Confucio se quiere realizar un “Peeling”

Grabado que representa a Confucio

Un anciano en una mecedora, al fondo la marcha fúnebre de Chopin y al cerrar la escena aparece un campo verde  con la voz del locutor en “off” hablando del “jardin de los recuerdos”… el proximo camposanto que se abrirá en la región.

Los medios de comunicación acostumbran presentar imágenes en donde la belleza esta relacionada con hermosas(os)  jóvenes que muestran por ejemplo, el jabón que permite que tengas una “piel sana y bella”  mientras que los adultos mayores  son raramente utilizados como modelos, o, si lo son, promocionan mayormente un nuevo cementerio, o el mejor laxante. Ese estereotipo de ancianos desamparados, enfermos y que en muchos casos son considerados una carga familiar, se contradice  con los valores que nuestros ancestros tenían de ellos y que en algunas culturas persisten como baluartes de moralidad, religiosidad y experiencia lo que los hacía objeto de veneración y respeto.

La paradoja actual es tratar de definir al envejecimiento como una enfermedad, incongruencia tal que es como definir el proceso vital también como una enfermedad. Siempre vamos a conseguir quien nos refute y nos diga que el  envejecimiento  es un proceso  de deterioro y  pérdida de  oportunidad para el crecimiento y enriquecimiento que comienza en el nacimiento. No obstante, aunque es cierto que la  incidencia de las enfermedades puede aumentar con la edad, no es menos cierto que una persona de  70 años puede ser mas sana que otra de  siete.

Una vez establecida la antesala nos vemos ante el escenario real que actualmente se presenta, pues el ser humano es un ente bio-psico-social y su satisfactoria inclusión en la sociedad a la que pertenece lo beneficia en los tres órdenes mencionados siempre y cuando estén correctamente balanceados.  Redondeando la idea podríamos decir que el médico no debe intervenir en el proceso de envejecimiento cuando su participación redunda negativamente aunque sea en mínima parte en la salud de la persona.

Todo lo anterior se expuso  con la finalidad de contrastar el mensaje de presentar al envejecimiento como objeto de tratamiento (no puede realizarse tratamiento a  procesos fisiológicos,  como respiración o alimentación). El abandono de la idea de que el envejecimiento es la adquisición de madurez, experiencia y sabiduría, y el mensaje de que el envejecimiento es igual a perdida, ha hecho que la gente este dispuesta a someterse a técnicas a veces invasivas en  una búsqueda de la eterna juventud al margen de la salud.

Uno no se imagina a Confucio permutado en un joven apuesto o al Papa o a un piache con juventud o con  el vigor de una estrella de Rock.

 Detrás de toda esta nueva onda de ver al envejecimiento como una enfermedad existe un fin comercial, ya que se intenta vender la  insatisfacción por la apariencia y afianzar la idea de que  los procedimientos cosméticos son requisito  para una buena salud. 

– No estoy hablando de las perturbaciones funcionales del envejecimiento,  como es la disminución de la función barrera de la piel y la regulación térmica- estoy refiriéndome al patrón de conducta a seguir para, utilizando los innegables avances biotecnológicos tales como el láser, peeling químico, etc, mantener el precepto médico fundamental que nos delimita como profesionales y no como arribistas.

Indudablemente el buen aspecto físico ayuda a sentirse bien y es potestad de cada persona utilizar los recursos que le permitan lograrlo, el médico puede ayudar pero sin comprometer su misión y mucho menos su ética invaluable. Entonces ¿alterar la piel sana envejecida es correcto? Una discusión sana que nos lleve a conclusiones moralmente equilibradas sería bienvenida.

La comunidad dermatológica no puede evadir que muchos de sus profesionales se están dedicando casi exclusivamente a los tratamientos cosméticos olvidando las enseñanzas que obtuvieron en sus postgrados, no solo porque es materialmente productivo sino porque es gratificante proporcionar efectos inmediatos en contraparte de pacientes con úlceras persistentes u otras afecciones similares cuyo tratamiento puede ser decepcionante. Entonces ¿quién se va a encargar de esos pacientes si los jóvenes dermatólogos se dedican a la cosmética? Otro sí, vale la pena hacernos más  preguntas:

¿Por qué estamos realizando estos procedimientos? ¿Qué objetivos estamos tratando de lograr?    ¿Cuál es su impacto en nuestros pacientes? En la profesión? En la sociedad? 

