Imagine que un día acude con su esposa al hospital porque ella se encuentra indispuesta. Sin embargo, al entrar en la sala de urgencias las miradas de todos los médicos se centran en usted, tan solo por el color de su piel. Precisamente eso fue lo que le ocurrió a Luke Combs a finales de los años 50, cuando los facultativos del hospital de la Universidad de Kentucky descubrieron que era de color azul.
Esta peculiar característica, que convertía a la familia de Luke Combs en un grupo de personajes sacados de una novela de ciencia ficción, se convirtió en un apasionante misterio que la medicina trató de resolver durante años, según leemos en el blog «Gaceta Trotamundos». Por supuesto, tampoco faltaron quienes acusaron a Combs de usar extraños maquillajes para montar una farsa muy elaborada.
Nada más lejos de la realidad. La piel de los miembros de su familia ha sido de un genuino color azul durante varias generaciones. El primer caso ocurrió en el siglo XIX, cuando un emigrante francés llamado Martin Fulgate se casó con una mujer pelirroja y extremadamente pálida. Cuando la pareja, que vivía en una zona muy aislada y escasamente habitada empezó a tener hijos, casi todos nacían con la piel azul. Al igual que sus nietos, bisnietos y tataranietos.
Los estudios médicos a los que fueron sometidos todos los descendientes de Martin Fulgate, entre ellos Luke Combs, revelaron que la coloración de su piel se debía a una improbable unión de genes recesivos que perduraron en la familia durante generaciones.
La investigación demostró que los miembros de este clan azul sufrían methemoglobinemia, un trastorno sanguíneo que impide que la hemoglobina pueda transportar oxígeno con normalidad. La falta de oxígeno en los tejidos provocaba su extraña coloración.
La vida tan aislada que habían llevado los Fulgate durante generaciones había generado un cierto grado de endogamia con sus escasos vecinos, lo que favoreció la persistencia de este gen recesivo y perpetuó el color azul durante siglos.
En la actualidad, gracias a que los Fulgate han ampliado su círculo social, la peculiar coloración de su piel ha desaparecido prácticamente por completo. En 1975 nació Benjamin Stacy, el último miembro documentado de la familia con esa coloración tan peculiar en su epidermis. Hoy, 37 años después, se encuentra en paradero desconocido. Tal vez vive ejerciendo de príncipe azul.
Fuente: ABC.es | Medio y Redes