Los avances de la investigación dermatológica siempre han ido más allá de los confines de la piel. El descubrimiento de las células de Langerhans, su posterior reconocimiento como células inmunocompetentes, y la intensa investigación alrededor de estas células, han permitido reconocer su papel crucial en el sistema inmunológico. Las células dendríticas son las células presentadoras de antígenos (CPA) más eficientes en la activación de linfocitos T quiescentes, y las más eficaces en la estimulación de linfocitos T vírgenes y por lo tanto en la inducción de respuestas inmunitarias primarias.
Las células de Langerhans son capaces de capturar antígenos en la epidermis o su cercanía, transportar estos antígenos a los ganglios linfáticos circunvecinos, donde transforman linfocitos T vírgenes en T memoria efectores con capacidad de anidamiento en piel. Estas evidencias permitieron demostrar los siguientes aspectos: 1) La piel, más que una barrera física, es un componente determinante del sistema inmunológico; 2) El brazo efector de la respuesta inmunitaria ocurre en los órganos linfoides secundarios y no en la sangre; 3) El sistema inmunitario periférico o difuso, se caracteriza por una dinámica comunicación entre los epitelios y los órganos linfoides secundarios.
Esta historia comenzó con Paul Langerhans cuando era estudiante de Medicina en 1868 y su descubrimiento de unas células con dendritas en la epidermis. Por casi cien años, las células de Langerhans fueron consideradas como neuronas y fue en 1966, cuando una venezolana, Imelda Campo-Aasen, evidencia su función inmunológica, demostrando que estas células poseían el mismo conjunto de enzimas de los monocitos y macrófagos. Su trabajo pionero fue publicado en la primera edición de Medicina Cutánea.1 Solo un trabajo anterior de Billingham & Silvers en 1965 especulaba sobre el posible rol inmunológico de las células de Langerhans.2
Prunieras en 1969 y el grupo de Silberberg en 1976-78 con sus hipótesis fomentaron los trabajos sobre la inmunocompetencia de estas células.3-5
Pero no fue hasta 1977, cuando la revista Nature publica tres trabajos emblemáticos que abren una nueva era de investigación enfocada a dilucidar la naturaleza, origen y función de las células de Langerhans.6-8
En 1978, Jacob Wayne Streilein propone el término de SALT (Skin-associated lymphoid tissue) para definir el hoy indiscutible papel de la piel como órgano inmunológico con las células de Langerhans como uno de sus principales protagonista.9 El SALT incluía además de la epidermis a los ganglios linfáticos circunvecinos y al endotelio vascular.
La complejidad del sistema llevó a Jan D. Bos a proponer en 1986 el término Sistema Inmunitario Cutáneo (SIC)10, el cual ha prevalecido. El SIC involucra componentes de la inmunidad innata y adquirida y el endotelio vascular, dándole relevancia a los procesos de migración celular a través del epitelio y el montaje de respuestas inmunitarias efectoras.
Hoy en día, es inconcebible descartar el componente inmunológico de una enfermedad cutánea. El eje neuro-endocrino inmunológico rige la homeostasis del organismo y por supuesto de toda la piel. Este tegumento es la clave de nuestras relaciones con muestro microambiente y nuestra sobrevivencia.
Los invitamos a seguir el Curso de Inmunología cutánea que publicaremos en la sección de Inmunodermatología a partir de la próxima semana.
Referencias
1. Campo-Aasen I, Pearse AGE. Enzimología de la célula de Langerhans. Medicina Cutánea 1966; 1: 35-44.
2. Billingham RE, Silvers WK. Some unsolved problems in the biology of the skin. En: Biology of the Skin and Hair Growth, Lyne AG & Short BF Editors. Angus & Robertson, Sydney, 1965.
3. Prunieras M. Interactions between keratinocytes and dendritic cells, J Invest Dermatol 1969; 52: 1-17.
4. Silberberg I, Baer RL, Rosenthal SA. The role of Langerhans cells in allergic contact hypersensitivity. A review of findings in man and guinea pigs. J Invest Dermatol 1976; 66: 210- 17.
5. Silberberg-Sinakin I, Baer RL, Thorbecke GJ. Langerhans cells: a review of their nature with emphasis on their immunologic functions. Prog Allergy 1978; 24:268-94.
6. Stingl G, Wolff-Schreiner EC, Pichler WJ, Gschnait F, Knapp W, Wolff K. Epidermal Langerhans cells bear Fc and C3 receptors. Nature 1977; 268:245-46.
7. Klareskog L, Tjernlund U, Forsum U, Peterson PA. Epidermal Langerhans cells express Ia antigens. Nature 1977; 268:248-50.
8. Rowden G, Lewis MG, Sullivan AK. Ia antigen expression on human epidermal Langerhans cells. Nature 1977; 268: 247-48.
9. Streilein JW. Lymphocyte traffic, T-cell malignancies, and the skin. J Invest Dermatol 1978; 71: 167-171.
10. Bos JD, Kapsenberg ML. The skin immune system: progress in cutaneous biology. Immunol Today 1993; 14:75-8.
11. Sontheimer RD. Perivascular dendritic macrophages as immunobiological constituents of the human dermal microvascular unit. J Invest Dermatol 1989; 93: 96S-101S.
Con tu interesnate comentario introductorio al Curso de «Inmunología Cutánea», rindes tributo a Paul Langerhans, patólogo y biólogo del Berlin Patholological Institute, 1869, quien tiene el honor de ser el precursor de lo que hoy día se conocen como «islotes de células claras del páncreas», productores de insulina (islotes de células de Langerhans) y de las células dendríticas suprabasales de la piel, hoy conocidas como células de Langerhans, claves en el intercambio inmunológico del sistema inmunológico cutáneo (SIC). Y pensar que en tan corta existencia (murió a los 41 años de TBC y uremia) fué el padre de éstos grandes descubrimientos.
A la vez, riendes un justo reconocimiento a nuestra común amiga, y distiguida dama (q.e.p.d), la Dra. Imelda Campos-Aasen, por sus interesantes trabajos inmunológicos pioneros (junto con los de Billinhham y Silvers (1965, tres años antes), en dicha célula.
Siempre me ha extrañado que habiendo trabajado con el maestro Pearse en Londres, no hubieran decidido publicar este trabajo, en una revista de habla inglesa, con la cual hubiese obtenido mayor difusión y reconocimiento.
Saludos cordiales,
Dr. Guillermo Planas Girón
Ccs-Vzla.