Nacimiento: 31 de diciembre de 1869
Le Cateau-Cambrésis, Francia
Fallecimiento: 3 de noviembre de 1954 (84)
Niza, Francia
Ocupación: Pintor fauve, grabado, escultor dibujante
Henri Matisse en 1913
(1869-1954) Pintor francés, nacido en Le Cateau (Nord) y fallecido en Niza, a quien cabe, como figura central de los fauves, la gloria principal de haber inaugurado el arte moderno del siglo XX. Obedeciendo los deseos de su padre, empezó a estudiar leyes. Pero era más fuerte en él su vocación artística, que despertó impetuosa cuando, para entretener una larga enfermedad en casa de su padre, recibió un juego de lápices de dibujo y pinturas. Así abandonó la carrera de derecho para entrar en la École des Beaux-Arts de París.
Aunque parezca extraño, su ídolo era Bouguereau, pintor de suaves desnudos que animaban la exposición anual del Salón de París, a quien ya despreciaban los impresionistas y de quien abominaron después los modernos acaudillados por el mismo Matisse. Falto de dinero, se costeó sus estudios y primeros años de vida en París copiando antiguos maestros en el Louvre por encargo del gobierno francés, copias que éste vendía a los museos menores de todo el mundo. Tan superior era su talento natural y tan acabada su educación académica que conservó este empleo durante diez años.
En 1897 conoció al veterano Pissarro, quien, con Monet, había creado el impresionismo, ya en franca guerra con el Salón de Bouguereau. Pissarro y los jóvenes impresionistas Bonnard y Vuillard le animaron a que probara la pintura impresionista en las horas que le dejaban libre sus trabajos en el Louvre, donde copiaba a Velázquez, Ruysdael y Chardin.
Con este impulso diose a estudiar al inglés Turner, cuyos deslumbrantes paisajes de nieve, concebidos según una nueva técnica, habían influido en Pissarro y Monet hasta el punto de señalarles el camino que luego seguiría el impresionismo francés, y a Whistler, cuyo uso de los dibujos japoneses le fascinaba.
En este tiempo conoció también a un enérgico y joven pintor, André Derain. Ambos descubrieron a Cézanne, al que Pissarro y Manet declararon una guerra fría, aunque era su compañero de impresionismo. Las «feas» pinturas de Cézanne no agradaban a los impresionistas, que veían en él un obstáculo para la aceptación total de su movimiento artístico. Matisse compró un Bañistas de Cézanne y lo colgó en su propio estudio. Esta influencia le hizo en parte perder su trabajo en el Louvre, tanto más cuanto que a veces la imaginación le jugaba malas pasadas y sus manos expertas trataban de «mejorar», aunque ligeramente, las obras de los antiguos maestros.