Hasta hace tan sólo una generación la población de Venezuela era mayoritariamente rural y como tal expuesta a aquellas enfermedades llamadas tropicales porque prevalecen en los climas cálidos a …. Grados al Norte y al Sur del ecuador (mayoritariamente infecciosas y parasitarias).
Con la creciente urbanización del país, fenómeno común a todos los países del Tercer Mundo, pero especialmente pronunciado en Venezuela, con un 9..% de la población viviendo en ciudades), el problema de la asistencia médica rural se ha transformado, al menos parcialmente, al de asistencia médica en los barrios de las grandes ciudades, acordonadas como están por barrios de "ranchos", que surgieron de invasiones a tierras desocupadas o cerros vecinos (como en Caracas), sin planificación, ni servicios de ningún tipo, y que hoy en día representa un porcentaje apreciable de la población del país.
74a Paradoja: Medicina rural (y tropical) vs. medicina comunitaria de los barrios.
Apreciado maestro y amigo:
Tenía cierto tiempo que no me comunicaba con Ud. En la última oportunidad fue con motivo del caso de EDP que presentó en la edición 179, año IV (23 de Noviembre de 2007), en el Blog Piel-L, el Dr. José Antonio Román, del estado Trujillo, donde lo invitaba a participar el la discusión de esta interesante afección, donde le cupo un papel protagónico al lado de los Drs Convit y Rodriguez Garcilazo, en la descripción inicial de la entidad.
Me voy a permitir enviarle algunas reflexiones sobre estos ingentes, crónicos y aparentemente insolubles problemas que aquejan a los países sub-desarrollados de América Latina especialmente su población marginada, de escasos recursos y pobre, cuando no, carente de educación elemental. Sin pretender ser un experto en materia socio-económica, sino más bien el de una persona preocupada por los avances científicos y tecnológicos de nuestra actualidad, pero también desde la perspectiva de una persona preocupada por el devenir socio-económico de nuestros pueblos.
El problema de la asistencia médica, pasa por el diseño de políticas públicas sanitarias, económicas y sociales que a bien tengan planificadas las autoridades y gobiernos de cada país en particular. Lo que si está claro es que el fenómeno de la pobreza no ha llegado a ser resuelto enteramente en ningún país del continente Latino-Americano. El panorama no puede ser más desolador En Brasil 43,5% de la población gana menos de 2 dólares/diarios y 40 millones de personas viven en pobreza absoluta ; en Ecuador se registra 62,5% de pobres; en Centroamérica son pobres 75% de los Guatemaltecos, 73% de los Hondureños,y 68% de los Nicaragüenses; en Venezuela , al cierre del siglo XX, se estima la pobreza entre 70 y 80% de la población, de modo que estas cifras nos demuestran cuán está comprometida la sustentabilidad social de nuestro desarrollo ( fuente: Klisberg, 2000). Es lo que algunos economistas y sociólogos denominan la sustentabilidad social. Ya para los años 70, el economista y sociólogo Gunnar Myrdal, fue uno de los pioneros en revelar la importancia de la dimensión social, en el proceso de desarrollo, con su famosa obra “El reto de la pobreza mundial”. Myrdal G (2004). The Challenger of World Poverty. Gran Bretaña, Pelikan Books).
La historia contemporánea del progreso humano, ha mostrado que el desarrollo, cualquiera que sea su calificativo, solo es posible cuando la modernización económica para incrementar la producción y el consumo, va acompañada de cambio social, principalmente de la elevación de los sectores poblacionales desposeidos. Cambio social apunta entonces a mayor equidad en la distribución del ingreso, igualdad de la oferta de oportunidades, eliminación de la exclusión, MEJOR SALUD Y EDUCACION, y reformas institucionales que favorezcan a ese estrato poblacional. Lo mencionado anteriormente es lo que constituye la lucha contra la pobreza. . En éste sentido recomiendo igualmente a los lectores, los estudios sobre pobreza y cultura, que viene adelantando la UCAB (Ugalde L, España LP y col. Detrás de la pobreza. Percepciones. Creencias. Apreciaciones. Caracas UCAB 2004). Este estudio nos demuestra una conexión indisoluble entre cultura y pobreza.