Si creemos que la Medicina  se convierte en  Medicina sólo cuando se utiliza para promover  salud, prevención y curación, nos planteamos que nuestra  justificación moral como  dermatólogos es específicamente el tratamiento de la piel enferma, nuestra moral se tambalea cuando comenzamos a  alterar la piel sana, envejecida, o no? o también estamos tratando la psiquis del paciente, o lo estamos salvando de caer en las redes de inexpertos que lo van a perjudicar enormemente.

Así pues, quizás podríamos  invocar la autoestima de nuestros pacientes, es decir que el procedimiento cosmético llevaría al paciente a una curación , no para el cuerpo, sino para la mente, una especie de psicoterapia inmediata producto de la visión de una piel aparentemente mas joven.  Aquí ingresamos al subjetivo  mundo del “yo” idealizado que tenga el paciente. Lo que habría que evaluar es si esa persona en realidad ¿cree que se escapo de los estragos del tiempo con esa ilusión de su falso yo?,  en su fuero interno él sabe que esa piel exfoliada en un peeling tiene en verdad 60 años y no 40 años como dice su disfraz estético.- pero tal vez está feliz con la juventud prolongada siempre que no lo perjudique en su salud.

Quizás la respuesta estaría en  redefinir la Medicina como la ciencia que se  esfuerza por hacer que la gente sea feliz, un poco siguiendo la definición de la OMS  (1946): «estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Si lo vemos así es inexorable que estamos viendo al paciente como el consumidor final de la atención medica y su satisfacción es su objetivo y no su salud desde el punto de vista de enfermedad. Si el paciente cree que verse  más joven hará que se sienta mejor, ¿quiénes somos nosotros para decir que ellos están equivocados? 

Aquí es donde la línea de la moral se comienza a estrechar, porque por un lado el paciente quiere intervenir directamente sobre su cuerpo y por otro lado el médico tiene  el control para bien o para mal de ese bienestar, tiene el poder y autoridad por lo que  se corre el riesgo de que la Medicina  se convierta en un producto susceptible de comercio,  sólo otra manera de ganarse la vida. El valor de un procedimiento médico está determinado por la capacidad que tenemos los médicos de hacer bien, no  sólo la de hacer sentir a sus pacientes felices. Si utilizamos nuestra experticia solo para seguir  los deseos del paciente, corremos el riesgo de utilizar la tecnología médica para satisfacer casi cualquier capricho.

Nuestra  responsabilidad se encuentra esencialmente al servicio, no sólo de nuestros pacientes, sino de su salud. Es por ello que este Editorial pretende ser un exhorto a utilizar nuestro  juicio clínico en nombre del bienestar de los pacientes. Recordar nuestro Juramento Hipocrático  para aplicar nuestras habilidades de acuerdo a nuestra » capacidad y  juicio»  (No sólo destreza técnica), y mantener a nuestros pacientes a salvo de «daños e injusticias » (No sólo de las practicas comerciales).

No es que no oigamos las opiniones y  deseos de nuestros pacientes, lo que si debemos interiorizar es que al final somos nosotros  aferrados a nuestro código de ética el que decide que conducta beneficia al paciente.

Por último, hago un llamado fundamental a los jóvenes médicos en formación dermatológica y a todos los que en sus manos tienen los mecanismos adecuados para que no perdamos el norte y no nos dejemos influir por el canto de las sirenas. 

