Por Martha Miniño
02-02-11
Recorre mi piel,
se desliza y me toca de nuevo,
con suave impulso me retiene,
me aprisiona, me libera,
de nuevo me impulsa,
la seda de sus dedos invisibles me acaricia,
como pared quiere detenerme,
y sólo puede correr como ríos a través de mi.
Su primer beso, gélido,
su primera caricia fría,
ese primer abrazo, casi insensible,
la piel tiembla, el cuerpo se niega.
Te retoma en su ser,
te baña y te besa con otro sabor,
sientes como te cubre, amorosa, confiada,
te libera, te suelta, apenas te abraza
cuando libre te deslizas
en sus sábanas cristalinas,
ahora tuyas, siempre húmedas.
El frío ha quedado atrás,
tu piel se libera, tu cuerpo estalla,
las burbujas te rodean,
estás en ella,
sobre ella te deslizas,
eres dueño, eres su ser,
te domina y le dominas,
estás en el agua,
sólo ella podrá detenerte.