Hace aproximádamente tres años, conversaba con un gran amigo de la infancia, actualmente un ingº.civil con gran experiencia y éxito en la construcción de viviendas de utilidad social. Me decía, hablando de los problemas sociales de la comunidad, que cómo era posible que una de tantas administraciones de las que ya ha padecido nuestro sufrido país, haya diseñado una política de “consolidación de barrios”, invirtiendo el estado grandes cantidades de dinero en supuestas mejoras de la calidad de vida de esos cinturones de miseria, que lo que hacían era realmente perpetuarla, en un marco inhóspito e inhumano, cuando lo importante, lejos de consolidarla, era que el estado debía asumir sus obligaciones de diseños de política poblacional, desarrollando e intensificando la descentralización, la cual se encontraba bastante adelantada y creando urgentes polos de desarrollo en múltiples lugares que posee, con terrenos topográficamente planos, acondicionados con vías de comunicación adecuadas, política sanitaria de calidad, agua potable, viviendas higiénicas y dignas, escuelas, etc. Pero para ello, por supuesto, el estado tenía que favorecer, fortificar y estimular a las empresas que eventualmente migraran al interior del país y absorbieran paulatinamente esa mano de obra, que se movilizó en sentido inverso, invadiendo las ciudades pero en condiciones de indignidad total. y que representan ese porcentaje importante de población mencionado en su escrito.
La interrelación entre pobreza y educación es incontrovertible. El único medio de que esa población sumida en la miseria, salga de ese estado de postración es con educación y más educación. Obviamente el factor económico es importante Deben ir sincronizados en la persecución del bienestar común. Decía en Prof. Luis Ricardo Dávila (con motivo de su análisis sobre “Populismo y pobreza ”, Marzo de 2005, ciudad de Mérida, de cara al foro “Pensar la pobreza”) que había que desmontar el mito de la sociedad rica, refiriéndose a Venezuela ( somos un país rico, pleno de potencialidades; tenemos casi un siglo escuchando este “rittornello” y sin embargo vivimos cada vez más hundidos en la pobreza). Y este mito es inherente al discurso populista. Paradójicamente hoy cuando más recursos existen, es cuando deamulan multitudes de pobres.
Con motivo de un interesante escrito del Dr. Mauricio Goihman, en su columna Midrash, del 15 de Diciembre de 2007, tuve la oportunidad de enviarle un escrito relativo al tema “Arranque a ninguna parte ” Después de analizar el impresionante desarrollo económico de la República Popular China y los efectos sobre su sociedad, cerraba mi escrito con una sentencia del Dr. Luis Alberto Machado, resumen de su ensayo: El estado dejará de ser Estado. Cuando el Estado Empobrece a la Nación. Fundación Venezuela Positiva (2006). Pp. 231-236), el cual me permitiré reproducir en su importante columna Paradoja
“Los pobres son pobres porque no han aprendido a dejar de ser pobres”.
“Y El Estado empobrece a la Nación, porque el Estado no les enseña a los pobres a dejar de ser pobres”.
“Hoy podríamos erradicar la pobreza del mundo”
“Pero no la podremos erradicar, con una política de distribuir las riquezas”.
“Si todas las riquezas del mundo se distribuyeran entre todos los pobres del mundo la mayor parte de los ricos volverían a ser ricos y todos los pobres volverían a ser pobres”.
“Justicia social es desarrollar en todo el pueblo y en todos los pueblos la capacidad de producir, conservar y multiplicar las riquezas.
“Esta es la revolución”.
“Esta es la única revolución”
“Esta es la única revolución posible”
“Y esta revolución no se realiza con las armas, sino con la ciencia, es decir, democratizando la ciencia”
Un saludo cordial
Dr. Guillermo Planas Girón
Caracas-Venezuela
Interesantes relfexiones Dr. Planas.
Dr. GUILLERMO PLANAS GIRÓN
Caracas
Hola Guillermo:
No te imaginas lo mucho que aprecio tu razonado comentario a mi «Paradoja».