Bibliografía consultada:

RINGEL, E.W. The morality of cosmetic surgery for aging Archives of Dermatology1998 Vol: 134 Nro: 4 Págs: 427-431

Acerca de Jaime Piquero Martín

Profesor Emerito Instituto de Biomedicina Jacinto Convit UCV. Ex Jefe del Servicio del Hospital Vargas de Caracas. Coeditor de Piel latinoamericana. Fundador del Global Alliance para el estudio del acne, del Grupo iberolatinoamericano del acné (Gilea), Grupo latinoamericano del acné (GALA) y del Grupo de acné y Rosacea en Venezuela (GARVE)

10 comentarios

  1. Alejandra cueva

    Muy interesante y provechoso, cierto cuando el paciente quiere mejorar su apariencia primero debemos pensar en su salud antes de realizar cualquier procedimiento estético y anteponer al deseo y remuneración del paciente nuestra ética, si un cuerpo esta enfermo y su autoestima baja no habrá procedimiento que logre satisfacerlo, retomar la clínica y las enseñanzas de la dermatología son la base de una buena practica dermato cosmética, hace falta cultivarse mas y conocer como funciona el consumismo que a veces sin notarlo van haciendo mella en muchas especialidades no solo en la dermatología y cuando se trata de realmente curar el paciente no esta dispuesto a invertir en su cuerpo hasta que agotó las posibilidades comerciales y se desgasto económicamente y esto genera en mayor gasto al final, con lo que ven a las especialidades como caras y en la dermatología es muy común que este pasando esto.

  2. jahgnna cordero

    Excelente comentario. Nos toca a los dermatólogos maduros enseñarles el balance entre ambos campos. Hago la parte cosmética como un sentido de responsabilidad social, para que los pacientes no sean explotados por personas no entrenadas y que tengan fines mercantilistas. Ha sido una experiencia interesante, como no olvido que estoy tratando a un paciente, a un ser humano, me he encontrado como era de esperar, problemas psicológicos, insatisfacción personal, problemas de matrimonio, que han sido referidos a los especialistas en cada campo. Con los diferentes tratamientos, al ser hechos en forma integral, hemos logrado con el transcurso de los a?os, pieles sanas, con protección solar y prevención del cáncer de piel. Tanto así que veo a un mismo paciente con mejor calidad de piel que la primera vez que lo traté hace 15 a?os. A la vez, por el aporte económico, nos permite la libertad de no cobrar consultas dematológicas a pacientes que no pueden pagarlos.
    Me preocupan los extremos que se han dado en algunos post grados con relación a este tema. Por un lado los que están totalmente en contra de los procedimientos cosméticos y prohíben su ense?anza, condenando a los nuevos dermatólogos a una mala preparación o por el otro lado, los que sólo ense?an la parte cosmética y son malísimos clínicos posteriormente, en ambos casos el prestigio de la Dermatología se ve afectado. Definitivamente este tema nos debe llevar a reflección.

  3. Orlando Piña Basulto

    Soy médico dermatologo y desde hace años también director de la carrera de gerontología,donde se forman profesionales en la atencion del envejecimiento individual y poblacional.LLevamos como asignatura BIOETICA y como médico aprecio que la línea entre ética y estética es muy friable y algunos compañeros están cediendo(y no los culpo)ante la tentación de la mercadotecnia-dermatologica.Es responsabilidad compartida dilucidar hasta donde debemos llegar en el «tratamiento» de los signos del envejecimiento, en la medicina antiaging comercial y la profesional.

  4. Juan Antonio Chassaigne

    Sin desperdicio este Editorial del Dr. Piquero, en esta edición tambien puede leerse un artículo sobre «Medicamentos en busca de Enfermedad», hasta donde podemos medicalizar el envejecimiento, la menopausia, la tristeza, la timidez. El tratar de convertir en enfermedad los procesos fisiológicos «Disease mongering» es algo que debemos revisar.

