El "Boom" de publicaciones escritas y virtuales donde se le da cabida a experiencias aisladas sobre uso de medicamentos o procedimientos ha ocasionado un aumento en el número de médicos que desean repetir la experiencia en sus pacientes olvidando los principios éticos de investigación y experimentación en seres humanos.
El ejercicio médico debe estar signado por el respeto a la condición humana sin tomar en cuenta el estrato social, de libertad o no, edad, raza, o sexo. Si existe un medicamento o procedimiento en el cual ha sido probado su éxito, éste debe ser utilizado por encima de cualquier otro medicamento o procedimiento que aún no haya sido avalado por el método científico.
Son numerosos los documentos internacionales en donde se han especificado claramente las pautas éticas del ejercicio ante el paciente y no estamos refiriéndonos a la investigación de laboratorio o con animales de experimentación. Es así como desde , el Código de Nuremberg (1945), la Declaración de Helsinki (1964), y las orientaciones del Council for Internacional Organizations of Medical Sciences (1982), se han precisado muy bien cuando se debe y puede hacer experimentación en seres humanos y no es la finalidad de este editorial recordarlas.
Si deseamos realizar una medicina encuadrada dentro de los cánones de la mejor oferta de salud que podamos ofrecer a nuestros pacientes sin ser violatorios a sus derechos como individuo podríamos hacer uso de la experiencia del conocimiento médico acumulado, bien de forma personal o consultando a un colega más experto, o ir a un libro de texto, o a una revisión reciente publicada en una revista médica reconocida. Aunque todo ello podría ser hoy en día aún válido, es insuficiente a la luz del moderno ejercicio médico ya que se ha comprobado que solo una minoría de las intervenciones médicas de uso diario esta apoyada en estudios científicos fiables.
Ello trajo como consecuencia que un grupo de médicos de la Universidad de Mc Master generaran el nuevo movimiento que hoy conocemos como " Medicina basada en pruebas", en donde se usa la estadística y el método epidemiológico en la práctica médica, En palabras de sus precursores "es la utilización concienzuda, juiciosa y explícita de las mejores pruebas disponibles, en la toma de decisiones sobre el cuidado de los pacientes".
A la luz de lo que el científico Irving Langmuir (Premio Nóbel de química 1953) llamo ciencia patológica donde un investigador puede apartarse del método científico en forma inconsciente, con el deseo de lograr que se hagan realidad sus expectativas de resultados, deseamos alertar tal posibilidad, a fin que podamos hacer una práctica médica racional basada en evidencias fiables con el único norte de ofrecer a nuestros pacientes el mejor de los cuidados.