Hace algunos años se hacía mucho énfasis en la organización de oficinas basadas en computadores donde estos últimos harían innecesario el papel. Se eliminaría el horror de metros y metros de archivos contentivos de carpetas polvorientas. No habrían más memos traspapelados…Se salvarían muchos árboles..Todo lo anterior se ha hecho realidad en gran parte..pero no ha desaparecido el uso del papel sino que su uso convive con el de los computadores.Han proliferado las impresoras.
En las casas antes había un escritorio..ahora hay computadores ,impresoras, «scanners» y FAXes..Estos aparatos usan papel de una u otra forma.No creo que se hayan salvado muchos árboles…no por ahora.Por alguna razón no se tiene fe completa en la pervivencia de los datos en computadoras y la posibilidad que a uno se le «borren los archivos» produce casi tanto pánico como cuando empiezan a olvidarse algunos nombres y viene a la conciencia el apellido del austríaco fatídico.La verdad es que en general los computadores son más confiables que los humanos y sus papeles..pero cuando yerran..yerran en grande.
Algo similar pasa con las revistas médicas(o dermatológicas),el proceso de redacción y el de revisión se hacen en gran parte por computación.Lo mismo ocurre con la impresión,pero al final la mayor parte de las revistas han mantenido sus números en papel.Las hay y muy buenas que aparecen solamente en línea(Dermatology Online Journal es una de ellas),pero casi todas preservan su edición en celulosa .Recientemente una decisión del Editor del JAAD de publicar los»informes de Casos» sólo en línea provocó una fuerte protesta. Porqué se mantiene el papel? Por costumbre,porque se tiene confianza en su permanencia(Sabemos que un libro o una revista en papel pueden durar siglos…no sabemos lo que pueden durar los archivos de computador y hay evidencia de la posibilidad de su degradación).El papel además es un viejo e íntimo amigo,lo llevamos al baño, a la cama, a la mesa,lo cortamos y lo doblamos…Los computadores empiezan a parecerse y ya son pequeños y portables e inalámbricos…pero aún no son viejos e íntimos amigos.
No obstante, en algo sí han triunfado los computadores y la red. es en la facilidad y espontaneidad de la comunicación . De ahí la eclosión de «blogs» como «Piel » que no son otra cosa que revistas de acceso más fácil y menos traumático.Hay artículos filosóficos,históricos,clínicos,histopatológicos,de negocio y política.Las comunicaciones no cesan..En cambio, algunas revistas como Dermatología Venezolana languidecen como bonsais sin riego.Es evidente que una comunidad dermatológica que puede sustentar a «Piel» puede sustentar también y con creces a «Dermatología Venezolana»
A qué se deben las diferencias? Fundamentalmente, a los procesos de revisión y de aceptación y rechazo.Los «blogs» pueden,teóricamente ser tanto o más estrictos que las revistas(y algunos lo son) pero en general se piensa que en ellos las cosas fluyen más fácilmente hay menos rechazos y menos juicios de árbitros y sobre todo menos requisitos para entrar.
Quiero sin embargo llamar la atención a los que leemos «Piel» que no dejemos de seguir el consejo de las grandes editoriales mundiales que han mantenido la vigencia conjunta del papel y de la pantalla y de los anunciantes de las grandes casas comerciales o farmacéuticas que siguen invirtiendo en avisos en papel.El papel da garantía de permanencia y de recuperabilidad.Los procesos de selección permiten elevar el nivel de lo publicado. Los dermatólogos venezolanos no debemos permitir que nuestra revista muera de mengua,extinguiéndose lentamente.Se debe mantener viva y los que en Piel colaboramos podemos hacer mucho por eso.Si no..entonces mejor es que se declare abiertamente su óbito..pero eso no es lo que la mayoría quiere.
M Goihman
En un comentario enviado al Dr. Francisco Montoya, el 04 de Febrero del año en curso titulado «Reflexiones para el poeta Francisco Montoya sobre el tema: «Nuestros Olvidados libros», publicado en la sección Dermatología y Arte, como respuesta a su interesante escrito sobre la vigencia y utilidad de los libros como fuente de conocimiento, información, cultura y arte, le decía en ese entonces…………………..»En mi opinión los libros que atesoramos con tanto esmero y cuidado, trátese de literatura, arte o ciencias, son los testigos vivientes de nuestra formación integral, cómplices silenciosos y leales de tantos secretos, de tantas intimidades existenciales de nuestras vidas. Conjuntamente hemos compartido historias, tratado los más diversos temas y dócilmente se han revestido de una infinita paciencia, esperando el momento en que decidamos tenerlos en nuestras manos y acariciarlos cual tiernos cachorros y someterlos al exámen minucioso de nuestra ingente curiosidad, hojear sus páginas, deslizarlas en nuesras manos, someterse estóicamente a los resaltes de ciertas ideas, frases, y pensamiento de interés, que realizamos con los resaltadores luminosos modernos y recibir con humildad las anotaciones que se nos ocurran al pie y al márgen de la página».