    Saludos
    Juan Antonio

  5. Rolando Hernández Pérez

    El envejecimiento, o como lo llamen, es un proceso activo e inevitable, lo que perseguimos o mejor dicho, buscamos, es calidad de vida, con una agradable apariencia al final de la misma; sin olvidad la carga genética con todas sus problemas, lo que explicaría por qué algunas personas presentan más precozmente ese deterioro que otros o exposición a enfermedades como la diabetes, trastornos metabólicos, hipertensión arterial, osteoporosis, artrosis, flacidez, arrugas, redistribución del tejido adiposo, degeneración basofílica, transparencia cutánea, etc.
    Hoy día hay un número crecientes de moléculas y procedimientos que retardan ese proceso y somos los médicos dermatólogos los profesionales más preparados para manejar este proceso de envejecimiento.
    En Venezuela nuestros post-grados de dermatología se han dormido en la introducción del conocimiento dermatocosmético en el pensum de estudio; sorprendentemente los dermatólogos recién egresado en lo primero que invierten, es en un aparato de láser.
    Debemos prestar más atención en el personal médico que estamos formando y buscar nuevas programas en donde se equilibre el conocimiento dermatológico en general.
    Felicito al Dr. Piquero Martín por presentar este aspecto de la medicina en un amplio y completo editorial.

    Rolando Hernández Pérez
    Barinas. Venezuela

  6. Creo que, asì como en todas las àreas de la medicina han habido evoluciones inimaginables que hace apenas unas dècadas eran utopìa, en nuestra especialidad ha sucedido exàctamente lo mismo en muchìsimos renglones y, habiendo la tecnologìa de la que disponemos porquè no darle buen uso cuando hay una indicaciòn precisa que, adecuadamente tratada, puede producir resultados no solo satisfactorios sino a veces extraordinarios?
    Me recuerda el editorial de alguna semana presentado por Rolando acerca del uso inadecuado de la tecnologìa (celulares, tablets, etc).
    Si hoy podemos obtener resultados inimaginables con tratamientos minimamente invasivos, aùn en lo estètico, porquè no hacerlo. Esto sin llegar al mal uso de esta tecnologìa.
    Hoy en dìa con tòxina botulìnica, fillers, làseres y otros se pueden hacer cosas extraordinarias pero, por supuesto, como dice el Dr Piquero en este interesantìsimo ideal no hay que abusar o aprovecharse de estos procedimientos con fines comerciales, como en cualquier otro sector de nuestra especialidad.
    A cuàntos pacientes no hemos visto tomar biopsias diagnòsticas en una psoriasis tìpica, o en un vitiligo clarìsimo?
    Cuàntas veces no hemos visto tomar biopsias a varias queratosis actìnicas clàsicas en un solo paciente? o inducir pacientes a operarse nevus porquè crecieron o cambiaron de color cuando sabemos perfectamente que se trata de nevus sin riesgo alguno?
    No creo que sea la tecnologìa el problema sino el modo en que la utiliszamos.
    Estoy convencido que màs que hacer peelings o fillers o tratamientos con làseres es màs importante tener claro si tienen indicaciòn en el paciente que tenemos en frente, si èste se va a ver beneficiado, si las ventajas superan notoriamente las desventajas y, NO MENOS IMPORTANTE, si sabemos hacer lo que vamos a hacer con esos tratamientos.
    Todos los procedimientos y tratamientos, sean estèticos, clìnicos u oncològicos son dependientes del operador a veces màs que de la misma tècnica es decir que es muy importante no solo la buena voluntads sino la capacidad para realizar cualquier acto mèdico y asì como en oncologìa el verdaderamente experto tiene una bajìsima incidencia de recidiva independientemente de la tècnica que utilice porquè reconoce con precisiòn què tipo de tumor y què tecnica se debe aplicar, hay especialistas que tienen una alta tasa de recidiva independientemente de lo que hàgan.
    Como bien dice Rolando es muy importante que las nuevas generaciones de dermatòlogos en su formaciòn tengan incluìdas extensas pasantìas para poder tratar el tema del rejuvenecimiento y la estètica porquè nadie como el dermatòlogo bien formado y experto para tratar estos dos renglones…y si no quièn? el estetista, el esteticista? el cirujano plàstico que tiene menos formaciòn aùn en su formaciòn en estas àreas.
    Asì que a formar nuestros jòvenes en todos los sectores porquè no podemos pretender que no hàgan cosmètica o tratamientos de rejuvenecimiento…y no deberìa haber un solo postgrado sin los làseres que verdaderamente funcionan para que se aprenda con criterio y no se salga del postgrado a comprar equipos que no se saben usar o que no sirven para mucho!
    Yo no sè si Confucio se harìa un peeling pero si alguna vez piense en hacèrselo allà arriba por donde anda, con convicciòn digo, que el profesional indicado que deberìa buscar es un dermatòlogo experto y nadie màs!
    Cordialmente,
    Vito Abrusci

