El diagnóstico de dermatitis atópica (DA) se basa sólo en observaciones clínicas, pues la imagen histopatológica no es específica, además no puede utilizarse ningún parámetro de laboratorio, aunque los niveles de IgG son importantes no hay otro elemento laboratorial relevante. En 1980, Hanifin y Rajka resumieron los hallazgos diagnósticos de DA, aplicables desde entonces a estudios epidemiológicos de prevalencia de la enfermedad. Uno de los problemas principales en estos estudios es, sin embargo, distinguir entre piel seca y DA.
Otro, es determinar la gravedad de la enfermedad. Se han desarrollado numerosas escalas de valoración. En la actualidad, la mejor validada es la SCORAD (severity scoring of atopic dermatitis), que cuantifica la gravedad de la DA. Además permite detectar diferencias en la gravedad de la patología a lo largo del tiempo y efectuar comparaciones entre diversos centros. Una publicación reciente comunicó los resultados de un estudio multicéntrico en niños de 13 y 14 años. La prevalencia de DA en ellos mostró grandes diferencias según los países, con variaciones de hasta 60 veces entre distintos centros; las cifras oscilaron desde 0.3% hasta 20.5%. Incluso se registraron amplias diferencias entre países de una misma región.
Así, la prevalencia en Argentina es del 7% mientras que, en Uruguay, es del 15%. Es probable que algunas de las diferencias sean atribuibles a dificultades metodológicas, pero se requiere investigación futura para explicar tales discrepancias. En la última década se efectuaron múltiples estudios con criterios similares de inclusión. De esta forma, se comprobó que la prevalencia de DA aumentó dramáticametne en el mundo occidental. El aumento es mayor en personas jóvenes. Las investigaciones en mellizos indicaron claramente un factor hereditario en el desarrollo de DA.
La concordancia es del 72% en gemelos monocigotas mientas que, en gemelos dicigotas, es del 23%.Es evidente que múltiples genes están involucrados en el desarrollo de la patología. Sin embargo, la base genética no ayuda a comprender el incremento en la prevalencia que se registró en las últimas décadas. El material genético humano no puede modificarse en cortos períodos y deben analizarse factores ambientales cuando se discute el panorama cambiante de la DA.
Desarrollo de la DA. La DA por lo general se inicia en forma precoz. El 47% al 85% de los niños afectados tiene evidencia de la enfermedad antes de los 5 años de vida. La DA se asocia habitualmente con un pronóstico favorable. Durante la etapa preescolar, el 80% al 90% de los infantes estará mejor y la mayoría se curará durante este período. Sin embargo, el 50% de los pacientes con DA desarrollará, en forma más tardía, alguna otra manifestación de atopía, como asma, o rinoconjuntivitis y urticaria.
Factores ambientales. Se han discutido numerosos factores ambientales como responsables del aumento en la prevalencia de DA. La duración de la alimentación a pecho, el cambio en la composición alimenticia, factores intra-domiciliarios como exposición a mascotas con pelo, ventilación, tabaquismo en los padres y contaminación externa son algunos de ellos. No obstante, no se definió ningún factor específico en el incremento de la frecuencia de DA y, por lo tanto, no pueden efectuarse recomendaciones preventivas particulares a los padres.
Tratamiento. Ahora se dispone de tratamientos sumamente eficaces en DA. El uso de esteroides tópicos aumentó sustancialmente la posibilidad de que los niños afectados tengan una vida feliz. Sin embargo, en casos graves, la aplicación de esteroides potentes puede ocasionar atrofia cutánea. Por ende, es importante la observación frecuente y el empleo de corticoides tópicos débiles, en la medida de lo posible. En una minoría de pacientes, los esteroides locales no son de utilidad suficiente y se asocian con efectos adversos inaceptables. Los corticoides sistémicos tienen en general efectos beneficiosos; sin embargo, la patología recidiva cuando el tratamiento se interrumpe. Asimismo, la ciclosporina es eficaz pero los síntomas recidivan cuando el tratamiento finaliza. En la actualidad se están investigando nuevas sustancias tópicas con acción antiinflamatoria. Aunque muchas de ellas mostraron buenos resultados, debe evaluarse la aparición de efectos adversos antes de su uso masivo.
Creo que hay dos aspectos bien importantes que no se resaltaron en la revision. En primer lugar la disfuncion de la barrera cutanea en estos pacientes que esta determinada por una interaccion genetico-ambiental. La alteracion genetica de la proteina filagrina esta actualmente en eltapete de las publicaciones. Entre otras Cork et al., J Allergy Clin Immunol 2006:118; Palmer et al., Nat Genet2006 38:441-446. El otro aspecto es la posibilidad de utilizar inmunoterapia como parte del esquema de tratamiento en esta patología Bussman et al., ClinExp Allergy 2007 37:1277-1285 entre otras publicaciones muy recientes. Vale la pena revisar estos hallazgos.