«A pesar de los impresionantes avances tecnológicos, entre ellos el ciberespacio, los libros han conquistado su irrenunciable lugar de honor en nuestras preferencias intelectuales. Se pensó en un tiempo que Internet, desplazaría la avidez por los libros, pero las estadísticas demuestran que existen cada día más lectores, aparecen nuevos escritores y autores, -algunos brillantes- que con su ingenio y sapiencia, alimentan nuestras almas sedientas de conocimientos y curiosidad. Sabe algo amigo Francisco ?. En mi caso particular he llegado a un punto de equilibrio entre la tecnología y las lecturas de mis invalorables libros; trato de alimentarme armoniosamente de estas dos preciosas fuentes del conocimiento y la cultura».
Pienso que el papel nunca morirá y en eso coincido con las ideas expresadas por el Dr. M.Giohman. Habrá siempre documentos que necesitan ser leidos, re-leidos, manoseados, transoportados en nuestro maletin, para su relectura y análisis, en cualquier lugar donde uno se encuentre, inclusive en aquellos sitios, donde no contemos con el contacto con un navegador de internet. No obstante, hay que convenir que la versatilidad y el acopio infinito de información que nos brindan las computadoras y por ende el internet, es un avance inconmensurable que cada día tendrá que perfeccionarse, modernizarse y protegerse con medidas extremas para evitar su contaminación.
Por ello hablaba en el comentario que le envié al poeta Montoya de lograr un equilibrio entre ambas fuentes del conocimiento y la cultura: tecnología por una parte y papel por la otra. En mi modesta opinión, el libro nunca desaparecerá, a pesar de los avances vertiginosos de la tecnología.
Un saludo cordial,
Dr. Guillermo Planas Girón
Caracas-Venezuela
Coincido plenamente con lo plateado por el Dr. Goihman y el Dr. Planas, pero la vertiente del tema que esboza se queda en el aire, Dermatología Venezolana languidece, ¿pero por qué el desánimo en publicar en ella?, los asuntos tratados en Piel-L pueden estar escritos de la revista, el problema, a mi entender es disposición, quitarnos un poco la pereza de sentarse a escribir, revisar un poco más el tema, y
desde luego sonmeterse al veredicto de la comisión redactora. Mauricio estuvo un tiempo con ella y se mantuvo casi al día, o mejor al día. La pregunta es: ¿desde cuando Mauricio Goihman o Guillermo PLanas no publican en Dermatología Venezolana?, no creo que sea por pereza, es por eso que ahora llamo disposición. La revista esta en manos de la Dra. Pansarelli, y con el propósito se sacarla de esa «languidez» que plantea el Dr. Goihman, -¡echémosle bolas!.
Dr. José R. Sardi B.
Dermatólogo. Caracas.
Refexionando sobre el tema de publicaciones en nuestra revista de la SVDCD, la verdad es que ha tenido una historia un tanto zizazguiante, con sus altibajos y perioricidad errática que se ha reflejado en su nivel de indexación.
Pero estoy de acuerdo con JRS en que se pudiera buscar un mecanismo de transmisión, donde aquellos temas presentados en las revistas on line que se consideren de interés y relevancia, pudieran adaptarse a la «publicación en papel», previa aprobación del comité de editores y/o árbitros designados.
Hay dos factores , que en mi opinión, inciden en la propensión o no de publicar en revista como la nuestra:
1) El idioma. Excepcionalmente se citan, por parte de los trabajos publicados en literatura anglosajona, artículos publicados en las diversas revistas latinoamericanas, a no ser aquellos temas que traten de patologías autóctonas como malaria, chagas, leishmaniasis, hansen, etc, es decir afecciones del trópico y paises en vías de desarrollo.
Se me dirá, pues entonces publiquen en inglés. Pero la verdad que si no hay empeño en hacerlo en nuestra idioma, la publicación en otros idiomas, se hace cuesta arriba.
2) La irrupción explosiva de los Blogs, y revistas on line en general, ha permitido una mayor participación de una audiencia mucho más amplia, precisamente porque los casos que se presentan y sus respectivos comentarios, no están sometidos a la rigidez que impone una revisión a fondo de la materia y a superar el arbitraje de una revista indexada.
Indudablemente que esta modalidad tiene sus bemoles: mayor superficialidad, premura en incluir un comentario por la poca duración del caso expuesto (semanal), con cierta frecuencia material fotográfico deficiente, tanto clínico como histopatológico. Como se lo expuse al Dr. Jairo Mesa (Ed. de Asocolderma), opino que la frecuencia de la revista debe tener como mínimo 15 días de exposición, antes de ser relevada por la nueva edición. Los casos, con bastante frecuencia no se concluyen, a otros se les hace seguimiento y si se trasladan a la próxima edición pierden totalmente el interés debido al atropello de supone la próxima edición.