  7. Buenas noches amigos, muy interesante la editorial de esta edición. Quiero invitarlos a escuchar a una fabulosa mujer de nuestro tiempo llamada Jane Fonda, en estos momentos ella tiene 75 años, y en el mes de Marzo publicó una charla maravillosa llamada ”El Tercer Acto”: En ella, como ustedes verán, Jane explica que nosotros estamos viviendo 34 años más que nuestros bisabuelos, es decir, toda una vida adulta más que nuestros pasados inmediatos. Que no debemos ver el envejecimiento como una patología sino como una potencialidad. Que con los detalles propios, esta es un período en el que nos completamos y evolucionamos. En el transcurso de la charla, esta mujer cita a escritores como Victor Frankl, citas de pintores como Picasso, etc , dando a conocer su vasta cultura y erudición. LES INVITO A VER LA PIEL DE SU ROSTRO… ¿Debe resignarse una persona a tener la piel sana con signos de envejecimiento por estar en la tercera edad de la vida? Definitivamente no.
    Jaime, como alguna vez lei en algun libro de Savater, el que no trajo oído etico al mundo, esto lo digo yo, ni que le cante Juan Luis Guerra. Ese le hara peelings a la momia de Tutankamom, y se los cobrara en paquetes de esos que veo en las revisticas locales.
    Saludos cordiales,
    Dra.Raquel Ramos.
    Venezuela.

  8. Jesus Rodriguez santamaria

    Gracias a todos los que han comentado a la fecha. Los leere detalladamente y prometo realizar una relatoria comentada de lo dicho, ya que de lo escrito por ustedes puede extraerse otro editorial
    Gracias de Nuevo
    Jaime Piquero Martin

  9. Jaime Piquero Martin

    Primero debo pedir disculpas por el error del anterior comentario que aparecio con la autoria del buen amigo Jesús Santamaría, esas son las jugarretas que a veces nos juegan los gnomos del ciber espacio.

    En esencia los comentarios realizados por ustedes, de los cuales estoy muy agradecido, tuvieron como fin la necesidad de la postura ética que debemos tener los médicos. Como expresa la Dra. Cueva “debemos pensar en su salud antes de realizar cualquier procedimiento estético y anteponer al deseo del paciente a la remuneración”. O como dice el Dr. Abrusci de algunos medicos que “hemos visto tomar biopsias a varias queratosis actìnicas clàsicas en un solo paciente? o inducir pacientes a operarse nevus porquè crecieron o cambiaron de color cuando sabemos perfectamente que se trata de nevus sin riesgo alguno”.

    Personalmente quise colocar en el tapete tres puntos que considero indispensables de tener en claro:

    1,. El envejecimiento es una enfermedad, respuesta; NO, pero el fotoenvejecimiento si lo es.

    2.- Los procedimientos esteticos no resuelven problemas mentales, pero logran elevar la autoestima del paciente.

    3.- Los procedimientos cosmeticos no deben basarse en una negociación contractual con el único propósito de
    promover la satisfacción del paciente, independientemente de su salud. La salud debe ser prioritaria.

    Creo que seguire pensando en ello y prometo en el futuro un nuevo editorial en esa linea

  10. Teresa Maruenda

    Excelente editorial!!!!Desgraciadamente es una triste realidad que también en la Dermatología argentina estamos viendo, la mayoría de los dermatólogos jóvenes elijen la subespecialidad estética, dejando muy atrás a la dermatología clínica algo impensable en la década del ochenta cuando me formé, donde nos motivaba tanto la patología compleja y nos inclinábamos mucho hacia la medicina social, con un alto compromiso con los problemas socioeconómicos de nuestros pacientes, esmerándonos en educación para la salud.Es nuestra responsabilidad reflotar los verdaderos valores de nuestro ejercicio profesional, pues nos estamos transformando en meros expendedores de tratamientos estéticos…..
    Esperemos que los valores éticos se impongan y se calme esta fiebre esteticista.

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