificante de un Cosmo muy complejo. Como nos dijo, una vez, un buen amigo epidemiólogo mexicano: ‘Cada vez que vengo a estos congresos me sobrecoje la información en biología molecular, bioquímica e inmunología de parásitos, pero mis pacientes incrementan y no son muchas las soluciones que reciben a sus dolencias’.
Todo esto nos lleva a la verdad de J.J. Henriquez Andueza, y reflexionar sobre ella, sobre su libro, su paradigma, el del conocimiento clínico que crece diariamente en una mente adiestrada, el de la devoción a los pacientes y a sus amigos. Reflexionar que toda actividad humana, incluyendo la ciencia, debe sincerarse con la realidad y expresarse con humildad.
Los Editores