He observado un grave defecto, que no quiero suponer se deba a fallas de educación y cortesía cual es que algunos ponentes no intervienen en sus propios casos o temas expuestos y por tanto no se puede establecer el diálogo necesario para el intercambio fecundo de opiniones. Pero puede deberse a cuestiones de estilo, y eso tendrá que ser respetado.
En resumen, pareciera que la publicación de temas y comentarios en los diferentes Blogs, es la expresión de la vida desaforada y agitada que llevamos en estos tiempos vertiginosos, donde no hay remanso para la reflexión y la meditación.
Me consta de los esfuerzos importantes que han realizado los numerosos editores que han presidido a la revista de la SVDCD, superando numerosos obstáculos de índole económica, logística, etc.
Amalia Panzarelli, junto con Jaime Piquero Jr, están haciendo grandes esfuerzos para mantenerla al día. Ya envié mi colaboración, y próximamente publicaré en la revista el caso de «tumor neuroendocrino» expuesto en Piel-L, una vez que se haya completado
la segunda fase del tratamiento.
Un saludo cordial a todos,
Dr. Guillermo Planas Girón
Ccs-Vzla
Muy interesante y actual el MIDRASH de esta edición Nº 243 magistralmente desarrollado por el Prof. Mauricio Goihman, así como los comentarios del los Drs. JR Sardi y Guillermo Planas Girón hasta este momento.
Siempre he recodado los innumerables llamados de los diversos editores y juntas directivas de la SVDCD solicitando trabajos, casos, revisiones, en fin participación para nuestra “Dermatología Venezolana” y sin duda, ha sido duro y/o decepcionante, no obstante de la infraestructura que contamos , apoyo de los laboratorios, circulación, comité de redacción, correctores, y cinco centros universitarios de formación de profesionales en dermatólogos (Instituto de Biomedicina, HUC, Hospital Carlos Árvelo, Universidad de Carabobo/Valencia y Universidad centro-occidental Lisandro Alvarado-Barquisimeto. Edo. Lara) además de los diversos centros universitario de formación de otras especialidades afines a dermatología con la que gozamos de excelentes relaciones, como ejes medulares de la investigación y del conocimiento, en suma todas ellas, garantizarían el éxito de la revista en formato papel.
Alguna vez conversando con algunos colegas se planteaba como centro del problema el número reducido de dermatólogos en nuestro país, comparándolo con México, Argentina o Brasil, pero tenemos evidencia que otros países con igual número de colegas dermatólogos y aún con menos el éxito en materia de calidad y continuidad de sus revista esta asegurado desde hace mucho tiempo; por esto hay algo más que valdría la pena analizar.
El éxito de la teleinformática y su democratización es un hecho sin precedente en la historia de la humanidad, en tan poco tiempo ha alcanzado un dominio asombroso y su influencia ha sido determinante en la comunicaciones de las tres últimas décadas, además es simple y permite literalmente entrar en nuestras casas, consultorios y hospitales como un rayo de luz atraviesa una ventana de cristal, rápido y sin solicitar permiso, esa espontaneidad amena y colorida, coloca a esta herramienta de producción y difusión del conocimiento científico en un lugar vital para entender la era de las comunicaciones. Por esto y mucho más debemos participar en esta labor que debería acompañarse siempre, como dice Mauricio del formato escrito en papel, cosa que no es tan difícil.
Como integrante del comité editorial de PIEL-L LATINOAMERICANA creo que esta idea debería discutirse con los responsables para materializar la idea en breve.
Rolando Hernández Pérez
Barinas/Venezuela
Yo acabo de renunciar como editor de nuestra «Dermatologia Venezolana», porque, apesar de llenarme de ilusión y orgullo el que los Dres Rolando Hernández primero y luego la Dra Elda Giansante como presidentes de nuestra SVDCD hayan depositado esta confianza en mí, hoy me doy cuenta que el trabajo es cuesta arriba.
Los artículos son muy escasos y siempre son las mismas personas que publican, muy a cuenta gotas. Esto hace que seamos «complacientes» con los trabajos y aceptemos mas de lo que nos gustaría. Además retrasa la revista.
Por otro lado, creo que hay burocracia administrativa que debe ser simplificada.
YO SI CREO que se puede salvar la revista, con la colaboración de todos nosotros, pero también creo que todo el mundo esta pendiente de trabajar y hacer plata y muy poco de lo académico por la falta de motivación en gran parte por el deterioro de nuestros hospitales.
Tengo la seguridad que la Dra Panzarelli con su «garra» va a lograr grandes cambios en nuestra revista