Me enorgullece -no puedo ocultarlo por falso pudor- que dos de mis más
distinguidos discípulos y amigos como son Mauricio Goihman y tú, compartan
no sólo el mismo grado de sensibilidad social ante la grave situación por la
que atraviesa actualmente Venezuela, sino que salgan a la palestra con ideas
propias y aportando posibles soluciones.
Es trágico que después de 10 años de falsas promesas, populismo,
caudillismo, autoritarismo, corrupción en aumento, criminalidad e
inseguridad en aumento, pobreza en aumento, enfermedades comunicables en
aumento y rampante militarismo, todavía una parte importante de la población
considere siquiera que las ofertas del régimen tienen validez o potencial.
La única explicación para ese engaño continuo de la población está en su
ignorancia. Por lo tanto el esfuerzo a realizar debe estar centrado en
educación … educación … y más educación.
Abrazos,
Francisco Kerdel Vegas
Al leer esta paradoja del Maestro Kerdell, no puedo menos que recordar a mi amado AGO INVISIBLE Arturo Uslar Pietri y su ensayo «Sembrar el petróleo». LO anexo, porque sigue tan vigente como ayer y como homenaje a este ser maravilloso, venzolano insigne.
Sembrar el petróleo
Arturo Úslar Pietri
El martes 14 de julio de 1936 el diario Ahora, que entonces se publicaba en Caracas, insertó en la primera página el siguiente editorial, bajo el título de «Sembrar el petróleo». Fue esta la primera vez que en Venezuela se hacía un planteamiento de esta clase y también la primera aparición de esa consigna de «sembrar el petróleo».
Cuando se considera con algún detenimiento el panorama económico y financiero de Venezuela se hace angustiosa la noción de la gran parte de economía destructiva que hay en la producción de nuestra riqueza, es decir, de aquella que consume sin preocuparse de mantener ni de reconstituir las cantidades existentes de materia y energía. En otras palabras la economía destructiva es aquella que sacrifica el futuro al presente, la que llevando las cosas a los términos del fabulista se asemeja a la cigarra y no a la hormiga.
En efecto, en un presupuesto de efectivos ingresos rentísticos de 180 millones, las minas figuran con 58 millones, o sea casi la tercera parte del ingreso total, sin numerosas formas hacer estimación de otras numerosas formas indirectas e importantes de contribución que pueden imputarse igualmente a las minas. La riqueza pública venezolana reposa en la actualidad, en más de un tercio, sobre el aprovechamiento destructor de los yacimientos del subsuelo, cuya vida no es solamente limitada por razones naturales, sino cuya productividad depende por entero de factores y voluntades ajenos a la economía nacional. Esta gran proporción de riqueza de origen destructivo crecerá sin duda alguna el día en que los impuestos mineros se hagan más justos y remunerativos, hasta acercarse al sueño suicida de algunos ingenuos que ven como el ideal de la hacienda venezolana llegar a pagar la totalidad del Presupuesto con la sola renta de minas, lo que habría de traducir más simplemente así: llegar a hacer de Venezuela un país improductivo y ocioso, un inmenso parásito del petróleo, nadando en una abundancia momentánea y corruptora y abocado a una catástrofe inminente e inevitable.
Pero no sólo llega a esta grave proporción el carácter destructivo de nuestra economía, sino que va aún más lejos alcanzando magnitud trágica. La riqueza del suelo entre nosotros no sólo no aumenta, sino tiende a desaparecer. Nuestra producción agrícola decae en cantidad y calidad de modo alarmante. Nuestros escasos frutos de exportación se han visto arrebatar el sitio en los mercados internacionales por competidores más activos y hábiles. Nuestra ganadería degenera y empobrece con las epizootias, la garrapata y la falta de cruce adecuado. Se esterilizan las tierras sin abonos, se cultiva con los métodos más anticuados, se destruyen bosques enormes sin replantarlos para ser convertidos en leña y carbón vegetal. De un libro recién publicado tomamos este dato ejemplar: «En la región del Cuyuní trabajaban más o menos tres mil hombres que tumbaban por término medio nueve mil árboles por día, que totalizaban en el mes 270 mil, y en los siete meses, inclusive los Nortes, un millón ochocientos noventa mil árboles. Multiplicando esta última suma por el número de años que se trabajó el balatá, se obtendrá una cantidad exorbitante de árboles derribados y se formará una idea de lo lejos que está el purguo». Estas frases son el brutal epitafio del balatá, que, bajo otros procedimientos, hubiera podido ser una de las mayores riquezas venezolanas.
