“Mujer delante del sol»
Joan Miró
Actualmente los pacientes con fotodaño de la piel, o piel dañada por el sol, buscan con mayor frecuencia atención médica para mejorar las condiciones de su piel o la reposición de las funciones perdidas a causa de la exposición crónica a la luz del sol.
La piel fotodañada puede presentar una amplia variedad de manifestaciones clínicas que incluyen piel seca, cambios degenerativos debido a cambios en las fibras elásticas del tejido conjuntivo de la piel (elastosis) y desórdenes de la pigmentación; esto ocurre principalmente en las áreas de exposición crónica de la piel como la cara, cuello, piel del escote, dorso de manos, antebrazo, brazos y piernas; aunque puede ocurrir, en menos proporción, en las zonas cubiertas o no expuestas al sol dependiendo de la tendencia individual.
Una amplia variedad de tratamientos dermatológicos están disponibles para estos propósitos, desde tratamientos tópicos muy variados y científicamente testados, hasta procedimientos más agresivos tales como prácticas ablativas y quirúrgicas.
Varias lesiones asociadas con la exposición crónica a la luz solar aparecen con frecuencia en la piel de estos pacientes que usualmente acuden, cada vez más, a nuestros consultorios médicos en busca de posibles soluciones.
Siempre es muy importante la cuidadosa evaluación clínica para escoger el mejor tratamiento o el procedimiento más adecuado para devolverle a esta piel dañada la mejor apariencia y la restitución de sus funciones perdidas por el daño actínico crónico.
Esta evaluación incluye un buen examen físico dermatológico que nos permita ver en su totalidad la piel en forma integral, así como la solicitud de exámenes de laboratorios convencionales y finalmente fotografía digitalizada que debemos guardar en la historia médica para demostrar los cambios, a veces muy sutiles o poco perceptibles por el paciente que tiene grandes expectativas.
En este contexto es vital que el médico dermatólogo haga una buena exploración de la piel que le permita diferenciar las lesiones benignas de las potencialmente malignas, como de las malignas. Para esto el simple “ojo clínico” con buena luz natural y/o artificial no es suficiente, y tenemos que usar algunas herramientas no invasivas, hasta ahora, como la dermatoscopia, muy desacreditada por algunos grupos, más que todo, por desconocer el funcionamiento, interpretación de la técnica y falta de práctica. Sin embargo, la dermatoscopia es una ciencia auxiliar naciente, cuyo secreto consiste en practicarla diariamente en todas las lesiones dermatológicas que se nos presenten a nosotros como especialistas, aprender su idioma y hablar con ella.
El lentigo y la queratosis seborreica son lesiones benignas que frecuentemente vemos en estos pacientes. No obstante, el lentigo maligno, melanoma, carcinoma basocelular, espinocelular, suelen estar frecuentemente presentes y pueden simular lesiones benignas en esta piel foto dañada.
La dermatoscopia permite detectar rasgos morfológicos distintos de las lesiones pigmentadas y juega un papel importante en la diferenciación de estas lesiones en la piel dañada por el sol.
La queratosis seborreica presenta rasgos dermatoscópicos clásicos que conforman la clave para la diferenciación, y que incluye, por ejemplo, apertura, agujero o hueco, quiste milia-simil y falta de la red de pigmento. Ahora bien, en las lesiones donde se sospecha de melanoma hay una serie de rasgos morfológicos que nos pueden ayudar a confirmar o a descartar esa sospecha: retículo atípico, proyecciones irregulares, puntos o glóbulos irregulares, manchas pigmentadas irregulares y estructuras blanco-azulada en forma de velo, entre otras.
La familiarización con esta técnica, después de los cursos pertinentes básicos, estaría centrada en la práctica diaria y constante; por este motivo hemos querido crear otro módulo de dermatoscopia y de esta forma brindarle a los colegas suscriptores la oportunidad de discutir en todas las ediciones imágenes dermatoscópicas.
Claro está que siguen siendo el estudio histopatológico y la inmunhistoquímica las pruebas confirmatorias ideales y definitivas de estas lesiones.
En conclusión, considero que la Dermatoscopia representa una herramienta cómoda, sencilla, económica y muy segura en manos expertas, para planificar mejor y seguro el estudio de las lesiones pigmentadas y no en piel fotodañada.
Los Editores