A finales del 2006, el grupo liderizado por Tamás Lasky en Alemania publicó un trabajo en los Proceedings of the National Academy of Sciences de los Estados Unidos (1), que demostró como un inoculo de Leishmanias requiere de parásitos muertos por apoptosis y parásitos vivos para poder ser virulento . La eliminación de los parásitos apoptóticos del inoculo, impidió que las Leishmanias vivas pudiesen sobrevivir dentro de los fagocitos o fallacen en instalar una infección en animales experimentales. Estos investigadores también demostraron que los parásitos apoptóticos inducían la producción de TGF-beta (Factor transformador de crecimiento beta), una importante citocina reguladora capaz de inhibir la activación de la respuesta inmunológica efectora. La conclusión del trabajo fue que los parásitos que mueren por apoptosis, en una forma altruista, permiten la supervivencia intracelular de los parásitos viables. O dicho en otras palabras, la existencia de parásitos muertos en una población de Leishmanias es un factor crítico en la determinación de la virulencia.
Esta conducta altruista dentro de una población había sido descrita en organismos unicelulares, como Dictyostelium discoideum (2), Streptomyces (3) y Bacillus subtilis (4), argumentándose que la ausencia de factores nutricionales inducen muerte de una parte de la colonia garantizando la supervivencia de la población. Factores nutricionales en el insecto vector pudiesen también estar presentes en leishmaniasis.
Pero la pregunta que queda en el aire es si estos mecanismos altruistas están solo presentes en individuos unicelulares y no en metazoas. La conducta altruistas de los seres humanos y otros primates fue el sustento de la sociobiología de los años 80s.
Esta disciplina comenzó su auge en 1975 con la publicación del libro “Sociobiología: la Nueva Síntesis” de E.O. Wilson. En el libro, Wilson demostró lógicamente que los organismos altruistas sobreviven por reproducción a favor de sus genes altruistas, cuando la estrategia de los altruistas no favorece la supervivencia de sus individuos entonces predominan los no altruistas y aumenta su número en la población.
Sin embargo, la aplicación de la sociobiología a la especie humana causó mucha controversia entre los investigadores, siendo acusada de ser una forma más de determinismo biológico. Una perspectiva que anula los factores de libertad que anidan en el ser humano y lo sujeta al mandato de los genes. Stephen Jay Gould y Richard Lewontin argumentan que el determinismo sociobiológíco justifica el control del poder por las élites, y legitima los programas políticos de gobiernos autoritarios.
¿;Podran descubrimientos como los observados Leishmanias revivir la antigua controversia sobre la socio biología? Permanezcan en sintonía porque la discusión ha comenzado.
Bibliografía
1) van Zandbergen G, Bollinger A, Wenzel A, Kamhawi S, Voll R, Klinger M, Müller A, Hölscher C, Herrmann M, Sacks D, Solbach W, Laskay T. Leishmania disease development depends on the presence of apoptotic promastigotes in the virulent inoculum. Proc Natl Acad Sci (USA) 2006, 103: 13837-42
2) Kaiser D. Control of multicellular development: Dictyostelium and Myxococcus. Annu Rev Genet. 1986, 20: 539-66.
3) Wildermuth H. Development and organization of the aerial mycelium in Streptomyces coelicolor. Gen Microbiol. 1970, 60: 43-50.
4) Kaiser D, Losick R. How and why bacteria talk to each other. Cell. 1993, 73: 873-85.