La lección de este cuadro amenazador es simple: urge crear sólidamente en Venezuela una economía reproductiva y progresiva. Urge aprovechar la riqueza transitoria de la actual economía destructiva para crear las bases sanas y amplias y coordinadas de esa futura economía progresiva que será nuestra verdadera acta de independencia. Es menester sacar la mayor renta de las minas para invertirla totalmente en ayudas, facilidades y estímulos a la agricultura, la cría y las industrias nacionales. Que en lugar de ser el petróleo una maldición que haya de convertirnos en un pueblo parásito e inútil, sea la afortunada coyuntura que permita con su súbita riqueza acelerar y fortificar la evolución productora del pueblo venezolano en condiciones excepcionales.
La parte que en nuestros presupuestos actuales se dedica a este verdadero fomento y creación de riquezas es todavía pequeña y acaso no pase de la séptima parte del monto total de los gastos. Es necesario que estos egresos destinados a crear y garantizar el desarrollo inicial de una economía progresiva alcance por lo menos hasta concurrencia de la renta minera.
La única política económica sabia y salvadora que debemos practicar, es la de transformar la renta minera en crédito agrícola, estimular la agricultura científica y moderna, importar sementales y pastos, repoblar los bosques, construir todas las represas y canalizaciones necesarias para regularizar la irrigación y el defectuoso régimen de las aguas, mecanizar e industrializar el campo, crear cooperativas para ciertos cultivos y pequeños propietarios para otros.
Esa sería la verdadera acción de construcción nacional, el verdadero aprovechamiento de la riqueza patria y tal debe ser el empeño de todos los venezolanos conscientes.
Si hubiéramos de proponer una divisa para nuestra política económica lanzaríamos la siguiente, que nos parece resumir dramáticamente esa necesidad de invertir la riqueza producida por el sistema destructivo de la mina, en crear riqueza agrícola, reproductiva y progresiva: sembrar el petróleo.
Besos Dr Francisco,
Raquel Ramos
,Estimados Doctores:
Tambien ha sido un tema de mucha preocupacion para mi este de la pobreza, y en lo que nos toca a nosotros, de la practica de la dermatologia en nuestros paises pobres,, y tuve la oportunidad de presentar una ponencia en el ultimo congreso nacional de Dermatologia en Cartagena.
Como un fenomeno masivo hemos visto que las especialidades medicas como la nuestra se han ido convirtiendo en un Lujo que mucha gente no se puede costear
Muchos de nostros los medicos especialistas, viven, trabajan y se mueven en los estratos altos de nuestras ciudades, que tienen una calidad de vida como de una ciudad europea, y no son concientes de lo que realmente vive la gente del comun de nuestros paises. Esto hace que la formulacion dermatologica frecuentemente este desfasada con el bolsillo del paciente.
se formulan hidratantes costosas, sustitutos del jabon, protectores solares de ultima generacion, productos aclaradores de la piel y anti- edad, a personas que ni siquiera pueden comprar un shampu y lavan el cabello con jabon de lavar ropa ….
Ademas se contribuye a esta sociedad de consumo, promovida por los medios masivos de comunicacion, donde nos inducen a comprar y tener lo que no necesitamos.
Entonces, sea este un nuevo llamado a que cuando formulemos, pensemos que el paciente si puede comprarlo y pueda mejorarse. Todavia hay productos buenos, bonitos y baratos, que alivian las enf dermatologica.
Recordemos, el papel de la formula en el bolsillo del paciente por meses no colabora en su recuperacion..
Cordial saludo,
ANGELA SEIDEL
armenia – colombia